Es habitual encontrar en el mercado alimentario alimentos y bebidas con un elevado contenido en grasas, sal o azúcares que incluyen en su envase declaraciones de propiedades saludables, “enriquecido con vitamina B”, “refuerza el sistema inmunológico”, “contenido elevado en fibra alimentaria”, etc. Son mensajes que otorgan a estos productos un halo saludable que engaña a los consumidores sobre su contenido nutricional real, así lo denuncia la BEUC (Organización Europea de Consumidores), apuntando que es necesario eliminar del mercado las declaraciones falsas de los alimentos.
Esta organización comenta que la Comisión Europea debería publicar los perfiles nutricionales, es decir, los requerimientos nutricionales que deben cumplir los productos alimenticios para incluir en sus etiquetas alegaciones sobre las propiedades nutricionales o su carácter saludable, ya que con ello se garantizaría que las declaraciones de propiedades saludables sólo estarían presentes en aquellos productos alimenticios y bebidas que las tengan, siendo principalmente productos con un reducido contenido en grasas, azúcares y sal, lo que más escasea en los lineales de los supermercados.
La BEUC puso en marcha una campaña con la intención de que la CE llevara a cabo su labor, hay que recordar que según el Reglamento CE 1924/2006, en el año 2009 se procedería a crear los perfiles nutricionales, pero los años pasan y la pasividad de la Comisión Europea es evidente. En esta campaña se denunciaba que las declaraciones de propiedades saludables presentes en los productos condicionaban a los consumidores y tomaban decisiones erróneas, y es que no tiene sentido que un alimento cargado de azúcares añadidos se anuncie como saludable por su contenido en fibra, vitaminas, etc.
El año que viene se cumplirán 10 años de retraso en la publicación de los perfiles nutricionales, no es algo que afecte únicamente a los consumidores, también afecta a las empresas que trabajan honestamente, ya que la ausencia de estos perfiles socaba la igualdad de condiciones que la industria alimentaria necesita para poder competir de forma equitativa e innovar en salud. A esto hay que sumar que es imposible pedir a la industria alimentaria que invierta en innovación y negarle al mismo tiempo la seguridad jurídica y las condiciones de igualdad que necesitan para realizar las inversiones, algo que comentábamos aquí.
BEUC denuncia que varios productos alimenticios dirigidos a la población infantil son los “más delincuentes” ya que a pesar de sus altos niveles de azúcares añadidos, incluyen declaraciones de propiedades saludables. Una bebida que contenga una elevada cantidad de azúcar no debería poder presentarse como ‘buena’ por ser rica en calcio y vitaminas, pero a pesar de lo evidente que resulta, estas declaraciones se siguen utilizando con toda impunidad, siendo una herramienta de marketing en lugar de un indicador fiable del carácter saludable.
La campaña de esta organización que se realiza en las redes sociales, pone en alerta a los consumidores sobre productos como Cola Cao de la multinacional española de alimentos Idilia Foods, Nesquick de Nestlé, o Actimel Kids de Danone, producto que se anuncia en países como Alemania como rico en vitamina D, a pesar de tener un alto contenido en azúcar. Merece la pena recordar que en mayo del año pasado, una coalición de organizaciones de salud y compañías alimentarias envió una carta a la Unión Europea solicitando con urgencia la puesta en marcha y adopción de los perfiles nutricionales, carta que firmaban Danone y Nestlé y que podéis constatar aquí, pero a día de hoy, presentan productos poco saludables que aparecen con declaraciones saludables.
Si estas empresas respaldan la introducción de los perfiles nutricionales, ¿por qué no han dejado de utilizar mensajes fraudulentos que confunden al consumidor?, no tiene sentido respaldar una petición y seguir actuando ‘de mala fe’. Es necesario acabar con esa aureola saludable que se otorga a estos productos poco saludables con las declaraciones engañosas, y especialmente en aquellos productos que están dirigidos a la población infantil. Por poner un ejemplo, es difícil que unos padres imaginen que unos cereales para bebés que se anuncian como ricos en hierro, zinc y vitaminas, contengan nada menos que un 30% de azúcares añadidos. Y ¿cómo imaginar que ‘el primer yogur’ dirigido a los bebés también esté cargado de azúcar?
En la parte superior del producto, con letras grandes y mensajes llamativos, aparecen esas declaraciones saludables que captan y engañan a los consumidores, en la parte trasera y en letra pequeñita se informa de los niveles de azúcar, grasas o sal. Por ello, y como ya explicábamos en este post, hay que ignorar esos mensajes y leer las etiquetas nutricionales y la composición de los alimentos. Una norma que ayudará a elegir mejores productos alimenticios es, precisamente, comprar los que no tienen mensajes que aleguen que son saludables, la mayoría no necesitan ni etiquetas de ingredientes. Os invitamos a conocer más detalles de la campaña a través de la página oficial de BEUC.
Foto 2 | SinAzucar.org