El vino está contaminado en casi todo el mundo, esta es la conclusión que se desprende de un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Kingston (Reino Unido). Al parecer, casi todos los vinos que se encuentran en el mercado enológico presentan altos niveles de iones de metal o pro oxidantes de cobre, zinc, níquel, cromo, manganeso, etc.
En otros estudios se ha vinculado el exceso de consumo de iones metálicos con algunas enfermedades como puede ser el Parkinson u otros problemas graves de carácter neurológico. Los expertos indican además que existe una posibilidad de que estos iones aumenten el daño oxidativo sobre las células del organismo e incluso se baraja la posibilidad de que sean un factor desencadenante del cáncer.
Ante tales conclusiones, los investigadores indican que la industria enológica debe tomar medidas de carácter urgente para intentar reducir el contenido de iones metálicos en las producciones de vino y para ello, proponen la creación de una regulación que obligue a los productores a no sobrepasar los niveles considerados como saludables o normales.
La investigación se ha realizado tomando como muestra 100 botellas de vino pertenecientes a 16 países distintos, aunque la mayoría de las muestras eran europeas. De todas las muestras analizadas destacamos las que pertenecen a Eslovaquia, Hungría y Francia como las muestras que presentaban un nivel más elevado de iones de metal. En cambio, los vinos que presentaban un contenido más reducido de pro oxidantes eran los vinos de Italia, Argentina y Brasil.
Para el análisis de las muestras los investigadores utilizaron una fórmula denominada Target Hazard Quotient (THQ), con la que se calcula el nivel de riesgo existente tomando como referencia los niveles que han sido consensuados como seguros por los organismos internacionales. Dicho análisis, según los expertos es fiable y no se produce una subestimación, ya que tiene en cuenta muchas variantes, como puede ser la absorción máxima de estos elementos a lo largo de la vida.
El valor de THQ considerado inofensivo se establece en 1,0 y la mayoría de los vinos analizados sobrepasaban este valor variando entre 50 y 300 en la escala de valores. Según los investigadores, una copa de vino (dependiendo de la marca) podría arrojar un valor de entre 30 y 80 de THQ, un nivel que es motivo de preocupación.
Esta investigación puede ser comparada con la realizada por la PAN (European Pesticides Action Network) que conocíamos a principios de año, dicha investigación mostraba que todos los vinos no biológicos podrían contener pesticidas. Los investigadores analizaron entonces el contenido de 40 botellas de vino y de éstas, seis eran vinos de producción biológica. Se descubrió entonces que la mayoría de los vinos contenían hasta 148 tipos diferentes de residuos químicos asociados a los pesticidas que habitualmente se utilizan en el tratamiento de los viñedos, es decir, estaban contaminados. Estos residuos son catalogados por diversas organizaciones del mundo como peligrosos para la salud.
Todos los beneficios que se le atribuyen al vino, efectivo contra el cáncer de pulmón, preventivo contra la demencia o contra la trombosis nocturna entre muchos otros, se quedarían en agua de borrajas, al menos así lo indican los expertos, beber vino ya no sería tan saludable aunque sólo fuera una copa diaria. Hay que decir además, que en el estudio realizado por los investigadores de la Universidad de Kingston no se han tenido en cuenta otros factores como puede ser el abuso de beber vino o el efecto producido por la combinación del vino con otros elementos tóxicos.
En fin, esto nos lleva a pensar que si queremos beber vino, siempre sería mejor elegir vinos ecológicos, al menos el contenido de pesticidas y productos peligrosos para la salud es más reducido.
Más información | BBC