Los ácidos grasos omega-3 son reconocidos como nutrientes esenciales para la salud y el bienestar de los seres humanos, son esenciales porque nuestro organismo no los puede fabricar a partir de otras sustancias, por lo que se deben tomar a través de la alimentación. En este caso podemos encontrar diferentes especies de peces que son ricas en este elemento, como por ejemplo el salmón. Algunas alternativas vegetales para la obtención de ácidos grasos omega-3 son las semillas de chia, la salvia sclarea, o el sacha inchi, un fruto seco de origen amazónico que se encuentra sobre todo en Perú, y del que es habitual utilizar su aceite.
Centrándonos en el salmón, hoy conocemos una investigación desarrollada por expertos de la Universidad de Stirling (Reino Unido) que muestra que el salmón de piscifactoría tiene la mitad de ácidos grasos omega-3 que hace cinco años. Los expertos comentan que durante los últimos cinco años, el nivel de este ácido esencial se ha reducido hasta el punto que habría que consumir dos raciones de salmón de piscifactoría para recibir la misma cantidad de ácidos grasos omega-3 que anteriormente aportaba una sola ración.
A pesar de estos resultados, los investigadores explican que sigue siendo una de las fuentes más ricas en este tipo de ácidos grasos. A raíz de las conclusiones de la investigación, los expertos han anunciado que han empezado a trabajar para encontrar el modo de detener el progresivo descenso de este nutriente en el salmón. Al parecer, podría tener mucho que ver con la alimentación que reciben los salmones de cultivo, ya que antes, el pienso que se proporcionaba estaba constituido por un 80% de pescado azul, y en la actualidad este porcentaje se ha reducido al 20%.
Conociendo el contenido de omega-3 que aporta el pescado, se considera que sería necesario modificar la recomendación de su ingesta semanal, que suele ser de dos raciones (una de ellas de pescado azul), pasando a tres, dos de ellas de pescado graso o azul. A esta investigación ha respondido el Ministerio de Salud Pública de Inglaterra, explicando que todo el mundo debería comer más pescado azul como el salmón, ya que según las estadísticas, un adulto consume una media de 54 gramos de pescado graso a la semana, cantidad muy por debajo de lo recomendado (140 gramos) sin tener en cuenta los datos de la investigación. Por otro lado, se comenta que los expertos independientes que trabajan para el Ministerio de Salud están al tanto de todas las novedades para asegurarse de que las recomendaciones que se realizan están actualizadas.
El cambio en la composición de la alimentación que se proporciona al salmón de piscifactoría se ha producido a raíz de reducir la cantidad de anchoas utilizadas en la elaboración de los piensos, ya que como sabemos, uno de los problemas generados por esta industria era la excesiva captura de pescado salvaje que se realizaba para poder alimentar a los salmones de cultivo. Como sabemos, la acuicultura es una alternativa a la pesca tradicional o comercial, pero los peces que se producen se deben alimentar y mayoritariamente se hacía con otras especies de peces salvajes, supuestamente especies de escaso valor comercial y ejemplares grandes, aunque las investigaciones demostraron que algunas especies tenían un alto valor comercial, como por ejemplo las anchoas o las sardinas.
En el año 2008, hasta un 37% de las capturas que se realizaban se destinaban al engorde de los peces de producción industrial, una sobreexplotación que provocaba que algunas especies pudieran acabar en riesgo de extinción. Desde entonces han cambiado mucho las cosas, se han realizado grandes esfuerzos por cambiar la alimentación de los peces de acuicultura. En el año 2014 podíamos saber que expertos del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, consideraban que en una acuicultura sostenible la dieta de los peces debería ser vegetariana, asegurando que especies de peces carnívoros como la trucha arco iris, el salmón atlántico, la trucha alpina o la lucioperca, podían obtener los nutrientes necesarios a partir de las fuentes alimentarias indicadas, sin necesidad de utilizar en la alimentación pescados salvajes. Sin embargo, la nueva investigación muestra que estos cambios en la dieta, provocan que los salmones de piscifactoría tengan menos contenido en nutrientes esenciales como los ácidos grasos omega-3, lo que delata la necesidad de seguir investigando y encontrar un tipo de alimentación que nutra a los peces y mantengan sus valores nutricionales.
Como decíamos, y según leemos aquí, a pesar de los resultados de la investigación, los expertos hacen hincapié en el hecho de que el salmón de piscifactoría sigue siendo una de las fuentes más ricas en ácidos grasos beneficiosos para el organismo humano, por lo que se insta a que los consumidores sigan comprando salmón de piscifactoría. Consideran que esta especie de cultivo es ideal para obtener la cantidad que necesitamos de ácidos grasos omega-3, asegurando que el resto de especies de peces aportan mucha menos cantidad de este nutriente, incluido el salmón salvaje.
Uno de los principales problemas a los que se enfrenta la acuicultura es la búsqueda de ingredientes alternativos para la alimentación de los peces, que permitan reemplazar los recursos marinos utilizados que han sido altamente explotados. El uso de alimentos terrestres, especialmente semillas oleaginosas, no ha tenido un efecto importante en la salud o crecimiento de los salmones, a esto hay que añadir que se ha reducido el contenido en nutrientes de importancia para el ser humano. Pero hay que decir que con estos cambios en la dieta de los peces se ha logrado reducir la presencia de contaminantes como las dioxinas o el PBC, que están presentes en mayor cantidad en el pescado salvaje.
Los expertos explican que una solución de la industria es la producción de aceites para la alimentación de los peces de acuicultura elaborados a partir de algas marinas, pero no parece que sea rentable. Otra opción sería la de cultivar colza modificada genéticamente para la producción de aceites de pescado, pero esta opción, aunque viable y económica, podría no ser aceptada por muchos consumidores que no quieren saber nada de alimentos transgénicos. Sin embargo, se considera que dado que el reto es poder alimentar a una población mundial creciente que alcanzará los 9.000 millones de habitantes en el año 2050, algunas soluciones deberán ser aceptadas a fin de poder garantizar la seguridad alimentaria.
Seguramente no tardaremos en tener noticias sobre las nuevas investigaciones que se llevan a cabo y que tienen como finalidad desarrollar un pienso que alimente correctamente a los salmones, evitando la reducción de los ácidos grasos omega-3. De momento, podéis conocer más detalles de la investigación a través de este artículo publicado en la revista científica Nature.
Foto 1 | Vika
Foto 2 | Norsk Havbrukssenter