Según los resultados de un estudio realizado por el ECDC (Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades) y la EFSA (Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea), el nivel de resistencia a los antibióticos de las bacterias transmitidas por los alimentos en la Unión Europea, es elevado. Los datos del estudio corresponden al periodo 2019-2020, se han presentado con bastante retraso debido a varias cuestiones, sobre todo por la pandemia de covid-19.
Según los datos del informe, el género de bacterias Campylobacter (como por ejemplo la Campylobacter jejuni, una de las principales causas de intoxicación alimentaria) presentes en seres humanos y animales, mantienen una alta resistencia a antibióticos como la ciprofloxacina, fármaco del grupo de las fluoroquinolonas, habitual en el tratamiento de infecciones bacterianas en seres humanos. Se apunta que existe una creciente tendencia de resistencia de la Campylobacter jejuni, contra los diferentes antibióticos del grupo de las fluoroquinolonas, tanto en seres humanos como en los pollos de engorde de las granjas avícolas.
En el caso de géneros bacterianos de la familia Enterobacteriaceae, como la Salmonella, el informe apunta que su resistencia a la acción de las sulfonamidas, las tetraciclinas y la ampicilina se encuentra en niveles elevados. En el caso de subespecies de bacterias como la Salmonella entérica, los expertos han observado una creciente tendencia a la resistencia a tipos de antibióticos como la quinolona y la fluoroquinolona. Los expertos comentan que, en general, la resistencia de la Salmonella a diferentes fármacos utilizados en seres humanos es elevada.
Los responsables del informe explican que cada año los países miembros de la UE recopilan información sobre los niveles de resistencia a los antibióticos de bacterias como la Salmonella y la Campylobacter, observándose un preocupante aumento de la resistencia a la acción de algunos fármacos, en otros casos, los niveles de resistencia han sido muy bajos o no se han detectado por el momento, por ejemplo, la resistencia a la eritromicina, aunque en este caso se apunta que puede deberse a la pandemia de coronavirus y las restricciones instauradas, que redujeron notablemente la cantidad de infecciones causadas por este microorganismo.
Hay que recordar que ya en 2020, un informe de las dos agencias concluía que las enfermedades bacterianas transmitidas por alimentos son cada vez más difíciles de tratar debido a la resistencia que generan los microorganismos patógenos, y todo es debido al abuso y mal uso de los fármacos, sea en suelo comunitario o en terceros países.
En el caso de resistencia combinada a dos fármacos como la ciprofloxacina y la eritromicina, que son importantes para tratar la campilobacteriosis, enfermedad que causan las bacterias del género Campylobacter, los investigadores explican que la resistencia ha sido baja en las infecciones de la Campylobacter jejuni en seres humanos, y baja o moderada para la Campylobacter coli. En el análisis sobre resistencia a múltiples antibióticos (macrólidos, tetraciclinas, fluoroquinolonas y aminoglucósidos), el informe concluye que la resistencia fue baja en la Campylobacter coli, y muy baja en la Campylobacter jejuni.
Se constata un nivel muy bajo de resistencia de la Salmonella de casos humanos a grupos de fármacos como la sulfonamidas, las tetraciclinas y la amplicilina, por el contrario, aumenta el nivel de bajo a moderado en la resistencia a antibióticos de importancia crítica como el ciprofloxacino, pero en determinadas subespecies como la Salmonella Kentucky, la resistencia al fármaco ha sido extremadamente elevada.
El informe que podéis consultar a través de este enlace (Pdf), es muy extenso y proporciona una descripción general de los principales datos sobre la resistencia en las poblaciones de animales que se destinan a la producción de alimentos para seres humanos, como cerdos, terneros, pollos de engorde, gallinas ponedoras o pavos, y en el tratamiento de enfermedades de seres humanos.
El ECDC en colaboración con la EFSA y los países miembros de la UE trabajan para mejorar el control y detección de los microorganismos resistentes a los antibióticos, logrando signos de mejora en algunos grupos, sin embargo, hay que destacar que existe un alto riesgo de bacterias resistentes importadas, es decir, proceden de países donde el control sobre el uso de los antibióticos en animales productores de alimentos es deficiente, al respecto, os recomendamos leer este artículo en el que hablábamos sobre la avicultura India y cómo estaba creando superbacterias resistentes a los antibióticos que podían llegar a otros países.