Recientemente, el Comité de Comercio Exterior de la Unión Europea (INTA), responsable de los temas relacionados con la implementación, establecimiento y seguimiento de la política comercial común y de sus relaciones externas, dieron el visto bueno al tratado de libre comercio CETA, un tratado que se ha negociado durante 10 años y que, aunque se firmó en el año 2014, estaba pendiente de ser aprobado por el Consejo de la Unión Europea y el Parlamento Europeo. Ahora sólo resta esperar a la votación plenaria final que se celebrará en Estrasburgo el próximo mes para que se formalice definitivamente.
El Acuerdo Integral de Economía y Comercio (CETA) entre Europa y Canadá eliminará prácticamente todos los aranceles comerciales que actualmente existen, hay que tener en cuenta que el volumen de transacciones entre ambos bloques se calcula actualmente en unos 60.000 millones de euros, cifra que se espera que se incremente en un 20% tras la entrada en vigor del acuerdo. Los responsables del INTA consideran que se trata de un gran paso con muchos beneficios para ambos bandos, algo que no comparten diferentes organizaciones europeas y canadienses.
Se habla de riqueza, de garantizar que los ciudadanos de la UE y Canadá se beneficien de la riqueza que traerá el CETA, de afianzar lazos transatlánticos, de frenar el creciente populismo y proteccionismo, pero como ya hemos comentado anteriormente, son muchas las organizaciones que están en contra del tratado y que advierten que sólo las grandes corporaciones se beneficiarán del acuerdo, ya que se les otorgan poderes que van a erosionar la salud pública, la protección del medioambiente y los derechos de los trabajadores.
Organizaciones como The Council of Canadians explicaron en su momento que la historia demuestra que este tipo de acuerdos comerciales que armonizan normas y regulaciones, reducen significativamente la seguridad alimentaria, lo que supone un importante impacto en los alimentos y en cómo éstos serán regulados, por lo que en este caso, se comprometen los estándares y normativas de la Unión Europea. Merece la pena retomar la lectura de este post en el que la organización canadiense identifica varios de los riesgos asociados a este tratado, riesgos también denunciados por organizaciones como Greenpeace o Amigos de la Tierra.
Para el Comité de Comercio Exterior de la Unión Europea todo son ventajas y beneficios, el tratado facilitará la exportación de bienes y servicios, se beneficiarán de forma significativa empresas y ciudadanos por la creación de empleo y las oportunidades de negocio, establecerá un nuevo estándar mundial para los fututos acuerdos comerciales, dando paso a una nueva era de riqueza y bienestar. A continuación podéis ver una infografía proporcionada en la página del INTA que nos resume el tratado.
Las organizaciones que están en contra del tratado, apuntan algunos de los problemas más significativos que traerá el CETA, problemas reales identificados según diferentes puntos de este acuerdo, por ejemplo, en Canadá se permite el uso de la ractopamina, un fármaco que estimula el crecimiento de los animales. Este fármaco está prohibido en la UE por el posible impacto que puede tener en la salud humana, pero la carne canadiense que llegue a suelo comunitario podría contener residuos de este fármaco. Este es sólo un ejemplo de muchos, algunos de los más significativos fueron identificados por organizaciones como The Council of Canadians.
El año pasado se redactó este documento en el que grupos europeos y canadienses expresaban su preocupación y rechazo al CETA, en este documento se apuntan los principales problemas que traerá el acuerdo, capacitar y otorgar un poder excesivo a las corporaciones, otorgar derechos ejecutivos a los inversionistas, los problemas que traerá el CETA a los derechos laborales, la limitación de la capacidad de los gobiernos de crear, expandir y regular, vulnerabilidad a las crisis financieras, aumento del coste de los medicamentos, limitación de los derechos de la propiedad intelectual, etc.
Resulta sorprendente saber que cada vez se toman más medidas contra los alimentos con alto contenido en azúcares o grasas en beneficios de la salud de los consumidores, y que estas medidas puedan erosionarse porque, según el acuerdo, las corporaciones tendrían derecho a demandar a los Gobiernos por interferir o afectar a sus ganancias. O sea, que habría que dejar que se comercializaran productos poco saludables que se elaboran en Canadá y que llegarían a la UE, ya que de lo contrario se corre el riesgo de tener que enfrentarse a esas demandas.
En el vídeo que os dejamos a continuación se narra, en unos cinco minutos, qué es lo que va a traer el controvertido acuerdo CETA, merece la pena tener en cuenta los problemas señalados, si el panorama es tan negro como se pinta, el acuerdo supondrá un varapalo para los ciudadanos europeos y canadienses.
Ahora sólo resta esperar al visto bueno y firma definitiva de CETA el próximo mes de febrero, algo que con casi toda seguridad se producirá, a pesar de las protestas y la información arrojada por diferentes estudios que muestran todos los problemas que traerá el tratado. Sobre la votación, podéis conocer más detalles a través de la página oficial del INTA.