Estados Unidos no legislará el uso de antibióticos en la alimentación animal, al parecer la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos) ha decidido no retirar la penicilina y las tetraciclinas (grupo de antibióticos) de la alimentación animal, a pesar de que inicialmente manifestó su intención de hacerlo. Se mantendrá la utilización de antibióticos con carácter no terapéutico en la alimentación de los animales a pesar de los riesgos de que los microorganismos patógenos puedan generar resistencia y poner en riesgo la seguridad alimentaria, algo sobradamente constatado.
Se pretende realizar una reforma de carácter voluntario, promocionando entre los ganaderos el uso racional de los antibióticos en favor de la salud pública. La noticia no se ha dado a conocer a través de la administración, al parecer se publicó en el plan de trabajo del Registro Federal, algo que delata el poco interés por informar a la población y por cambiar la alimentación animal en pro de la salud de los consumidores. Recordemos que según concluyen algunos estudios, la probabilidad de la utilización de antibióticos con carácter no terapéutico en la alimentación es hasta ocho veces mayor que en el tratamiento de animales enfermos.
La propia FDA manifestó en su momento la intención de retirar la penicilina y las tetraciclinas por el riesgo que suponía para la seguridad alimentaria, el cambio de política ha sorprendido a expertos y grupos ecologistas. Podemos citar como ejemplo el post Carne contaminada en Estados Unidos, en él destacábamos una investigación llevada a cabo por el Translational Genomics Research Institute, las conclusiones mostraban que diferentes variedades cárnicas habían sido contaminadas por la cepa de un patógeno que había desarrollado resistencia a los antibióticos. Conociendo estos resultados y muchos otros obtenidos de diferentes estudios, sorprende saber que la Administración Obama no haya tomado cartas en el asunto, quizá no pueden, no lo consideran importante o existen demasiados intereses económicos en juego.
Ya en 1977 la FDA propuso la retirada de los grupos de antibióticos habitualmente utilizados, casi 35 años después el tema sigue sobre la mesa, pero con la diferencia de que ahora existen muchas más evidencias que antaño sobre la peligrosidad de administrar de forma preventiva los fármacos a los animales. La FDA no mueve ficha, deja en manos de los ganaderos cómo se debe proceder, como decíamos, no se puede hablar de carácter voluntario, si se trata de un riesgo constatado, debería aplicarse una legislación oportuna que prohibiera esta práctica. Es como si pretendieran tomar el pelo los responsables de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos, por un lado, declaran que están realmente preocupados por el tema a pesar de haber puesto en marcha un programa voluntario para dejar de utilizar los antibióticos en animales sanos. La FDA asegura que tiene en cuenta el proceso de regulación y no descarta en un futuro retirar los fármacos si realmente fuera necesario y la medida voluntaria no prosperase.
Es un triste fin para un proceso que intentó iniciarse en 1977, parecía que la entrada del nuevo presidente estadounidense cambiaría las cosas, especialmente porque algunos miembros de su gobierno apoyaban con contundencia la restricción del uso de antibióticos con fines preventivos en la ganadería, tanta fuerza para obtener un mero proyecto con carácter voluntario. Los investigadores y la mayoría de los micriobiólogos aseguran que es prioritario restringir el uso de estos fármacos, ya que de lo contrario se van a crear superpatógenos contra los que será mucho más complicado luchar. Sorprende saber que hasta el 80% de todos los antibióticos que se utilizan en Estados Unidos se administran a los animales sobre todo a través de la alimentación.
Son muchos los organismos nacionales e internacionales, e incluso otros departamentos gubernamentales, los que han pedido poner fin al uso indiscriminado de antibióticos en la alimentación animal, pero la industria ganadera debe tener mucho peso para conseguir que la situación se mantenga igual, no ha convencido tampoco que en Europa esta práctica se hubiera prohibido, claro que en este aspecto ya sabemos que caminamos por senderos diferentes, sea en materia de antibióticos, transgénicos, clonación animal. etc.
En el artículo de Grist nos explican que existe un cierto paralelismo con el BPA o bisfenol A, compuesto utilizado para fabricar plástico policarbonado, un material resistente a los golpes y utilizado habitualmente en la fabricación de diversos productos cotidianos, incluidos envases alimentarios. Recordemos que se ha relacionado el bisfenol A con el desarrollo de distintas enfermedades en los seres humanos y en Europa se ha prohibido su uso. Parece que la FDA no vela por los intereses de los consumidores y sí por los de la industria, recordemos otro ejemplo claro, el caso del salmón transgénico, la FDA ha pretendido aprobarlo de una u otra manera, pero finalmente el Congreso de Estados Unidos lo prohibió y concretamente ató de manos a la FDA para que no diera el visto bueno.
La FDA admite que no tiene poder sobre las industrias que regula, pero en cambio las favorece anteponiendo sus preocupaciones a las de la salud pública, esto es de juzgado de guardia, ¿de qué sirve entonces esta agencia? No nos debe extrañar que varias organizaciones hayan presentado hace varios meses una demanda contra la FDA exigiendo la inmediata restricción del uso de los antibióticos en los animales, para los estadounidenses la demanda es prometedora, ya que los tribunales han mostrado en varias ocasiones interés por los resultados científicos y como sabemos, son concluyentes, los antibióticos utilizados de forma preventiva generan resistencia. Recordemos que las bacterias utilizan los denominados integrotes, unos elementos móviles que permiten transmitir la información genética de la resistencia adquirida de una a otra bacteria, cada generación es más fuerte y resistente.
Una cosa queda muy clara, la FDA ha hecho muy poco para proteger a los estadounidenses de la amenaza del abuso de los antibióticos en la alimentación animal, ahora será cuestión de esperar al veredicto de los jueces, quizá la mano de la industria ganadera es mucho más larga de lo que imaginamos.
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