El verano del año pasado nos hacíamos eco de la ronda de negociaciones entre Estados Unidos y la Unión Europea, con la finalidad de llegar a un acuerdo sobre el Tratado de Comercio e Inversiones (TTIP) entre ambos bloques, sobre la mesa de negociación se encontraba el tratado con varios puntos a considerar. En aquel momento destacábamos una de las cuestiones que habían generado polémica, las grandes diferencias en la normativa sobre la manipulación y procesamiento de la carne de pollo en ambos bloques. Por ejemplo, en Estados Unidos se lleva a cabo el lavado de pollo con cloro para eliminar los microorganismos patógenos, método que no se permite en la UE. Pero esta es sólo una cuestión de tantas que pueden provocar que el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos sea una amenaza para la seguridad alimentaria de Europa.
Como ya explicábamos en su momento, hay que temer al Tratado de Libre Comercio, aunque la Comisión Europea ha afirmado hasta la saciedad que la entrada en vigor de un acuerdo transatlántico de comercio podría incentivar hasta en un 50% el comercio conjunto entre los respectivos bloques, pondría en la cuerda floja la actual reglamentación de la UE en materia de seguridad alimentaria. El TTIP lleva tiempo sobre la mesa y la Comisión Europea trabaja para intentar cerrar los acuerdos de libre comercio, asegurando que no va a cambiar nada y que no se alterará la forma en la que se regula la seguridad alimentaria en la Unión Europea. La Comisión Europea argumenta que la EFSA se encargará de velar por la seguridad alimentaria realizando los oportunos controles y emitiendo los correspondientes dictámenes científicos.
Ya que hemos puesto el ejemplo de la carne de pollo, se puede apreciar claramente la incongruencia, si el lavado de carne de pollo con cloro no está aprobado en la UE, ¿cómo puede entonces entrar al mercado comunitario carne de pollo que ha sufrido este proceso? Bien, esta semana continúan las negociaciones para cerrar el TTIP, de llegar a buen puerto, este tratado amenazará la salud pública, los derechos de los consumidores y las condiciones de vida de los animales. A medida que se sigue negociando crece la repulsa contra este tratado, la razón es que quienes están negociándolo pretenden situar los intereses comerciales por encima de la seguridad alimentaria, eso se muestra en este documento publicado por la UE.
En lo que refiere a la seguridad alimentaria, se muestra que las propuestas europeas reducen la posibilidad de restringir los alimentos transgénicos, el uso de hormonas u otros productos químicos a los que estarían expuestos los animales en las granjas. Se crearía un organismo transatlántico que se encargaría de controlar las futuras normas en materia de seguridad alimentaria y bienestar animal, se destaca que especialmente hay que facilitar ante todo el comercio. Con la creación del organismo transatlántico, las decisiones en materia de seguridad alimentaria serían de su competencia y estarían fuera del alcance de los políticos comunitarios. Se frenaría el derecho de cada Estado miembro a poder inspeccionar los alimentos importados, medida que obviamente tiene como finalidad comprobar la seguridad de los alimentos a fin de salvaguardar la salud pública.
En este artículo de Amigos de la Tierra explican que la homologación de los estándares internacionales de seguridad alimentaria darían lugar a más escándalos alimentarios. Volviendo al caso del pollo estadounidense, en su momento y con el fin de lograr que el tratado se firmase, la industria sugería que se retirasen de la agenda esas cuestiones espinosas para discutirlas posteriormente y una vez que se hubiera aprobado el Tratado de Libre Comercio, claro, así resultaría más fácil introducir posteriormente alimentos de Estados Unidos cuyos estándares de seguridad son inferiores a los marcados por la UE.
Son muchos los estudios que se han realizado y que demuestran que la seguridad de la carne en Estados Unidos deja mucho que desear, por ejemplo la investigación llevada a cabo por el Translational Genomics Research Institute en la que se concluía que hasta un 47% de las carnes que se comercializan en varias ciudades estadounidenses estaban contaminadas por bacterias que habían generado resistencia a los antibióticos. Otra investigación mostraba que buena parte de la carne de cerdo de Estados Unidos estaba contaminada por otro microorganismo, la verdad es que se pueden citar muchos ejemplos que deberían tenerse en cuenta antes de firmar ningún tratado de estas características.
No tiene sentido firmar un tratado que va en contra de la seguridad alimentaria y en contra de los intereses de los consumidores. Como dice la organización Amigos de la Tierra, este tratado es un caballo de Troya con el que se pretende hacer brecha para facilitar el comercio e incrementar los beneficios de las grandes compañías alimentarias socavando cuestiones tan importantes como la seguridad alimentaria. Al respecto os invitamos a ver el vídeo en el que se explica qué representa y cómo afectan a los países los tratados de libre comercio.
Muchas personas se oponen a este acuerdo y se han realizado concentraciones en Bruselas para exigir el fin de las negociaciones y que se evite la entrada de este caballo de Troya. Lamentablemente es posible que finalmente dicho tratado se materialice, como ya sabemos, a la CE le importa mucho más llegar a acuerdos comerciales que generen un gran volumen de negocio que las normas que garantizan la seguridad de los ciudadanos.