Vuelve a ser noticia el descenso del consumo de pan con unas cifras realmente elevadas, según información extraída de la celebración de la IV Jornada de Difusión Tecnológica de Innopan celebrada ayer, de los 134 kilos de pan consumidos por persona y año, se han pasado a 45 kilos en sólo 30 años, son datos nacionales. Generalmente se alude la responsabilidad a los prejuicios populares de que el pan engorda, pero ¿no habrá algo más?, ¿podría ser también culpa del sabor del pan?
Y no sólo el sabor, la textura, el aroma, el precio… En varias ocasiones hemos hablado de la calidad del pan, del pan que venden más barato, sobre el pan integral que no es integral… y es que hay consumidores que optamos por elaborar pan en casa para poder disfrutar de este alimento con sabor y textura, lo más parecido a lo que nos ofrecían nuestras madres y/o abuelas cuando se hacía pan de verdad en cualquier panadería (y por lo tanto nuestro consumo no entra en las estadísticas que se extraen de los estudios de consumo de pan), y también hay personas que para comer algo malo, prefieren retirarlo de su dieta.
Los últimos datos de consumo de pan en los que nos fijamos son de enero del pasado año, un estudio del Observatorio del Consumo y la distribución Alimentaria explicaba que los consumidores valoramos la cocción, el sabor y la calidad del pan a la hora de comprarlo, en este año y medio ¿alguien ha notado diferencias en el pan que se comercializa? Por fortuna podemos alegrarnos de que hay panaderías que hacen pan artesano tradicional, desde el pan básico a panes creativos, pero hay que buscarlas, hay que encontrarlas y hay que tener posibilidad de comprarlo en ellas, al menos cada pocos días, pues si no se encuentran en nuestro itinerario diario, es un obstáculo.
Sería muy extraño poder comprar un ambientador para el coche en una panadería, ¿entonces por qué podemos comprar pan en las gasolineras?, otra espeluznante cuestión a la que muchos responderán que es por comodidad del consumidor, pero es que además de la comodidad hay que valorar la calidad, podrían vender pan junto a la gasolinera, poner una pequeña panadería anexa. Si los consumidores somos tan comodones que sí vamos a la gasolinera para que nuestro coche ‘coma’ adecuadamente, y no tenemos la capacidad de poder comprar buen pan para comer, no nos conformemos con cualquier cosa, valoremos el sabor del pan, y su calidad en general.
Si estáis leyendo esto a la vez que afirmáis interiormente ‘no voy a comprar más pan malo’, y pensando cuándo y dónde encontrarás buen pan, os recomendamos empezar por otra lectura que os motive a elaborar pan en casa y sorprenderos de lo sencillo que es que el pan tenga su propio sabor, volver a experimentar el sabor del pan. Sin duda, un pan con masa madre es lo mejor que se puede hacer (sencillo también, sobradamente posible hacerlo en casa), pero para iniciarse, quizá es recomendable empezar por un pan básico y que da un resultado excepcional, invitando a avanzar poco a poco en la panadería casera.
Podéis recuperar el sabor del pan con esta sencilla receta de pan de Richard Bertinet, contemplad este vídeo y este otro en español, comprad una harina panificable, levadura fresca y sólo tendréis que añadir agua y sal, trabajar la masa a mano o con una amasadora, darle tiempo para que el cereal se exprese y hornear. Una vez hecho, no lo podréis dejar ni enfriar.