La carne de pollo es relativamente económica y también saludable, por lo que es una opción para muchos consumidores, de hecho, las ventas de carne de pollo se incrementan año tras año, habiendo experimentado una notable subida durante la crisis económica. La mayoría de la carne de pollo con la que se abastecen los supermercados y centros de distribución, procede de granjas industriales de crianza intensiva, se utilizan métodos que no son económicamente responsables por el daño que causan, emisiones de gases de efecto invernadero por el transporte y otras cuestiones, contaminación del agua, del suelo y del aire asociada a su producción, genera la resistencia de los microorganismos patógenos a los antibióticos etc.
Sustainable Food Trust, organización que trabaja para alcanzar el objetivo de desarrollar un sistema alimentario sostenible, quiere que los consumidores conozcan cuál es el verdadero coste de la producción de carne de pollo en Estados Unidos. Para ello ha producido un breve documental en el que se exponen las razones por las que la carne de pollo tiene costes ocultos mayores de los que puedan imaginar los consumidores. En el vídeo que podéis ver se cuenta la historia de dos pollos, uno es producido de forma sostenible, criado al aire libre y alimentándose con piensos elaborados con materias primas ecológicas, el otro se ha producido en una granja industrial y está asociado a todo tipo de impactos negativos para la salud y el medio ambiente que generan costes ocultos como los antes indicados.
Estos costes ocultos, según comenta Sustainable Food Trust, no los pagan los productores, los pagan los consumidores y la sociedad en general, ya que en el precio del supermercado no se incluyen otros gastos que están asociados a su producción. Cuando se adquiere carne de pollo barata en realidad se está pagando dos veces su valor, por un lado el coste en el supermercado, y por otro los impuestos para la salud y el medio ambiente que pagan los contribuyentes, cuando se suman todos los gastos, el pollo barato en realidad no es tan económico como parece.
A esto habría que sumar la diferencia de sabor entre un tipo de pollo y otro, un pollo ecológico ha sido criado en libertad, tiene terreno suficiente para ejercitar sus músculos, acceden a una alimentación de calidad que no se han producido con fertilizantes o pesticidas químicos, con hierba de pastos, gusanos e insectos, y no son tratados con antibióticos como medida preventiva para que no enfermen. Recordemos que esta ha sido una práctica habitual en Estados Unidos, en las granjas industriales los antibióticos se administran en pequeñas dosis en la alimentación durante largos periodos de tiempo para contrarrestar las condiciones de crianza insalubre de estos animales.
Lamentablemente, a pesar de que el sistema sostenible de producción de aves de corral proporciona muchos beneficios para el medio ambiente y la salud pública, los productores que utilizan estos métodos no tienen más remedio que competir en condiciones desiguales frente a la producción industrial de pollos. Lo peor es que se está pagando por los daños ocultos causados por la producción industrial a través de los mencionados impuestos y de otros que se convierten en subsidios mal orientados hacia una política agrícola común. Quizá en el supermercado se paga un precio bastante económico por la carne de pollo, pero lo que se deja de pagar, termina siendo desembolsado a través de otros canales e incrementando el verdadero precio de esta carne. La organización considera que si se añadieran esos costes ocultos al de comercialización, el precio sería incluso mayor que el de la carne de pollo producida de forma sostenible.
En este pequeño documental se ponen en relieve varios puntos que se pueden realizar para cambiar el sistema alimentario, comprar alimentos producidos de forma sostenible, asegurarse de que haya un buen acceso para todo el mundo a la alimentación ecológica, aplicar un gravamen sobre fertilizantes y pesticidas para desalentar su uso, promover la alimentación saludable entre los consumidores, apoyar a las empresas locales que trabajan de forma ética y sostenible, etc.
El documental se titula “La historia de dos pollos” y su mensaje es un llamamiento a realizar los cambios mencionados para crear un sistema alimentario que sea mejor para las personas y para el planeta. Podéis conocer más detalles sobre el coste oculto de la producción de pollos en granjas industriales a través de este artículo publicado en la página web de Sustainable Food Trust.
Foto | Friends of Family Farmers