El informe «Estado actual de la pesca en el Mediterráneo 2024» nos muestra una situación compleja en un mar caracterizado por su gran diversidad biológica, así como su alta vulnerabilidad ante factores como la contaminación, el cambio climático y la sobreexplotación pesquera. Estos desafíos han puesto en riesgo a las especies y los hábitats marinos, además de la viabilidad económica y cultural de las actividades pesqueras en la zona mediterránea. A lo largo de las últimas décadas, el Mar Mediterráneo ha sido objeto de múltiples iniciativas de conservación por parte de la Unión Europea y organismos internacionales, pero con resultados mixtos.
El mar Mediterráneo es un mar semi-cerrado que conecta con el Atlántico y el Mar Negro y se compone de varias subcuencas. Su geografía particular y la alta salinidad de sus aguas favorecen una rica biodiversidad, con aproximadamente 500 especies de peces de las cuales muchas son endémicas, sin embargo, esta riqueza biológica también lo hace particularmente sensible a las alteraciones del hábitat. Algunos de los ecosistemas más emblemáticos como los prados de posidonia y los arrecifes de coralígeno, están gravemente amenazados, estos hábitats albergan especies marinas esenciales y desempeñan un papel crucial en el almacenamiento de carbono y en la protección de las costas frente a la erosión.
Recordemos que en 2017 un estudio desarrollado por investigadores del Centro Común de Investigación (JRC), advertía que el riesgo de sobrepesca en el Mediterráneo podría alcanzar un punto de no retorno, siendo imposible la recuperación del ecosistema y los recursos marinos. Este informe llegaba un año después de que se pusiera en marcha el programa MedFish4Ever, con la finalidad de reconstruir el sector pesquero y atajar la crisis del Mar Mediterráneo, y tras leer en nuevo informe facilitado por el Parlamento Europeo, se puede decir que los avances han sido poco significativos.
Desafíos ambientales que afectan la pesca en el Mediterráneo
Contaminación: La característica semi-cerrada del Mediterráneo facilita la acumulación de desechos y especialmente de plásticos, que constituyen entre el 80 y el 90 % de los residuos marinos en la región. La contaminación procede de múltiples fuentes tanto terrestres como marinas, desechos industriales, agrícolas y domésticos, de actividades marítimas y de extracción de recursos, siendo un problema que afecta a todas las especies a lo largo de la cadena alimentaria, y por supuesto, también a los seres humanos.
Cambio climático: La región mediterránea experimenta un calentamiento hasta un 20% más rápido que el promedio mundial, lo que amenaza a las especies que están adaptadas a las aguas frías, limitando sus posibilidades de migración y por tanto, aumentando su mortalidad. Del mismo modo, el aumento de la temperatura favorece la expansión de especies invasoras y acelera la acidificación del agua, lo que afecta a organismos como los corales y los moluscos, que son esenciales para la estabilidad de los ecosistemas.
Especies invasoras: La apertura de rutas comerciales como el Canal de Suez han facilitado la entrada de especies no autóctonas que ahora superan el millar en el Mediterráneo. Más de la mitad de estas especies han logrado establecerse de manera permanente, generando efectos perjudiciales sobre la biodiversidad y en algunos casos, representando una amenaza para la seguridad alimentaria.
Sobreexplotación de los recursos pesqueros: Aunque la sobrepesca se ha reducido en los últimos años, el 58% de las poblaciones pesqueras siguen siendo explotadas a niveles insostenibles. Esto impacta directamente en la economía de las comunidades costeras y amenaza la continuidad de especies fundamentales como la sardina, el atún rojo y el pez espada, aunque hay que decir que este último ha mostrado algunos signos de recuperación.
En 2017 aparecía otro estudio del Centro Común de Investigación (JRC) en el que se apuntaba que las especies de peces más grandes que habitan en el Mar Mediterráneo, eran las más vulnerables y amenazadas por la sobrepesca. Según este documento, hasta el 93% de las poblaciones de peces estaban siendo sobreexplotadas y algunas estaban en un punto de colapso o agotamiento peligroso. De nuevo se constata que no se han realizado los avances esperados, y es que en nuestra opinión, existen demasiados intereses políticos y económicos que entorpecen la preservación de las especies y la pesca sostenible.
El problema afecta a todo tipo de especies, recordemos que en 2023 hablábamos del riesgo de extinción de la población de erizos de mar en Sicilia debido al cambio climático, la sobrepesca, la pesca ilegal y la demanda del sector de la gastronomía. Los expertos advertían que si no se tomaban y se seguían las medidas oportunas, se perdería un manjar culinario muy valorado, pero a día de hoy, las medidas han sido insuficientes.
La pesca en el Mediterráneo ha disminuido de manera significativa, de los más de 30.000 barcos pesqueros de la UE que operan en el Mediterráneo, la mayoría son de pequeña escala y suponen más de la mitad del empleo en el sector, aunque con márgenes de beneficio muy limitados. La flota pesquera de mayor escala constituye sólo el 20%, pero es responsable del 85% de las capturas por peso.
La Unión Europea a través de su Política Pesquera Común, ha implementado medidas que incluyen planes plurianuales de conservación y límites de captura para ciertas especies. A nivel internacional, la cooperación de la UE con organizaciones como la Comisión General de Pesca del Mediterráneo (CGPM) y la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT) ha sido esencial para el establecimiento de medidas para la recuperación de especies vulnerables y la creación de áreas restringidas de pesca para proteger los hábitats.
El futuro de la pesca en el Mediterráneo depende de la aplicación efectiva de políticas de conservación y del equilibrio entre las actividades humanas y la protección de los ecosistemas. Los recientes esfuerzos de la UE incluyen la implementación de planes para 2025 que buscan establecer límites de captura permanentes, así como medidas específicas para especies en peligro. Por otro lado, el Parlamento Europeo sigue jugando un papel clave al adoptar resoluciones para hacer frente a los desafíos ambientales, promover la sostenibilidad y proteger el sector pesquero.
El informe «Estado actual de la pesca en el Mediterráneo» al que podéis acceder a través de este enlace (Pdf), es un recordatorio urgente de la necesidad de llevar a cabo una gestión integrada, y de una cooperación regional efectiva para la conservación de la región. El informe concluye que la sostenibilidad en la pesca y la preservación de los ecosistemas marinos protegerán la biodiversidad y el bienestar de las comunidades que dependen de estos recursos. Es una incoherencia, cada cierto tiempo en el Parlamento Europeo se habla de la necesidad urgente de tomar medidas para garantizar que se pueda seguir disfrutando de las especies de peces comerciales en el futuro, pero en la práctica y como ya hemos comentado, pesan más los intereses económicos y políticos que esa necesidad urgente de adoptar medidas adicionales.
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