Hay un poco de confusión con los espárragos, concretamente entre espárragos trigueros y espárragos verdes. Aunque muchas veces denominan a los espárragos de cultivo ‘espárragos trigueros’ (voluntaria o involuntariamente) en realidad no lo son, los espárragos de cultivo son los conocidos espárragos verdes y los espárragos trigueros son los que crecen silvestres.
Los espárragos verdes los podemos encontrar en el mercado todo el año precisamente por eso, porque se cultivan para satisfacer a los consumidores sea primavera, verano, otoño o invierno. Por el contrario, los espárragos trigueros sólo los podemos encontrar con el inicio de la primavera.
Reciben este nombre desde hace muchos años porque se recolectaban en los campos de trigo antes de que brotara el cereal. Actualmente casi se han perdido las esparragueras en zonas de cultivo, pero se encuentran esparragueras que nos ofrecen sus brotes en caminos, en tierras secas y pedregosas, junto a los árboles…
Ambos espárragos son de la familia Asparagáceas, el espárrago verde pertenece a la especie Asparagus officinalis (luego hay híbridos) y los espárragos trigueros, además de esta especie se pueden encontrar en regiones mediterráneas, entre otras, Asparagus albus, Asparagus acutifolius y Asparagus aphyllus.
A simple vista, la principal diferencia entre espárragos trigueros y verdes, es que los primeros son más finos que los cultivados, y a la hora de degustarlos, se perciben también diferencias en el sabor, siempre suele ser más valorado un alimento silvestre que cultivado. En este caso, los espárragos trigueros son algo más amargos y ofrecen un sabor más intenso.
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