En el mes de enero, el Primer Ministro David Cameron anunció que se consideraría la introducción de un gravamen en las bebidas azucaradas, pero no se daba ninguna fecha. Ahora se ha dado un paso más y el Gobierno del Reino Unido ha anunciado la entrada en vigor del impuesto de las bebidas azucaradas, gravamen que entrará en vigor dentro de un par de años, dando un periodo holgado de transición a la industria del sector para que pueda realizar las reformulaciones oportunas.
La campaña de Jamie Oliver y la organización Sustain ha logrado su objetivo. El cocinero, al conocer la noticia ha mostrado su euforia en Instagram, recordando que la salud de los niños está por encima de los negocios y las cuestiones económicas. El impuesto se segmentará en dos niveles, uno para las bebidas que contengan de 5 a 7 gramos de azúcar por cada 100 ml de producto, y un segundo nivel para aquellos refrescos y bebidas azucaradas que superen los 8 gramos de azúcar por cada 100 ml de producto. Los zumos de fruta, en cambio, estarán exentos de la aplicación del gravamen, algo que no tiene sentido, ya que varias marcas comerciales de este tipo de bebidas contienen una gran cantidad de azúcar.
El Ministro de Hacienda del país ha comentado que la medida le parece correcta, afirma que no está dispuesto a mirar hacia atrás y decir a sus hijos en un futuro que eran conscientes del problema del exceso de azúcar en las bebidas y su relación con el sobrepeso, la obesidad y otras enfermedades, y sin embargo, no hicieron nada al respecto. Estas declaraciones parecen ser el resultado de las presiones recibidas y no de intenciones y sentimientos reales, recordemos que hace apenas unos meses se argumentaba que este impuesto era un problema y no se consideraría su introducción a fin de evitar el aumento del coste de la vida, ayudar a promover la productividad y el crecimiento económico, etc. En todo caso, esto es lo de menos, ya que al final se ha logrado el objetivo marcado por muchas organizaciones que quieren mejorar la salud de la población.
El presidente de la organización Sustain también ha mostrado su alegría tanto por la introducción del impuesto, como por el incremento de la partida presupuestaria destinada a promocionar la actividad física en las escuelas. Evidentemente el sector no está de acuerdo con esta medida y los representantes de la British Soft Drinks Association (asociación de fabricantes de refrescos) manifiestan que están extremadamente decepcionados por la decisión que ha tomado el Gobierno. Explican que esta categoría es la única del sector de la alimentación y las bebidas que durante los últimos años ha ido reduciendo el contenido de azúcar en sus productos, desde el año 2012 un 13’6%. Hay que decir que esta cantidad es insuficiente, a pesar de la reducción, el nivel de azúcar presente en estas bebidas sigue siendo muy elevado.
Por otro lado, aseguran que el sector tenía un ambicioso proyecto para reducir el contenido calórico de los refrescos en un 20% para el año 2020. Denuncian que es absurdo centrarse en los refrescos cuando otras categorías alimentarias también tienen un exceso de azúcar y en algunos casos incluso ha aumentado en los últimos años. Quizá en este sentido tenga razón la industria de los refrescos, el impuesto se debería haber orquestado para gravar a todo aquel alimento o bebida que superara los límites establecidos.
Por supuesto, también se ha pronunciado la Federación de Alimentos y Bebidas (FDF), compartiendo la consternación de la BSDA, explicando que también habían preparado un plan de acción para combatir el sobrepeso y la obesidad en el Reino Unido. La FDF se pronuncia totalmente en contra y nuevamente argumenta la falta de estudios y pruebas que demuestren la efectividad de un impuesto de estas características. Asegura que lo único que va a traer es menos innovaciones en el sector, que va a costar empleos (como siempre, las mismas amenazas) y que no se apreciarán efectos en el índice de obesidad del país.
Ahora queda otro tema pendiente muy importante del que hablábamos hace unos días, el azúcar ha sido centro de atención, pero ahora toca centrarse en el contenido de sal de los alimentos, recordemos que hace unos días conocíamos un estudio de Consensus Action on Salt and Health (CASH) en el que se concluía que las reformulaciones voluntarias de la industria alimentaria sobre el contenido de sal no funcionaban, mostrando que el programa de reducción de sal se había paralizado y que algunas empresas alimentarias utilizaban más sal que hace unos años, de ello hablábamos aquí.
En definitiva, se implanta el impuesto de los refrescos en el Reino Unido a pesar de las pataletas de la industria. Podéis conocer más detalles de la noticia a través de este artículo publicado en el periódico digital The Independent.
Foto 1 | Shardayyy