Según un estudio realizado por expertos de la Universidad de Cambridge, la Universidad de Oxford y la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, en la lucha contra la obesidad es más efectivo un impuesto a la bollería que a los refrescos azucarados. La razón que argumentan los investigadores es que la bollería (sean galletas, pasteles u otros dulces) constituye una mayor ingesta de azúcar y calorías vacías que la que proporcionan los refrescos.
En el estudio se demuestra que un impuesto del 20% en los productos de bollería y confitería sería más efectivo en la lucha contra el sobrepeso y la obesidad que el mismo impuesto aplicado a los refrescos y bebidas azucaradas. Recordemos que en 2018 entró en vigor el impuesto de los refrescos en Reino Unido y desde entonces se ha intensificado la petición para que este impuesto sea extendido a los chocolates y productos de confitería, algo que han reclamado en varias ocasiones las asociaciones Action on Sugar (AOS) y Action on Salt.
Sin embargo, no hay que olvidar que según esta investigación realizada recientemente por expertos de la Universidad de Auckland (Nueva Zelanda), el azúcar añadido en las bebidas es más peligroso que el azúcar añadido en los alimentos, según las conclusiones, los azúcares líquidos conllevan mayor riesgo que los azúcares sólidos añadidos en el riesgo de síndrome metabólico, así como en la resistencia a la insulina y en el aumento de peso.
El estudio se ha basado en las compras de alimentos realizadas en 36.234 hogares del Reino Unido, así como en los datos de 2.544 adultos que participaron en la Encuesta Nacional de Dieta y Nutrición (National Diet and Nutrition Survey). Con los datos obtenidos, los investigadores calcularon el cambio en el peso corporal y la prevalencia de la obesidad durante un año, estos datos fueron agrupados, además, por ingresos familiares e IMC (Índice de Masa Corporal). Según las conclusiones, se sugiere que para todos los grupos, el aumento del 20% en el precio de pasteles, galletas, chocolates y dulces en general, reduciría la ingesta energética anual en 8.900 calorías, lo que conduciría a una reducción media de peso de 1’3 kilos al año.
El mismo calculo realizado con las bebidas arrojó como resultado una pérdida de peso media de 203 gramos por año. Además, se apunta que la medida tendría un mayor impacto en los hogares con economías limitadas y mayor tasa de obesidad. Los investigadores comentan que los refrescos y bebidas azucaradas constituyen, a menudo, una parte importante de la ingesta de azúcar, de ahí que hayan sido el centro de atención en las políticas de salud de todo el mundo. Sin embargo, en el caso de Reino Unido, los productos de bollería, pastelería y confitería contribuyen en mayor medida a la ingesta de azúcares libres y calorías vacías, lo que debería obligar a introducir el impuesto. Merece la pena recordar que según un estudio realizado también en Reino Unido, el contenido de azúcar en los productos de confitería se ha incrementado un 23% desde el año 1992.
Según la ‘Encuesta Nacional de Dieta y Nutrición’, las bebidas azucaradas aportan una media del 2% de la energía total y el 11% de la ingesta de azúcares libres, en cambio, galletas, pasteles y dulces proporcionan el 12% de la energía total y el 25% de la ingesta de azúcares libres. Hubiera sido interesante añadir en el estudio todos aquellos productos que contienen también grandes cantidades de azúcares añadidos, como las salsas comerciales, de hecho, y según comentábamos aquí, más del 56% de los productos alimentarios de un supermercado contienen azúcares añadidos.
El impuesto de los refrescos en Reino Unido tiene, entre otras finalidades, animar a las empresas a que reformulen sus productos y aumenten la variedad de productos con poco o cero azúcares. En cambio, se ha invitado a la industria alimentaria a reducir de forma voluntaria el contenido en azúcar de sus productos al menos un 20% para el año 2020, y ya sabemos que el carácter voluntario no sirve de nada, de hecho, sólo se ha observado una reducción del 2% en el primer año desde que se introdujo la petición voluntaria, mientras que el objetivo provisional marcado era del 5%. El sector de la confitería ha realizado reducciones muy pequeñas, entre 2015 y 2017 sólo se redujo un 1% el contenido de azúcar de sus productos, en comparación con el 6% de reducción en los yogures o los cereales.
Los expertos consideran necesario que se estudie la introducción de un impuesto en el sector de la bollería, pastelería confitería, etc., como una medida para combatir el sobrepeso y la obesidad. Claro, que también se podrían tener en cuenta medidas como la propuesta en este estudio, donde se indica que una reducción del suministro de azúcar y un aumento de su precio, obligarían a incentivar la reformulación. Podéis conocer la investigación completa a través de este artículo publicado en la revista científica BMJ.
Foto 1 | hensever
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