Esta sociedad está cargada de puñetas, véase tonterías, y a menudo parece que el mundo gira en torno a ellas. Pero es un mundo irreal, el que de verdad nos sostiene es el que estamos ahogando. El ombligo es el mundo, no las personas, dejémosle respirar.
Reconozcamos que la culpa de vivir en este mundo surrealista no es sólo nuestra, surrealista por varios motivos, pero principalmente porque estamos destruyendo nuestro hogar, el planeta. Estamos sugestionados y debemos revelarnos porque quienes dominan la voluntad de los ciudadanos, de los consumidores (que es lo que somos para ellos), no son los que piensan en que haya un futuro próspero.
Nosotros, y vosotros, queremos un buen futuro para la humanidad, para nuestros hijos, nietos, vecinos… Como mínimo queremos un mundo como el actual (y un mundo ‘mucho’ mejor también), y luchar por ello debe ser una prioridad. Nadie es el ombligo del mundo, es el mundo el que nos permite la vida, así que todo lo que le damos (sin querer) nos lo devuelve.
Podemos tener muchos propósitos para este nuevo año y, por supuesto, os deseamos salud, prosperidad y buena compañía, pero esto sólo sirve si cuidamos la tierra que nos sostiene.
El ombligo es el mundo, devolvámosle su valor para tener un Feliz Año Nuevo 2020
Ilustración | @Marta.palop