Diversos estudios realizados por neurocientíficos y expertos en marketing sensorial han demostrado que todo influye en la elección y la percepción del sabor de los alimentos, el color y la forma de los envases, la etiqueta del producto, el precio, el aroma presente en el ambiente, la decoración, el sonido y su intensidad, la iluminación, etc. Y todo esto también influye en el tipo de comida que se consume, así se concluye en una investigación realizada por expertos de la Universidad de Universidad del Sur de Florida (Estados Unidos).
Según los investigadores, el volumen de la música en un restaurante influye en la elección de la comida, parece ser que el volumen de la música ambiental tiene un efecto sistémico a la hora de que los comensales elijan comidas más o menos saludables, esto es debido a que el volumen del sonido tiene un impacto directo sobre la frecuencia cardíaca y la excitación que sienten los comensales. Un ambiente con música suave produce un efecto calmante que permite tener más conciencia sobre lo que se pide, un ambiente con música más ruidosa provoca el aumento de la estimulación y el estrés, lo que hace que aumente la probabilidad de que los comensales pidan una comida menos saludable.
Esto nos recuerda que la música es una de las estrategias que se utilizan para aumentar las ventas en los supermercados, aunque en este caso el contexto y los efectos de la música son diferentes. Una música lenta transmite calma, bienestar, inconscientemente parece que nos diga que tenemos tiempo de sobra para comprar y gastar más, por ejemplo, en la sección donde los productos son mucho más caros. Una música de ritmo rápido influye también de manera positiva en las compras, utilizada en zonas de productos más asequibles y de gran consumo, favorecen las compras a un modo más acelerado.
Los investigadores comentan que restaurantes y supermercados pueden usar la música ambiental de forma estratégica para influir en el comportamiento de compra del consumidor, pero como ya hemos comentado, en el caso de los supermercados es algo que se utiliza desde hace bastante tiempo. En cuanto a los restaurantes, es otro tema, siendo este estudio el primero de su tipo que analiza concretamente cómo el volumen de la música condiciona las elecciones de alimentos saludables o no saludables.
Los expertos de esta investigación centraron su trabajo en un café de Estocolmo (Suecia), donde se ambientó el establecimiento con diferentes géneros musicales en bucles diferenciados de 55 y 70 decibelios. Se eligieron estos rangos como aceptables (de 50-55 dB a 70 dB) debido a que, según otras investigaciones, un volumen de 80-90 decibelios o más tiene efectos negativos, pudiendo llegar a provocar pérdida de audición. Por el contrario, un volumen por debajo de los 50 decibelios a menudo no es detectado. Por otro lado, los platos de los menús disponibles fueron considerados por los expertos como saludables, neutros y poco saludables según su composición. Durante varios días se realizó un seguimiento de las elecciones de los comensales en los diferentes ambientes generados, encontrando que se produjo un incremento de un 20% de comensales que pedían comida no saludable cuando estaban expuestos a una música ambiental con el sonido más elevado (70 dB), en comparación con un ambiente con un sonido más bajo (55 dB).
Los participantes fueron expuestos a la misma música y durante un tiempo mínimo establecido en cuatro minutos antes de que realizaran el pedido. Con 50-55 decibelios, las elecciones saludables alcanzaron el 32%, mientras que con 70 decibelios se redujeron hasta el 25%. Con 55 dB, las elecciones no saludables se establecieron en un 42%, cifra que aumentó hasta el 52% en un ambiente con 70 dB. Los alimentos considerados neutros tuvieron una pequeña variación, un 26% con música ambiental con un volumen bajo y un 23% con un volumen alto. Existen algunas incógnitas, no se ha dado a conocer la oferta alimentaria del mencionado café, tampoco se sabe si es un lugar reconocido por la venta de alimentos saludables o poco saludables, algo que podría condicionar la elección que realizaron los participantes.
Sería interesante hacer un estudio similar en un restaurante de comida rápida para comprobar si el volumen y el tipo de música afecta a las decisiones alimentarias teniendo en cuenta la oferta de estos establecimientos. Y lo mismo se podría hacer en restaurantes tradicionales con una oferta gastronómica que nada tiene que ver con la que ofrecen los restaurantes de comida rápida. Podéis conocer todos los detalles del estudio a través de este artículo publicado en la página web de la Universidad del Sur de Florida, y en este otro publicado en la revista científica Journal of the Academy of Marketing Science.