El proceso de irradiación en los alimentos es un procedimiento por el que los alimentos se exponen a una radiación ionizante, ya sea rayos gamma, rayos X o electrones acelerados, y su finalidad es eliminar microorganismos, insectos y parásitos que podrían estar presentes en los productos alimenticios. Con este método se puede ampliar la vida útil de los alimentos a la vez que se reduce el riesgo de enfermedades transmitidas a través de ellos.
Algunas agencias como la EFSA (Agencia Europea de Seguridad Alimentaria) avalan desde hace años este procedimiento, ya que según los resultados de los estudios realizados, no existe ningún riesgo en su uso, algo que han ratificado otras investigaciones, pero siguen existiendo preocupaciones y debates sobre sus efectos en la salud y el medio ambiente, de ahí la controversia en el uso del proceso de irradiación. Pero como ya hemos comentado, la irradiación de los alimentos se considera segura cuando se aplican las dosis aprobadas y se cumplen las regulaciones establecidas por las autoridades sanitarias.
La irradiación logra destruir el ADN de microorganismos y otros agentes patógenos como, por ejemplo, las bacterias de la Salmonella o la Escherichia coli O157: H7, con ello se impide su capacidad de reproducción. Pero se trata de un proceso complementario que amplía el espectro de seguridad alimentaria, y no exime de seguir las pautas y buenas prácticas agrícolas y la correcta manipulación e higiene de los alimentos. De todos modos, es importante que se sigan investigando y regulando estas tecnologías para garantizar su seguridad y eficacia.
El uso de la irradiación de alimentos en nuestro país está sujeto a estrictos controles y regulaciones comunitarias (Directiva 1999/2/CE que regula el uso de la irradiación de alimentos en los Estados miembros) para garantizar la seguridad alimentaria y la protección del consumidor. Los alimentos que han sido tratados con radiación deben ser identificados en las etiquetas alimentarias, ya que se establece la obligación de informar a los consumidores cumpliendo con los estándares de seguridad alimentaria establecidos.
Hay que decir que en España, el uso de la irradiación es limitado en comparación con otros métodos de conservación y descontaminación de alimentos, en nuestro país se utiliza en una gama limitada de productos, principalmente en hierbas aromáticas y especias con el cometido de reducir la presencia de microorganismos patógenos y alargar la vida útil de estos productos. Lo cierto es que se mantiene una atención especial en torno a la seguridad y la aceptación por parte de los consumidores, algo que ha llevado a que su aplicación sea tan específica y restringida en nuestro país, algo que no ocurre en otros países como Canadá o Estados Unidos.
Decíamos que se debe seguir investigando, y es que algunas agencias como la AECOSAN, explican que en el proceso de la irradiación se producen toxinas como el benceno, un hidrocarburo aromático reconocido como un carcinógeno en seres humanos, se reduce el valor nutricional de los alimentos y altera sus cualidades organolépticas, concretamente el sabor, por lo que se apuesta por mejores prácticas higiénicas en la industria alimentaria. Otro de los temores de implantar este proceso, es la posibilidad de que se relajen las normas higiénicas y los controles de seguridad alimentaria.
Algo en lo que algunas agencias reguladoras y empresas coinciden, es que a medida que la seguridad alimentaria se convierte en una preocupación global, y aumenta la demanda de alimentos seguros y duraderos, hay posibilidades de que la irradiación de alimentos se implante en un nivel más generalizado, aunque esto dependerá en gran medida de la educación, la transparencia y la evolución de la percepción pública.
Los organismos internacionales certifican y avalan la irradiación como uno de los métodos empleados más seguros y de momento es catalogado como inofensivo, es efectivo para la eliminación de bacterias, virus, parásitos y otros microorganismos, prolonga la vida útil de los alimentos, mata insectos y larvas presentes en los alimentos, reduciendo la necesidad de uso de pesticidas y conservantes químicos, contribuye en la reducción del desperdicio de alimentos, y mejora la seguridad alimentaria.
Como comentábamos, el futuro de la irradiación de alimentos probablemente implicará una mayor integración de esta tecnología junto con avances en la regulación, la aceptación pública y la investigación. Por ello, se seguirá investigando para comprender mejor los efectos de la irradiación en los alimentos, su impacto nutricional y cómo garantizar su seguridad de manera óptima. Se reforzarán las regulaciones para asegurar que la irradiación se utilice de manera segura y ética, se trabajará en la comprensión y educación sobre la tecnología, a fin de incrementar la aceptación pública, etc.
Podéis conocer más detalles de la irradiación de los alimentos a través de este artículo de los CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades), y a través de este artículo publicado en la página de la EFSA.