Según los datos obtenidos a partir de un modelo de escenario climático del sector cárnico desarrollado por FAIRR (red colaborativa de inversores que trabaja para crear conciencia sobre los riesgos y las oportunidades en relación a la producción ganadera intensiva), es necesario que el sector cárnico se adapte al cambio climático para evitar una grave crisis económica. Según el modelo predictivo, esta industria podría perder miles de millones de dólares en un escenario con un aumento de las temperaturas globales en 2º C para el año 2050.
FAIRR comenta que el impacto del cambio climático según las previsiones proporcionadas por el IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) y el rápido crecimiento del mercado de las proteínas alternativas a las de la carne, provocará que muchas compañías que trabajan en el sector de la carne se enfrenten a la ruina. No es extraño, por tanto, que el debate sobre la sostenibilidad del actual negocio de la carne haya adquirido una gran relevancia en el seno de la Unión Europea, o que cada vez sean más los eurodiputados que den más valor e importancia a las proteínas alternativas.
Claro, que este mayor interés no se refleja en los planes establecidos, como la Estrategia del Campo a la Mesa de la CE, enmarcada en el Pacto Verde Europeo (The European Green Deal). Recordemos que el mes pasado varias organizaciones no gubernamentales firmaron una carta enviada a cuatro comisarios de la Comisión Europea, solicitando que en la mencionada estrategia se abordase el tema de la carne y los productos lácteos, debido a que son alimentos que tienen un gran impacto ambiental y son promotores del cambio climático. Sin embargo, la CE ha obviado llevar a cabo una estrategia para reducir la producción de estos alimentos y sigue financiando campañas publicitarias para promocionar el consumo de carne y productos lácteos.
Curiosamente, en la Estrategia del Campo a la Mesa (Farm to Fork Strategy) se plantean otras alternativas, como el uso de aditivos innovadores en piensos para la ganadería a fin de reducir la huella de carbono, la producción y uso de nuevas fuentes sostenibles de proteínas, como las procedentes de las algas, los microorganismos o los insectos, etc., pero, claramente se muestra una firme intención de no reducir la producción ganadera y para muchos expertos, a la larga esto es un grave error.
El modelo predictivo de FAIRR se utilizó con cinco empresas cárnicas líderes como Tyson Foods, JBS o BRF, y proveedores de cadenas de comida rápida como McDonald’s y Burger King. En este modelo se incluyeron como riesgos el aumento del precio de la electricidad debido a la fijación del precio del carbono (concepto nacido de la necesidad de tener en cuenta el daño social, ambiental y económico asociado a los gases contaminantes), el mayor coste de la alimentación del ganado debido al bajo rendimiento de los cultivos, la mayor mortalidad del ganado provocada por el estrés asociado al aumento de las temperaturas, etc.
El modelo predictivo también se ha configurado para conocer la evolución de las proteínas alternativas como, por ejemplo las hamburguesas y otras alternativas a la carne de origen vegetal. Según los resultados de este modelo, en 2050 este tipo de alimentos acaparará al menos un 16% del actual mercado de la carne, pero podría llegar hasta el 62% en función de factores como la adopción de nuevas tecnologías, las tendencias de los consumidores, la introducción del impuesto del carbono en la carne, etc. Merece la pena recordar que, según un estudio presentado hace tres años por FAIRR (Farm Farm Investment Risk and Return), la introducción de un impuesto en los productos cárnicos a nivel internacional será inevitable, de ahí que se hayan introducido como variable en el modelo predictivo.
Los responsables de FAIRR comentan que el cambio climático es una realidad, como también los son sus impactos financieros, explican que el modelo predictivo que han realizado servirá para que los inversores vean cuál es el panorama, y para que el sector ganadero y cárnico en general se tome en serio la adaptación al cambio climático, ya que de lo contrario se enfrentan a una quiebra inevitable en su modelo de negocio. Lo cierto es el cambio en el clima tiene, y tendrá de forma más acusada, impacto en todos los sectores, aquellas empresas que no sean capaces de gestionar una transición hacia una economía baja en carbono, afectarán negativamente a los rendimientos de los inversores.
La información arrojada por FAIRR puede impulsar un mayor compromiso con las compañías productoras de proteínas sobre cómo se están preparando estratégicamente para las consecuencias del cambio climático, pero creemos que también es un modo de dirigir a los inversores hacia aquellos modelos de negocio que les aportarán beneficios, como es el caso de las proteínas vegetales, de laboratorio y demás a las que el modelo predictivo les da un espectacular crecimiento.
Por cierto, sorprende saber que sólo tres de cada 43 empresas líderes del sector cárnico están llevando a cabo un análisis de distintos escenarios climáticos para adaptarse y poder mantener sus negocios, el resto, como indica FAIRR, hacen oídos sordos al problema al que se enfrentan. Quizá, la adaptación que esta industria está llevando a cabo sea cambiar su modelo de negocio gradualmente, recordemos que cada vez son más las compañías cárnicas que invierten en productos alimenticios alternativos, sean creados por otras empresas o iniciando un modelo de negocio propio.
Os recomendamos acceder al informe de FAIRR y conocer con detalle el modelo predictivo realizado y todas las conclusiones que se han obtenido.