El pasado mes de julio entraba en vigor la eliminación del IVA del aceite de oliva, para algunos era un paso importante hacia la consideración de un producto de primera necesidad. Con esta medida se anunciaba a bombo y platillo que se reforzaba la política del Gobierno para reducir la carga fiscal de los bienes esenciales, pero la realidad es que esa rebaja prácticamente no se ha notado y la cesta de la compra sigue por las nubes.
Pues bien, se acabó esa reducción y en octubre el IVA vuelve a los alimentos básicos, aplicándose un 2% hasta finales de año. En 2025 pasará al tipo superreducido del 4%, tal y como estaba antes de que se adoptara la medida de suprimir el gravamen. Recordemos que el grupo de alimentos estaba formado por: pan común, así como la masa congelada de pan común y el pan común congelado destinados exclusivamente a la elaboración del pan común, harinas panificables, leche, queso, huevos, frutas, verduras, hortalizas, legumbres, tubérculos y cereales.
Como decíamos, a pesar de esa rebaja, los consumidores no hemos notado una reducción en la cesta de la compra y es que, lamentablemente, no ha dejado de aumentar el precio de los alimentos. A esto hay que sumar que los intermediarios aplicaron aumentos que absorbieron esa pequeña reducción dada por la supresión del impuesto. Como ya comentamos en su momento, toda ayuda es bien recibida, pero siempre que realmente sea una ayuda, y en este caso, ha caído en saco roto.
El caso es que el IVA se aplica de nuevo a los alimentos básicos y en principio se establecerá hasta finales de año en un 2%. Posteriormente se recuperará el tipo superreducido del 4%, será a partir de enero de 2025, tal y como estaba antes de aplicar esta medida anunciada a finales de 2022. Esto provocará el próximo año empiece con un repunte significativo de los precios, además del IVA, las subidas habituales que aplican la industria y los intermediarios.
Desde hoy el aceite de oliva tiene un IVA del 2%, y los aceites de semillas y las pastas pasan de un IVA del 5% al 7’5% hasta final de año. ¿Y cuál es la razón argumentada para la vuelta del gravamen? Desde el Gobierno se afirma que se trata de un mandato de la Comisión Europea, que solicita la vuelta progresiva de los tipos normales del IVA que grava a los alimentos básicos.
Hay que tener clara una cosa, el precio de los alimentos sigue subiendo, aunque con más moderación, y lo presentan como un buen dato, que no lo es en absoluto. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el precio de los alimentos subió un 2’5% el pasado mes de agosto, si se compara con el mismo mes del año anterior, resultan seis décimas menos frente a la tasa anual de julio.
Según el INE, en el mes de agosto la inflación fue del 2’3%, lo que supone una reducción de cinco décimas respecto al mes de junio, situación que fue causada por la bajada de los precios de los aceites, grasas, legumbres y hortalizas, frente a la subida en agosto del año anterior. Irremediablemente, la vuelta del IVA en los alimentos básicos (los que considera el gobierno, porque hay muchos más alimentos que se pueden considerar básicos) provoca un aumento de los precios, y hay que tener en cuenta que en los productos que se aplicó la eliminación del IVA el precio se incrementó en una media del 9%, lo que delata que la eliminación del IVA no sirvió de nada.
Según la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios), la vuelta del IVA se traduce en un incremento del 0’1 % del presupuesto familiar. Esta organización considera que es demasiado pronto para eliminar esta pequeña ayuda, habiendo suficientes motivos para mantener la supresión del IVA en los alimentos de primera necesidad.