El salmón de piscifactoría tiene que ser estéril

En varias ocasiones hemos hablado de los salmones transgénicos y de los posibles riesgos que representan para los salmones salvajes, al ser de mayor tamaño se reproducirían con más facilidad en mar abierto. No es un tamaño asociado a la mayor fortaleza, resistencia, capacidad de encontrar alimentos o escapar de los depredadores. Como sabemos, el tamaño cuatro veces mayor al del salmón tradicional es gracias a la inclusión de un gen de otra especie de aguas más frías que evita que deje de crecer cuando cambia la temperatura del agua con la llegada del invierno. Para los ecologistas y otros expertos, el salmón transgénico supone un riesgo para la población de salmones salvajes al degradarse la mejora genética natural de la especie.

Pues bien, ahora también se advierte del riesgo de los salmones de piscifactoría para la población de salmones salvajes, parece ser que se escapan muchos ejemplares a mar abierto, salmones que son genéticamente diferentes, crecen más rápido, son más agresivos y menos inteligentes a la hora de hacer frente a los depredadores. Para la producción en piscifactorías cuentan con rasgos interesantes, pero al escapar al mar, pueden reproducirse y degradar el acervo genético silvestre, introduciendo rasgos negativos y contraproducentes que se han ido eliminando en los salmones salvajes en cada generación. Por ello, los expertos apuntan que el salmón de piscifactoría tiene que ser estéril a fin de preservar la genética del salmón salvaje y evitar la degradación de la especie.

Sobre los peces de piscifactoría ya hemos apuntado algunos problemas, como por ejemplo la alimentación que se les proporciona, productos marinos que alteran la cadena trófica de los mares. Se capturan millones de toneladas de pescado salvaje para alimentar a las especies de piscifactorías, en el caso del salmón, son necesarios tres kilos de pescado salvaje para producir poco menos de 1/2 kilo de pescado de acuicultura, algo que delata la poca sostenibilidad de las piscifactorías. Por ello, los expertos explicaban que en una acuicultura sostenible, la dieta de los peces debería ser vegetariana para no alterar la cadena trófica de los mares.

Hay que destacar otros problemas asociados a la acuicultura, contaminación, ineficiencia, baja productividad, sabor… Hablando del salmón de cultivo hay que sumar otro problema más, el riesgo que supone para los salmones salvajes cuando escapan a mar abierto. Los expertos de la Escuela de Ciencias Biológicas de la Universidad de East Anglia (UEA) advierten que la producción y domesticación del salmón ha hecho que estos ejemplares sean muy diferentes a los silvestres, cada año se escapan muchos ejemplares que son responsables de introducir rasgos genéticos negativos en la población de salmones salvajes, algo contraproducente para la especie que vive en libertad.

Los investigadores explican que saben que estos salmones de piscifactoría son inferiores a nivel reproductivo, pero no tienen información detallada sobre el esperma y el rendimiento de los huevos que podrían haber sido afectados por el proceso de domesticación. El estudio muestra que los peces de piscifactoría pueden ser una amenaza para las poblaciones silvestres en el proceso de hibridación, sobre todo porque aunque sean inferiores a nivel reproductivo son tan fértiles como el salmón salvaje. Citan que en algunos ríos noruegos se han registrado hasta un 50% de salmones que procedían de piscifactorías, lo que prueba la gran cantidad de salmones que se escapan al mar. La hibridación podría provocar que se redujeran o desaparecieran rasgos genéticos como la resistencia a las enfermedades, el tamaño, etc. Se trata de una interrupción genética que se puede evitar mediante la producción de salmones de piscifactoría estériles.

Se plantea la inducción de una triploidía en los huevos de salmón tras la fertilización, con ello los salmones crecerán normalmente pero con dos cromosomas sexuales, los ejemplares adultos resultantes podrían ser en la mayoría de casos estériles, o desarrollar ambos órganos reproductores disfuncionales, este tipo de ejemplares no podrían reproducirse si se escapasen. De momento, estas tecnologías no han sido adoptadas por las empresas que se dedican a la cría de salmón, la razón es que se teme que el rendimiento sea menor y por tanto también se reduzcan los beneficios económicos.

Total, que no sólo los salmones transgénicos pueden representar un riesgo para la población salvaje de salmones, también lo son los que se producen en las piscifactorías. Podéis conocer más detalles de la investigación a través del artículo publicado en Universidad de East Anglia.

Foto | Ingridtaylar

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