Según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), los humanos han consumido a lo largo de la historia miles de variedades de plantas, pero en la actualidad sólo nueve cultivos son los que predominan para la alimentación de la población mundial, y de ellos, el maíz, el arroz y el trigo acaparan el 50% del suministro calórico. A pesar de contar con una gran variedad alimentaria, dependemos de unos pocos alimentos y esto es un problema, ya que basta con que el rendimiento de dos cultivos mayoritarios se reduzca, para provocar hambruna en un periodo corto de tiempo.
En gran parte del siglo pasado, diferentes granos tradicionales como, por ejemplo, el mijo, uno de los cereales más antiguos conocidos por la civilización humana, se desestimaron y fueron reemplazados por nuevos cultivos impulsados por una serie de prácticas y tecnología de la Revolución Verde. Pero ahora se habla de tomar un nuevo rumbo y volcarse en la diversificación alimentaria perdida, considerando que cereales como el mijo, podrían ayudar a combatir la crisis alimentaria y climática.
Recordemos que a principios de año apuntamos que el 2023 es el Año Internacional del Mijo (International Year of Millets), y por ello, a lo largo del presente año la FAO tiene previsto llevar a cabo diversas iniciativas para poner en valor este cereal y destacar todas sus propiedades y bondades. En la India, donde este cereal es autóctono, hay en marcha un proyecto que tiene el objetivo de “revivir” este cultivo considerado saludable y resistente a las inclemencias ambientales, hay que recordar que en la actualidad el arroz y el trigo son los principales alimentos que se cultivan y consumen en el país.
En la India se impulsa una revolución del mijo con el propósito de mitigar el estrés alimentario del futuro, ya que se considera que es un alimento que puede ayudar a aumentar la autosuficiencia y reducir la dependencia de otros cereales. El mijo soporta bien las condiciones climáticas adversas y cambiantes, se puede cultivar en tierras áridas y requiere un mínimo de insumos, lo que lo hace especialmente interesante. Pero existe una realidad, y es que este tipo de cambios resultan complicados porque una gran parte de la población no quiere cambiar su dieta.
Desde el Gobierno de la India se apuesta por un impulso global concentrado en el mijo, consideran que si muchos países se vuelcan en el cultivo de este cereal, mejorarán su autosuficiencia y seguridad alimentaria, pero, claro, no es precisamente un cereal que favorezca los intereses económicos, de hecho, fue sustituido por la rentabilidad y el beneficio económico de otros cultivos.
Desde hace siglos el mijo se ha cultivado en todo el mundo, pero sus epicentros han sido tradicionalmente la India, China y el África subsahariana. Posteriormente su cultivo fue decayendo hasta el punto de que en alguna ocasión estuvo a punto de extinguirse, pero gracias al trabajo realizado en los últimos años, se están retomando variedades de mijo que podrían ocupar un lugar central en la lucha contra el cambio climático y el hambre global, así lo consideran algunos expertos agroalimentarios. Estas conversaciones se hacen más evidentes a raíz de lo ocurrido en el último año debido a la guerra de Rusia en Ucrania, que ha provocado el aumento de los precios de alimentos y fertilizantes, así como una amenaza para la seguridad alimentaria mundial, por lo que es imperioso hablar de alternativas como el mijo.
Pero el camino es largo y difícil, en la actualidad el mijo supone menos del 3% del comercio mundial de cereales, por lo que por ahora está muy lejos hablar de reemplazo o alternativa, siendo necesario trabajar para educar y concienciar sobre la necesidad de recuperar cultivos que pueden ayudar a garantizar la seguridad alimentaria y en especial a las poblaciones más vulnerables.
El mijo es un cereal muy valorado a nivel nutricional, es muy energético, su aporte en proteínas resulta similar al del trigo y es rico en minerales como el hierro, aporta aminoácidos esenciales, vitaminas del grupo B, vitamina A, etc. Sus magníficas propiedades nutricionales, su adaptabilidad al cambio climático, capaz de tolerar suelos pobres, sequías y condiciones climáticas adversas, y sin necesitar tanta agua como otros cereales, fertilizantes o pesticidas, son los motivos por los que la ONU dedica mayor esfuerzo a promocionar su cultivo y producción a lo largo de este año.
En el vídeo de la FAO para promocionar el Año Internacional del Mijo 2023, podemos conocer algunas de las cualidades y características del mijo, así como sus variedades, recordemos que hay una gran variedad de especies de mijo, el mijo dedo (Eleusine coracana), el mijo perla (Pennisetum glaucum), el mijo perenne (Panicum virgatum), el mijo menor (Setaria italica), etc.
Aquí podemos leer que según datos del USDA (Departamento de Agricultura de Estados Unidos), la participación de la India en la producción total de mijo en el mundo el año pasado fue del 39%, seguido de Níger con un 11%, de China con un 9%, y de Nigeria con un 7%. Desde el Gobierno de la India se comenta que el país produjo 17 millones de toneladas de mijo en la temporada 2020-21, pero en ese mismo periodo se produjeron 231 millones de toneladas de arroz y trigo. Sin embargo, poco a poco el cultivo se incrementa y se cree que la designación de “Año internacional del Mijo” podría ayudar a popularizar el cereal de forma significativa.
El cambio climático obliga a realizar cambios importantes en el sistema productivo y en la dieta a fin de poder asegurar el suministro de alimentos en las próximas décadas.
Foto 2 | Matt Lavin