Como os comentábamos ayer, hoy empieza la Semana Mundial Sin Carne 2019, celebración promovida por la organización World Meat Free Week con el propósito de concienciar a la población sobre la necesidad de reducir el consumo de carne y las consecuencias que tiene para el medio ambiente la ganadería industrial. Pues bien, con motivo de esta celebración, Amigos de la Tierra ha puesto en marcha la campaña #EnsuPuntoJusto: Menos Carne, Mejor Carne.
Con esta campaña se invita a la población a que reduzca el consumo de carne de producción industrial y que apueste por la carne procedente de la ganadería ecológica y extensiva, exigiendo a las administraciones políticas que estén basadas en los principios agroecológicos, es decir, en la conservación de los recursos agrícolas y naturales, como el agua, el suelo, la energía, la variedad genética, etc., que se tenga en cuenta la minimización del uso de productos fitosanitarios, que se lleven a cabo prácticas sostenibles en el sistema productivo, y que el respeto al medio ambiente esté siempre presente, es decir, aplicar un enfoque holístico.
En este sentido, nos gustaría recordar un estudio desarrollado por expertos de la Universidad de Oxford y el Bard College, en el que se buscaba analizar los cinco métodos de producción ganadera para conocer cuál era el más respetuoso con el medio ambiente. Según sus conclusiones, ningún sistema es tan bueno como para permitir que siga aumentando la producción y el consumo de carne, por tanto, y en base a estos resultados, la ganadería ecológica y extensiva podría ser una buena apuesta en un modelo de transición hacia una dieta con un menor consumo de carne, al menos hasta que lleguen alternativas como la carne de cultivo celular, pero también se podría abogar por los nuevos sustitutos de la carne, alimentos elaborados con ingredientes 100% vegetales, cuyo perfil sensorial se acerca mucho al de la carne.
El caso es que la ganadería industrial tiene un enorme impacto y contribuye en algunos de los problemas ambientales y sociales más críticos a los que se enfrenta la Tierra, como el calentamiento del planeta y el cambio climático, o los desplazamientos forzosos de distintas comunidades. Amigos de la Tierra cita como ejemplo las 9.000 familias que son desplazadas cada año en Paraguay por la necesidad de tierras para poder cultivar alimentos con los que elaborar el pienso para el ganado, o la deforestación en el Amazonas con el mismo propósito. Al respecto, merece la pena retomar la lectura de este post sobre los problemas asociados a la ganadería industrial y al consumo excesivo de carne.
Según la organización ecologista, nuestro país es un claro ejemplo de los impactos de la ganadería industrial y su inviabilidad social y ambiental. En España se produce tres veces más carne de la que consumen sus habitantes, algo debido a la exportación a otros países del mundo. Viene al caso retomar la lectura del post La insostenible huella de la carne en España, se trata de un informe elaborado por Greenpeace que muestra la situación de nuestro país en la producción y consumo de carne.
El elevado volumen de producción trae consigo la contaminación de suelos y acuíferos, el agua es envenenada de forma directa o indirecta por purines, antibióticos, productos fitosanitarios, etc., hay que añadir que buena parte de estos contaminantes terminan llegando a nuestros mares y océanos. Amigos de la Tierra cita como ejemplo por la contaminación de las macro granjas, que 142 municipios catalanes no cuentan con agua potable, y en Aragón, un 20% de la población está expuesta al agua contaminada. Se considera necesario cambiar el actual modelo agroalimentario, por ello, se insta a los gobiernos y empresas privadas a abogar por una producción y consumo de carne respetuoso con el medio ambiente a través de un modelo de ganadería que sea capaz de conservar nuestros ecosistemas y recursos.
Lo cierto es que a las empresas les cuesta mucho cambiar su modelo de explotación, ya que pesan más los beneficios económicos que los beneficios para el medio ambiente o la salud, por eso son los consumidores quienes realmente pueden forzar un cambio, basta con dejar de comprar carne de producción industrial. A pesar de que se ha documentado bien el impacto de la producción industrial y consumo de carne, las administraciones públicas parecen ajenas a la situación, ya que siguen sin tomar nota de lo insostenible que es el patrón de producción y consumo. La organización ecologista habla de la dieta planetaria, dieta que aboga por una reducción del consumo de proteína animal en favor de la proteína vegetal. Recordemos que este modelo de dieta fue presentado por la Comisión EAT– Lancet, formada por 37 investigadores de diferentes disciplinas y de prestigio internacional, cuyo objetivo es alcanzar un consenso científico que defina qué es una dieta saludable y sostenible.
En definitiva, la Campaña #EnsuPuntoJusto de Amigos de la Tierra propone la reducción del consumo de carne y de productos lácteos, apostando por un mayor consumo de proteínas vegetales, y si se consume algo de carne, que proceda de la ganadería agroecológica.