Periódicamente se dan a conocer nuevos avances en el campo de los envases alimentarios inteligentes, envases que ofrecen, con un simple vistazo, información sobre el estado y grado de calidad de los alimentos que contienen. Hace un par de años hablábamos del sensor para envases cárnicos, un sistema basado en la detección de gases y productos químicos resultantes de la actividad de los microorganismos patógenos. La degradación de la carne en su primera etapa es difícil de detectar, pero este tipo de envases nos alertaban de ello con un cambio de color, es una forma de garantizar las perfectas condiciones de la carne.
Hoy conocemos una nueva investigación en la misma línea y que permite el desarrollo de envases inteligentes de alimentos para detectar y alertar sobre el estado de carnes y pescados. El trabajo desarrollado por el instituto Fraunhofer y subvencionado por Ministerio Federal Alemán de Educación e Investigación (BMBF), ha dado a conocer un nuevo material o película inteligente que cambia de color del mismo modo que lo hace el sensor para envases cárnicos.
El principio es el mismo, la detección de las aminas (compuestos químicos orgánicos) y dependiendo de la cantidad, el envase muestra diferentes tonalidades, así, un envase que presente un sensor de color amarillo indicará que la carne o el pescado están en perfectas condiciones, el color azul indicaría que los alimentos han empezado a degradarse y están en mal estado.
Como podemos comprobar, el sistema es muy similar al desarrollado para los envases exclusivamente cárnicos, cambia el color rojo por el azul y además se incluye un nuevo grupo de alimentos, el pescado. El color amarillo (óptimo) varía según el grado de aminas emitidas, la fotografía muestra claramente las variaciones de color del nuevo film introducido en un envase y puede alertar a aquellos consumidores que son especialmente intolerantes o que son susceptibles a la aminas, mejorando por tanto la seguridad alimentaria.
Este tipo de tecnologías ofrecen un control real del estado de los alimentos y el sistema es muy económico, pudiéndose implantar con facilidad y sustituyendo a otro tipo de sensores electrónicos más caros y complicados que terminan siendo uno de los condicionantes del encarecimiento de los productos. El sensor no entraría en contacto directo con la carne o el pescado, estaría separado por una capa o barrera permeable para poder detectar las aminas.
Es posible que el nuevo detector no sea tan aceptado como se podría esperar por la industria alimentaria, sobre todo si no se dispone de envases para alimentos que logren ampliar la vida útil de producto, quizá un sensor de estas características utilizado en un envase tradicional obligaría a la industria a retirar los alimentos mucho antes de lo que se retiran actualment,e ya que como sabemos, el condicionante actual para ello es el consumo de fecha preferente o fecha de caducidad, información que no garantiza al 100% que los alimentos estén en perfectas condiciones, algo que no ocurriría con unos nuevos envases inteligentes.
Puedes conocer más detalles sobre la investigación a través del artículo publicado en el instituto Fraunhofer.