Sabemos que una dieta rica en grasas no es saludable, se aumenta de peso con riesgo de sufrir sobrepeso y obesidad, se incrementan las probabilidades de sufrir enfermedades como la diabetes, la hipertensión, la hipercolesterolemia, etc. Hay quien puede tomarse un pequeño descanso en la dieta habitual y decidir disfrutar durante unos días de esos alimentos ricos en grasas como los que ofrecen las cadenas de comida rápida, los productos de bollería, etc. Algunas personas creen que pueden matar el gusanillo y disfrutar de estos alimentos por unos días sin que afecte al organismo, pero la realidad es que un consumo a corto plazo podría tener un impacto negativo en el metabolismo a largo plazo.
Una nueva investigación desarrollada por expertos del Colegio VirginiaTech de Virgina (Estados Unidos), concluye que en sólo cinco días una dieta rica en grasas afecta al metabolismo. Parece ser que los músculos son los primeros en sufrir las consecuencias de esta pequeña excepción en la dieta habitual, afectando a la forma en la que metabolizan los nutrientes que están recibiendo a través de una alimentación rica en grasas. Los expertos explican que se trata del primer estudio que demuestra que el cambio de dieta afecta rápidamente al organismo, mucho más rápido de lo que hasta el momento se creía.
Sea por disfrutar de unas pequeñas vacaciones o por unos días de celebración, cambiar la dieta habitual por una dieta rica en grasas tiene un impacto significativo y rápido en el organismo. El nivel de glucosa en sangre se eleva, los músculos (que son un 30% de nuestro peso) la procesan para obtener energía o para almacenarla, pero el cambio de dieta provoca la interrupción de la metabolización habitual.
En la investigación se ha descubierto que tras cinco días disfrutando de una dieta rica en grasas, se produce una interrupción de la capacidad de los músculos para metabolizar la glucosa, algo que puede provocar que el organismo sea incapaz de responder a la insulina, hormona que interviene en el aprovechamiento metabólico de los nutrientes, permitiendo a las células disponer del aporte necesario de glucosa.
En la investigación participaron un grupo de universitarios sanos que tomaron una dieta rica en grasas, formada por alimentos como los embutidos, ricos en mantequilla como la bollería industrial, galletas y pasta como los macarrones con queso, con ello se lograba incrementar el porcentaje de grasa que se aportaba diariamente al organismo. En una dieta normal, el aporte de grasa ronda el 30%, pero en el caso de los estudiantes, sus dietas rondaban el 55% de grasa, hay que decir que la ingesta calórica total era la misma que con la dieta que mantenían normalmente.
Posteriormente se procedió a analizar cómo los músculos metabolizaban la glucosa, constatando que se habían producido cambios, hay que apuntar que los estudiantes no sufrieron un aumento de peso, tampoco se detectó que el organismo tuviera algún signo de resistencia a la insulina, lo que muestra que los músculos son los primeros en sufrir el cambio de dieta y en muy poco tiempo, los expertos explican que ahora es necesario investigar cómo estos cambios que se producen a corto plazo podrían afectar negativamente al organismo a largo plazo. También se quiere analizar cuánto tiempo se tarda en revertir los cambios que han sufrido los músculos en el proceso de metabolización cuando las personas vuelven a seguir con su dieta baja en grasas.
Podéis conocer más detalles de este estudio publicado en la página web del Colegio VirginiaTech, a través de este artículo publicado en la revista científica Obesity.
Foto | chief_huddleston
2 comentarios
Creo que este artículo resulta confuso y puede dar lugar a equivocaciones y malentendidos. De su lectura se desprende que las grasas son malas para el organismo. Sin embargo, lo que estamos leyendo aquí es que un grupo de estudiantes se atiborró de comida basura durante unos días para llevar a cabo un estudio. Se habla de embutido, de bollería industrial y de pasta (¿la pasta no son hidratos de carbono?), como si ese fuera el único tipo de grasa que existe. ¿Pero qué pasa con el aceite de oliva, con el aguacate, con el pescado azul, con los frutos secos? Todos esos alimentos aportan grandes cantidades de grasa al organismo, y sin embargo son sanísimos. Hay grasas y grasas. Creo que es importante diferenciar, en lugar de decir que todas las grasas son malas por sistema. Así sólo se consigue que la gente se atiborre de productos «light» altamente procesados, que son mil veces peores y más perjudiciales para la salud que los alimentos sanos y naturales de verdad, por muy grasos que sean.
Un saludo
Hola Marta,
Es posible que resulte confuso o que no lo entiendas, en este caso tu comentario puede dar lugar a equivocaciones y malos entendidos. En ningún momento se dice que todas las grasas son malas para el organismo, simplemente se habla del abuso.
En muchos estudios participan estudiantes, amas de casa o cualquier persona y sí, incrementaron la ingesta de alimentos ricos en grasas durante unos días, cambio que el cuerpo aprecia y así se constata en los resultados. Citas los macarrones, pero obvias decir que tienen queso, elemento que les aporta esa grasa en la investigación.
El sentido común en la lectura es necesario, es difícil creer que una persona se atiborre de productos light altamente procesados por leer este artículo, por otro lado, quizá deberías apuntar tu comentario en el artículo de la revista científica Obesity, es posible que esta revista permita que se publique cualquier estudio, y los investigadores no lo hayan desarrollado siguiendo los procedimientos científicos habituales. 🙂
Un cordial saludo