Estado Mundial de la Agricultura y la Alimentación 2016


Hace un par de días se celebró el Día Mundial de la Alimentación, jornada que este año ha tenido como lema “El clima está cambiando. La alimentación y la agricultura también”, y es que en esta ocasión la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) ha destacado el grave problema que supone el cambio climático para la seguridad alimentaria. Pues bien, uno de los actos relevantes relacionados con esta celebración ha sido la presentación del informe “Estado Mundial de la Agricultura y la Alimentación 2016”, en el que se destaca la relación cambio climático, agricultura y seguridad alimentaria.

En este informe se pone de manifiesto que para la erradicación del hambre y la pobreza, es necesario que el trabajo que se realice vaya de la mano de la transformación del sistema agrícola y alimentario para hacer frente a un mundo más cálido debido al calentamiento del planeta. La FAO comenta que no hay duda de que el cambio climático afecta a la seguridad alimentaria, de hecho, en el convenio firmado en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que se celebró en París, se reconoció que la seguridad alimentaria era un tema prioritario y que era necesaria su salvaguarda.

El año pasado se marcó el camino para un futuro más sostenible en la mencionada conferencia, pero ahora es necesario que los compromisos se lleven a cabo sin más demora, ya que el clima está cambiando rápidamente, siendo cada vez más frecuentes los fenómenos meteorológicos que afectan a la producción alimentaria y a la población. La FAO explica que el impacto del cambio climático en la agricultura y su implicación en la producción de alimentos y la seguridad alimentaria es alarmante, siendo este el tema principal del nuevo informe. Una de las cosas que se evidencian en el documento es la necesidad urgente de apoyar a los pequeños productores en la adaptación al cambio climático, pescadores, agricultores, etc., dependen de actividades que irremediablemente están vinculadas a ello, por lo que son los grupos más vulnerables a la situación del clima cambiante.

Estos productores necesitan un mayor acceso a los mercados, las nuevas tecnologías, la información, las ayudas y créditos económicos para realizar inversiones que permitan adaptar su actividad al cambio climático y poder seguir produciendo alimentos. De lo contrario, se van a comprometer muchas regiones del planeta que en la actualidad ya sufren la inseguridad alimentaria por los cambios que se están produciendo en el clima. La FAO comenta que el impacto del clima pondrá en peligro el progreso hacia un desarrollo sostenible que permita acabar con el hambre y la pobreza en el año 2030, uno de los principales Objetivos del Desarrollo Sostenible con el que se comprometieron 193 líderes mundiales en septiembre de 2015.

Hambre, pobreza y cambio climático deben abordarse conjuntamente, por ello, en este documento se abordan las acciones para adaptar la producción de los pequeños agricultores al cambio climático, así como mejorar la resiliencia de las poblaciones rurales. La ganadería, la agricultura, la pesca, la silvicultura, etc., son actividades responsables de generar una quinta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero, por tanto, es necesario cambiar los sistemas productivos para que sean más respetuosos con el medio ambiente y puedan abastecer de alimentos a la población mundial en las próximas décadas. El Director General de la FAO comenta que «El cambio climático lo que hace es traer de vuelta incertidumbres desde el momento en que todos éramos cazadores-recolectores. No podemos asegurar que nunca más tendremos la cosecha que hemos plantado.»

Esa incertidumbre en la producción alimentaria provoca que los precios de los alimentos sean volátiles, por otro lado, todo el mundo está pagando las consecuencias, no es un problema exclusivo de aquellas comunidades que están siendo más azotadas por los problemas de los cambios del clima. Como decíamos, la FAO propone una serie de medidas descritas como prácticas climáticamente inteligentes en la producción alimentaria, el uso de nitrógeno eficiente y variedades de cultivos que sean tolerantes a las altas temperaturas y la sequía extrema, la gestión de la fertilidad del suelo, el uso responsable del agua, adoptar prácticas más eficientes en la producción ganadera, etc.

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación comenta que los compromisos que se han adoptado deben ponerse en marcha a la mayor brevedad, de hecho, deberían haberse puesto en marcha tras haber finalizado la última ‘Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático’. Parece evidente que de nuevo se va a hablar de este tema y de su carácter urgente en la próxima conferencia sobre el cambio climático de la ONU que tendrá lugar en Marrakech (Marruecos) el próximo mes de noviembre. La hoja de ruta está diseñada y es necesario cumplirla, ya que está en juego la seguridad alimentaria y la capacidad de poder abastecer de alimentos a la población mundial en las próximas décadas.

Merece la pena dar un vistazo al informe y conocer con más detalle los problemas identificados, los compromisos adoptados y las acciones propuestas, buena parte de esta información ya se puso en relieve el año pasado, pero es necesario hacer hincapié debido a la gravedad del problema. A través de este enlace (Pdf) podréis acceder al informe completo del Estado Mundial de la Agricultura y la Alimentación 2016, y en la página oficial de la FAO podréis conocer más detalles sobre la presentación del informe y sus conclusiones.

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