Un reciente informe elaborado por Nielsen, una compañía internacional especializada en el mundo del marketing e investigación publicitaria presente en más de 100 países del mundo, concluye que especialmente el precio de los alimentos afecta a la elección de compra. El estudio ha realizado una encuesta a consumidores de 56 países de todo el mundo y su objetivo era conocer los factores que influyen a la hora de comprar los alimentos durante el último año, factores que pueden servir de ayuda a los fabricantes y comerciantes para definir mejor sus estrategias con lo que verdaderamente les importa a los consumidores.
Según el informe, el 85% de los encuestados creen que el aumento del precio de los alimentos está afectando a la decisión de compra, de ellos, el 52% considera que los precios elevados son uno de los aspectos más importantes y a tener en cuenta a la hora de realizar la elección. Parece evidente que en el caso de nuestro país es un dato fácil de deducir sin necesidad de conocer estadística alguna, pero es interesante saber qué se opina en otros países. Nielsen ha medido 16 factores que afectan a la elección de compra de alimentos, factores que ponen de relieve la actitud actual de los consumidores para tratar en la medida de lo posible resolver la actual situación y entorno económico volátil.
El aumento del precio de los alimentos afecta a un 88% de los encuestados de Asia y Pacífico, a un 86% de los consumidores de América Latina, a un 83% de los consumidores de América del Norte, a un 82% de los que se encuentran en Oriente Medio y África, finalmente parece que los menos afectados, según la encuesta, son los consumidores europeos con un 81% (algo que nos sorprende). De todos modos vemos que una gran mayoría, independientemente del país, tiene como principal preocupación el precio de los productos, algo que delata tendencias e impacto en la elección de los alimentos en las compras.
El coste del transporte se considera como una influencia importante en el aumento del precio de los alimentos, más de un 50% de los consumidores de países como Italia, México, Tailandia, Filipinas, Indonesia o Chile así lo creen. En cambio, en países como Dinamarca, Finlandia, Alemania, Austria, Suecia, Países Bajos, Japón o Israel, los consumidores consideran que el precio del transporte no tiene casi nada que ver con el aumento de precios, en este sentido influye mucho la mentalidad de los ciudadanos de cada país, si compran alimentos de proximidad (Kilómetro 0), si el precio del combustible es más económico… aunque en resumidas cuentas, parece que lo que impera es la conciencia de compra de alimentos de proximidad como un alivio para poder comprar alimentos más asequibles descartando la causa del coste del transporte.
Brindar ofertas interesantes y además ideas para preparar recetas de cocina con estos productos, así como posibles variantes que aprovechan al máximo los alimentos reduciendo el desperdicio alimentario, son algunas estrategias que parecen tener éxito. La salud es un condicionante en la decisión de compra, Nielsen ha evaluado este impacto y la preocupación asociada a la salud del corazón, reducir el colesterol, el sobrepeso y la obesidad, etc. También se considera que ha aumentado el deseo de conocer más lo que ofrece un alimento y los consumidores leen con más detenimiento las etiquetas alimentarias para conocer los beneficios nutricionales y los ingredientes de un producto elaborado. En este caso, hasta el 38% de los encuestados consideran este punto muy importante, un 25% considera que los alimentos orgánicos son una opción interesante para mejorar la salud, a esto hay que añadir además que la disponibilidad y acceso de los alimentos ecológicos se tiene en cuenta, así lo cree el 24% de los consumidores.
La necesidad de mejorar las etiquetas alimentarias y que ofrezcan toda aquella información que pueda interesar al consumidor es algo que afecta a la decisión de compra y que ha crecido año tras año, por lo que los fabricantes deben de ser conscientes de ello e intentar que las etiquetas de los productos satisfagan las necesidades y exigencias de los consumidores. En este sentido, hasta el 59% de los encuestados asegura tener dificultades con las etiquetas de los alimentos, especialmente para poder entender la información nutricional con claridad. Un 52% declara entender las etiquetas en parte y un 7% no entiende nada, claro, que en este caso tendrá algo que ver la educación nutricional. Merece la pena destacar la credibilidad, los consumidores cada vez son más exceptivos ante la información que ofrecen las etiquetas, especialmente aquella información que alude a las propiedades nutricionales, recordemos ejemplos como Actimel, producto rechazado por la EFSA al considerar que los estudios relacionados con los beneficios para la salud que aportó Danone no son sólidos y no ofrecen datos que puedan justificar la información vertida sobre los efectos de la bebida láctea.
La desaparición de un alimento preferido es otro punto que importa, que se interrumpa el suministro afecta al 29% de los encuestados a nivel global. Eliminar un producto que gusta provoca la frustración del consumidor y puede traducirse en el comercio como pérdida de un cliente que quizá acudía especialmente al establecimiento por el alimento en cuestión, y ya de paso adquiría otros productos, se podría decir que lo eliminado es el gancho para atraer la atención del consumidor. Hay que respetar las demandas de los compradores y si desean poder acceder a determinados productos aunque no ofrezcan la rentabilidad deseada, una buena estrategia es satisfacer esa necesidad.
A pesar de que se ha indicado que los productos ecológicos y los de producción industrial ofrecen las mismas características nutricionales, lo cierto es que la compra de alimentos orgánicos crece a buen ritmo, en este punto las quejas giran en torno a la disponibilidad y acceso de estos productos, por lo que la recomendación es tenerlos en cuenta en los establecimientos para poder captar clientes mejorando la rentabilidad del negocio. Los alimentos de marca de distribuidor son cada vez más demandados, un 45% de los encuestados los compra por el precio, pero como dato destaca que hasta un 22% los compra porque considera que son de calidad. Dada la situación económica y la creciente percepción positiva, marcas blancas y de distribución seguirán creciendo en popularidad, en este caso, os recomendamos leer el post Las marcas de distribuidor en el sector de la alimentación, en su lectura podemos conocer 10 puntos interesantes sobre ellas.
Otro estudio titulado Las marcas, aspiración o resignación parece coincidir con el análisis de Nielsen, sin embargo, parece que se deja en el tintero a aquellas marcas de fabricante que a pesar de la crisis económica mantienen un buen crecimiento, los consumidores llegan a pagar hasta un 90% más por un producto de marca porque logran transmitir confianza, originalidad, innovación, o parecen ser realmente más saludables, de ello hablábamos en Balance y Futuro del Gran Consumo. Las buenas prácticas empresariales pasan por satisfacer las exigencias de los consumidores, especialmente en estos tiempos de incertidumbre económica.
Finalmente nos parece interesante destacar que la introducción de las nuevas tecnologías se tiene en cuenta, hablamos de tecnologías que mejoran la experiencia de compra, como por ejemplo la aplicación GS1 GoScan. En el informe de Nielsen destacan otros puntos interesantes, pero queda patente que el precio es muy importante a la hora de comprar alimentos. Os recomendamos leer el informe completo al que podéis acceder a través de este enlace.