Hoy ha entrado en vigor la nueva ley que prohíbe las grasas trans en Canadá, ley que fue anunciada el año pasado a fin de dar tiempo a las empresas alimentarias para que introdujeran los cambios oportunos a fin de no utilizar la hidrogenación, proceso por el que los aceites se transforman en grasas sólidas, a través de un catalizador y la adición de hidrógeno a altas presiones y temperaturas.
Este proceso permite saturar los enlaces insaturados del aceite aumentando su punto de fusión, esta solidificación de los aceites proporciona mayor estabilidad oxidativa, ya que se eliminan los ácidos linoléico y linolénico, responsables del deterioro de un alimento por oxidación, por lo que se otorga mayor textura y “frescura”, algo que resulta especialmente atractivo para la industria alimentaria. Claro, que como contrapartida, y a consecuencia de la ingesta de grasas trans, se produce un aumento de la concentración de lipoproteínas de baja densidad y una disminución de la cantidad de lipoproteínas de alta densidad (o “colesterol bueno”) en la sangre, lo que incrementa el riesgo de sufrir diferentes enfermedades cardiovasculares.
Los aceites parcialmente hidrogenados son una fuente dietética de grasas trans artificiales que a partir de ahora se prohíben tanto en los productos alimenticios que produce el país, como en los que importa, así como en los que se preparan en restaurantes y en otros establecimientos de comidas. La prohibición no afecta a los productos ya elaborados, es decir, se podrán seguir comercializando hasta fin de existencias, siempre que se hayan fabricado antes del 17 de septiembre.
Con esta prohibición, el Gobierno canadiense pretende reducir la tasa de enfermedades asociadas a la ingesta de alimentos que contienen grasas trans, además de mejorar la dieta y la salud de la población. Recordemos que se enmarca en la estrategia global para reducir el consumo de grasas trans en el mundo, y que en el año 2015 la prohibición se introdujo en Estados Unidos, en 2016 el Parlamento Europeo aprobó un proyecto de resolución legislativa para establecer los límites del uso de grasas trans en los productos alimentarios, y este año la OMS (Organización Mundial de la Salud) presentaba la nueva guía REPLACE para mostrar cómo evitar que se generen grasas trans en los procesos industriales al elaborar ciertos productos alimenticios, con la intención de que se abandonen completamente en la elaboración de alimentos.
Hay que decir que la prohibición no se aplica a las grasas trans de origen natural, como la carne y los productos lácteos procedentes de animales rumiantes. Y como decíamos, la iniciativa del gobierno canadiense surge fruto de la preocupación del aumento de las enfermedades del corazón, una de las principales causas de muerte en Canadá, recordemos que la OMS explica que una elevada ingesta de ácidos grasos saturados y ácidos grasos trans, son una de las principales causas de sufrir enfermedades no transmisibles y muerte, por ello, realizó un llamamiento a todos los gobiernos para que adoptasen las medidas oportunas y eliminasen, en la media de lo posible, este tipo de grasas.
Obviamente, los expertos en salud han recibido con alegría la medida enmarcada en la estrategia federal de la alimentación saludable, esperando ver buenos resultados y beneficios en la salud de la población. Según leemos aquí, la supresión de las grasas va a cambiar el sabor de los productos alimentarios favoritos de muchos canadienses y parece que la medida no ha sido muy bien acogida, pero antes o después se acostumbrarán y la salud lo agradecerá. Podéis conocer todos los detalles de la prohibición a través de este artículo publicado en Health Canada.
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