En dos de cada tres hogares cuidan más a su coche que su salud

No es un estudio muy amplio, pero siempre servirá para tener una orientación sobre un dato que a muchas personas puede interesar, y es que parece ser que en una de cada cuatro familias alguno de los miembros padece una intolerancia o alergia alimentaria, así concluye el informe realizado por la consultora Nielsen, empresa con presencia en más de 100 países y que está especializada en el estudio del comportamiento de los consumidores para proveer de información a fabricantes, detallistas, agencias y demás.

Tanto si somos uno de los hogares en los que uno o más miembros padecen alguna intolerancia o alergia alimentaria como si no, todos somos testigo de que cada vez hay más personas que padecen intolerancia o alergia al gluten, a la lactosa, a los frutos secos, al marisco… En muchos círculos se habla sobre cuáles pueden ser las razones de este problema que va en aumento, pero no hay respuestas oficiales, así que de momento sólo se puede divagar.

El caso es que es un problema, sobre todo para quien padece la intolerancia o la alergia, por un lado porque su cesta de la compra sufre un incremento de precio al tener que sustituir el producto que no tolera por otro ‘especial’, al menos en el caso de las personas intolerantes al gluten y a la lactosa, no sucede lo mismo con el marisco, puesto que basta con dejar de comprarlo y de comerlo.

Y en el caso de los frutos secos es también un dolor de cabeza tener que estar comprobando cada producto para que no tenga trazas, tanto en el supermercado como cuando se come fuera de casa, aunque muchas veces sucede que tienen que prescindir de comer ciertas cosas porque se hace un uso innecesario del ‘puede contener frutos secos’ en las etiquetas alimentarias, aunque el producto no contenga restos, reza esa leyenda en el envase, cosa que suelen hacer para curarse en salud, entre otras cosas.

Por otro lado, salir a desayunar, a comer o a cenar a veces es complicado para las personas con alergias o intolerancias alimentarias, pues no siempre encuentran opciones, aunque hay que decir que en este sentido la hostelería ha dado un paso adelante bastante importante, no se puede generalizar, pero sí se piensa mucho más en disponer de una oferta para este sector de la sociedad, y es que la necesidad aprieta.

En fin, el informe internacional elaborado por Nielsen, titulado ‘Consumidor sensitivo’, contó con la participación online de 30.000 consumidores (con acceso a internet, evidentemente) de 63 países de Asia-Pacífico, Europa, América Latina, Oriente Medio, África y América del Norte, y se realizó entre el 1 y el 23 de marzo de 2016. La muestra se segmentó en cada país por edad y sexo, y tiene un margen de error de ± 0.6%.

Además de la conclusión antes indicada sobre el grado de afectación de una intolerancia o alergia alimentaria por hogar, el estudio refleja que en uno de cada tres hogares se sigue una dieta que restringe o evita el consumo de algún producto. Y esto es en lo que queremos entrar, en el mal enfoque que se le da a ciertos estudios y titulares, que consiguen hacer que los raros sean quienes llevan una alimentación saludable.

Como podréis ver en el gráfico si accedéis a la web de Nielsen, en un 18% de hogares uno o todos los miembros llevan una dieta baja en grasas (entendemos que en grasas trans), en un 12% se alimentan limitando el consumo de azúcar, en un 7% de hogares reducen el sodio, en un 6% llevan una dieta sin lactosa, y en un 64% de hogares no llevan ninguna dieta especial, eso quiere decir, según se puede deducir, que se alimentan sin preocuparse de estar tomando una dieta equilibrada y que cuando quieren o se tercia, incluyen todo tipo de grasas (las buenas bienvenidas sean, pues éstas hacen falta), azúcares, productos procesados… Y esto sería lo ‘normal’, porque en la gráfica se señala que quienes toman dietas en bajas en grasa, en azúcar, en sodio, etc., son las personas que toman dietas ‘especiales’.

Pues como no estamos de acuerdo, nosotros titulamos este informe como habéis podido ver, ‘En dos de cada tres hogares cuidan más a su coche que su salud’, pues seguramente al vehículo no le pondrán una gasolina que no le permita funcionar bien, mientras que ellos, y sus hijos, pueden tomar tanto azúcar en el desayuno como el máximo recomendado en cinco días.

Sabemos que es mayoría, pero no por eso se debe normalizar la mala o la deficiente alimentación de esta sociedad. Esperamos que ninguno de vosotros seáis de los que miráis raro a vuestro compañero de trabajo porque en el táper lleva verdura y pescado al vapor en lugar de una tortilla de patatas o un bocadillo de panceta, o que deis a vuestro hijo un bollo relleno de crema de cacao y avellanas para que desayune porque así come rápido y no se queja. Nuestro organismo es nuestro vehículo para la vida, y si no le damos la ‘gasolina’ que le hace funcionar bien… sobran las palabras.

Si os interesa conocer más detalles sobre el informe de Nielsen, podéis acceder a su web a través de este enlace, pero nos parece que para muchos de vosotros puede ser más interesante empezar a consultar medios fiables que ayuden a cambiar los hábitos de alimentación de la familia, y así dejar de ser uno de esos dos hogares de cada tres en los que prevalece el gusto por comer que el comer por salud. Os prometemos que comiendo sano también se disfruta mucho, podéis plantearlo como una forma de descubrir nuevos alimentos y nuevas recetas. Esto no quiere decir que de vez en cuando se disfrute de una bolsa de patatas, de unos donuts… pero que no sea lo habitual, ni lo normal.

Foto 1 | Lauren Bosak
Foto 2 | Pseph