Sobre el Acuerdo Integral de Economía y Comercio (CETA) entre Europa y Canadá ya hemos hablado anteriormente destacando algunos de los inconvenientes que encierra, como el riesgo que supone para la seguridad alimentaria, la posible desaparición de pequeñas explotaciones familiares en Canadá y Europa, la reducción de la protección a las Denominaciones de Origen europeas, la presión a la baja de los precios del mercado interno de carne de vacuno a nivel comunitario y nacional, etc.
Hay mucho más que añadir sobre este tratado que entrará en vigor el próximo 21 de septiembre, por ejemplo, que supone una puerta trasera para las empresas estadounidenses, ya que el 85% de estas empresas cuenta con filiales en Canadá, por lo que se podría decir que el tratado de libre comercio CETA es también un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos. Así lo denuncia el sindicato general del Reino Unido GMB (Britain’s General Union), que considera que, a pesar de la salida del país de la UE, sufrirá un bloqueo durante un periodo de 20 años por un acuerdo comercial considerado tóxico.
Para GMB el tratado CETA significa que el Reino Unido perderá el control de su capacidad para decidir qué servicios públicos son subcontratados y cuáles no, que las multinacionales extranjeras podrán influir en la legislación británica en materia de seguridad alimentaria y medio ambiente, es decir, lo mismo que ocurrirá con la UE, pero consideran que lo peor es que las grandes compañías tendrán la posibilidad de demandar al gobierno del país si se hace algo que pueda afectar a sus ganancias. En este punto, habrá que dejar que se comercialicen productos poco saludables elaborados en Canadá que llegarán al Reino Unido y la UE, de lo contrario se corre el riesgo de enfrentarse a esas demandas que, según los puntos del acuerdo, ganarían las empresas.
Ante la exposición realizada por GMB, se puede decir que Estados Unidos se beneficiará mucho más de lo esperado si se lleva a cabo el Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea, ya que además contará con esa puerta trasera del tratado CETA. Para GMB, el acuerdo supone un embargo de las tierras corporativas al que habría que hacer frente, considera que no es aceptable que se cumpla sin antes haber sido sometido a votación en el Parlamento del Reino Unido, siendo un mal precedente para los acuerdos comerciales negociados tras el Brexit (Salida de la Unión Europea).
CETA es un acuerdo comercial tóxico que estará sujeto a obligaciones de inversión durante un periodo de 20 años, el sindicado advierte que el Gobierno del Reino Unido está desorganizado con las negociaciones del Brexit, por lo que cada vez estará más tentado de usar estos acuerdos como marco para nuevas transacciones comerciales tras la salida de la Unión Europea. Merece la pena recordar que el TTIP es una de las estrategias que lleva a cabo Estados Unidos con la que pretende “esclavizar” a los países más débiles, con unos mecanismos financieros y comerciales que no reconocen asimetrías económicas, dada la presencia de empresas estadounidenses en Canadá, el CETA es igualmente un instrumento del que se servirá Estados Unidos con la misma finalidad.
Nos sorprende que este punto no haya sido destacado en informes como el que presentó The Council of Canadians (Consejo de los Canadienses), donde se advertía de los problemas que traería a Canadá y a la Unión Europea, o el informe elaborado por COAG sobre sus repercusiones en España. En ningún caso se ha hablado de la presencia de empresas estadounidenses en Canadá y cómo esta cuestión nos podría afectar, CETA y TTIP son dos acuerdos o instrumentos que beneficiarán doblemente a Estados Unidos.
Podéis conocer más detalles de la denuncia que realiza GMB a través de este artículo publicado en su página web.