En algunos medios de comunicación podemos leer que la inflación afecta de forma significativa a los alimentos saludables, haciendo que los alimentos poco saludables sean más económicos y, por tanto, más accesibles para el grueso de las familias, lo que provoca que las que tienen una economía más limitada, adquieran los productos más económicos y que les conducen a llevar una dieta malsana, pobre en nutrientes y rica en grasas y azúcares.
Pero si revisamos la información de los últimos años, podemos comprobar que siempre han sido más baratos los alimentos poco saludables, e incluso suelen bajar de precio cuando aumenta el de los alimentos saludables. Al respecto, recomendamos retomar la lectura de este post en el que hablábamos de un estudio que recomendaba subvencionar los alimentos saludables y gravar los alimentos calóricos que favorecen el sobrepeso y la obesidad. Como se puede comprobar, no sólo en periodo de inflación y crisis económica los alimentos poco saludables son los más económicos, lo son independientemente de la situación económica.
Otro estudio que podemos citar es el realizado por investigadores de la Universidad de Illinois (Estados Unidos), en el que se concluía que los supermercados eran la principal fuente de comida poco saludable, rica en grasas, azúcares añadidos, sal, pobres en nutrientes y con una alta densidad energética. Teniendo en cuenta que los consumidores, y especialmente los que tienen economías más limitadas, valoran más la asequibilidad que la accesibilidad, este tipo de productos alimenticios tienen más salida, y más aún en plena crisis económica con una inflación disparada que ha agravado la subida del precio de los alimentos y de todo en general.
Podemos citar muchos estudios que muestran la estrategia de quienes producen alimentos ultraprocesados (poco o nada saludables), cómo los hacen más accesibles para aumentar las ventas y poder competir con los alimentos saludables, y la crisis no hace más que aumentar las probabilidades de venta de estos productos. En este artículo del periódico digital El Mundo, explican que las familias españolas encontraron el precio de los alimentos en agosto un 13’8% más caros que en el mismo periodo del año 2021, claro, esta es una subida media, porque si diferenciamos entre productos, los que han subido de forma significativa son los considerados saludables, como la leche, los huevos, las frutas y verduras… y así se refleja en el informe sobre el Índice de precios de consumo del INE (Instituto Nacional de Estadística).
La comparativa es evidente, en el grupo de alimentos considerados saludables, la leche aumentó su precio un 26%, los huevos en un 22’4%, la carne de ave en un 17’6%, los yogures un 17’3%, la fruta en un 12’1%, etc. En el grupo de alimentos considerados poco saludables, el chocolate aumento su precio en un 4’9%, los productos de confitería un 6’7%, los refrescos azucarados un 6’8%, los platos preparados un 9’7%, etc. La diferencia es notable, pero si miramos el historial de años anteriores se puede comprobar que, más o menos, esa diferencia siempre ha existido.
La actual situación favorece que más familias se alimenten peor, los alimentos ultraprocesados dominan la cesta de la compra. Merece la pena recordar que este tipo de alimentos incrementa el riesgo sufrir sobrepeso y obesidad, el cáncer colorrectal, peor salud mental y un gran número de patologías relacionadas con todo lo citado. Y es que, desgraciadamente, apenas estamos informados de la gran cantidad de aditivos que tienen los alimentos procesados y ultraprocesados y cómo pueden afectarnos a la salud.
Por cierto, ya que el artículo de El Mundo lo menciona, hace un par de días publicábamos la lista de artículos de la cesta básica de Carrefour por 30 euros, si observamos sin necesidad de mucho prestar mucha atención, en esa cesta los productos saludables brillan por su ausencia, la leche, el aceite de oliva, la carne de ave, los huevos, las frutas, las hortalizas, las legumbres… ¿Qué tipo de ayuda es esa?
Es necesario subvencionar los alimentos que son saludables, ofrecer descuentos, reducir el IVA, brindar ayudas para mejorar la alimentación… pero no dejar esta tarea en manos de los intermediarios, porque lo que hacen es ahogar más los precios en origen para mantener inalterables sus márgenes.
Foto 2 | Michael Stern