Es difícil imaginarse un Big Mac de Mc Donald’s en un envase como el que podéis ver en la fotografía, similar al envase genérico de las cajetillas de tabaco que se va a implantar el año que viene en el Reino Unido. Es un envase en el que sólo destaca la marca, el resto estará plagado de advertencias de salud y fotografías impactantes sobre los efectos de abusar de los productos de las cadenas de comida rápida.
Aaron Schultz, el fundador en Tasmania (Australia) de un movimiento que lucha para que los anuncios de comidas no saludables no se asocien al mundo del deporte, considera que así deberían ser los envases de la comida que se ofrece en las cadenas de fast food, envases con advertencias sanitarias similares a las del tabaco. Asegura que los consumidores deben saber qué efectos puede tener en la salud el abuso de fast food y nada mejor que unas advertencias gráficas en un envase que no resulte atractivo a los ojos de niños y adultos.
Aaron Schultz critica la falta de etiquetado y la falta de información que permita a los consumidores tomar decisiones informadas. Este activista quiere alternativas que permitan a los consumidores conocer exactamente toda la información sobre la composición de una hamburguesa o cualquier otro producto, e incluso poder conocer la procedencia de los alimentos, es decir, que se muestre la trazabilidad de los productos.
La medida que propone es extrema y controvertida, en la fotografía podéis ver una caja de hamburguesa con la imagen de dos niños con sobrepeso, y en el lateral una advertencia sobre las consecuencias de consumir este tipo de comida. Con esta acción quiere que los restaurantes de comida rápida cambien el modo en el que promocionan sus productos a la infancia, el activista está preocupado porque una cuarta parte de los niños de entre 5 y 17 años de Australia sufren sobrepeso u obesidad, considera que se debe hacer algo con urgencia para evitar que las cifras sigan incrementándose y para ello nada mejor que una campaña que pida la inclusión detallada de los ingredientes de la comida rápida.
En realidad un envase genérico no es el objetivo, sino una medida de presión para obligar a las empresas a que se facilite toda la información sobre los alimentos. Es como el chiste del niño que le dice a sus padres que deja los estudios porque ha dejado embarazada a su novia de trillizos y se va a vivir con ella, para luego darles la mala noticia real, y que vean que no es tan grave suspender dos asignaturas en el colegio…
A Aaron Schultz le molesta enormemente que marcas de productos que no son saludables estén implicadas en el mundo del deporte, que se anuncien, patrocinen e intenten asociar sus productos a algo tan saludable como el ejercicio físico. Hay quien asegura que aunque los consumidores tienen derecho a estar informados sobre los productos que consumen, es difícil que un Gobierno obligue a las empresas a incluir en los envases de comida rápida advertencias sanitarias.
La única razón por la que un Gobierno llevaría a cabo esta acción, sería en el caso de creer que los consumidores tienen tan poca cabeza que no sabrían que abusar de estos productos es perjudicial para la salud. Además, muchas personas no tendrían en cuenta ni los consejos, ni las fotografías impactantes, seguirían disfrutando del producto tal y como lo hacen los fumadores cuando compran cajetillas de tabaco genéricas. Aunque las tasas de tabaquismo han disminuido desde que se implantó en Australia el envase de tabaco genérico en el año 2012, no queda claro si ha sido por el cambio de envase o porque el tabaco ha subido de precio.
La fotografía del Big Mac de McDonald’s en un envase genérico fue compartida en Facebook y de momento ya ha recibido más de 59.700 “Me gusta”. Según leemos en este artículo de Daily Mail, el periódico se ha puesto en contacto con la cadena de comida rápida para conocer su opinión sobre el tema, es posible que ni siquiera contesten, ya que quizá lo mejor es no dar protagonismo al tema.