El lavado de imagen ecológico del reciclado de las botellas de plástico

Beuc (Organización Europea de Consumidores) habla de una realidad que se oculta tras las botellas de plástico 100% recicladas o 100% reciclables, leyendas que aparecen en los envases y que hacen creer a los consumidores que se trata de productos 100% sostenibles. Lo cierto es que se trata de un lavado de imagen ecológico del reciclado de las botellas de plástico, algo a lo que se debe poner fin cuanto antes.

Son muchos los consumidores que creen que las botellas de plástico se reciclan sin problemas y se pueden volver a convertir en nuevas botellas, pero la realidad es que los envases reciclados se someten a un proceso de “reciclaje inverso”, es decir, se transforman en productos de menor calidad, con ese plástico se elaboran bolsos, zapatos y otros artículos que perpetúan los desechos plásticos.

Recordemos que la industria del agua embotellada ha estado promocionando a bombo y platillo durante años, que el PET (tereftalato de polietileno) con el que se elaboran las botellas, es altamente reciclable, pero hasta no hace mucho, hasta el 91% de los envases no eran reciclados por la industria por simples razones estéticas, ya que el material reciclado o RPET (Pet reciclado) no ofrece el atractivo de las botellas fabricadas a partir de materias primas nuevas. Tras debatir sobre este tema en la UE, la industria del agua embotellada en Europa se comprometió a recuperar el 90% de todas las botellas PET, y utilizar al menos un 25% de RPet para el año 2025, aunque sin especificar en qué se utilizaría.

El reciclaje de una botella de plástico es mucho más complejo y menos ecológico de lo que los fabricantes quieren hacer creer a los consumidores, este reciclaje es un proceso con varias etapas y se inicia con la recogida y clasificación, después se somete a las botellas a una serie de tratamientos para eliminar el etiquetado, la tapa y los contaminantes, la clasificación por colores… todo ello para preparar todo lo recogido para el reciclaje mecánico, el método predominante en la UE.

El reciclaje mecánico es un proceso que transforma los plásticos usados en nuevos productos sin alterar su estructura química. Una vez preparado y limpio, el material plástico se tritura en pequeños pedazos y se funden, posteriormente se extruyen para formar pellets que se utilizan como materia prima en la fabricación de nuevos productos. En teoría, este tipo de reciclaje tiene varias ventajas, como la reducción de la necesidad de materias primas vírgenes y la disminución de residuos plásticos en los vertederos y en el medio ambiente. Pero también presenta desafíos, como es la degradación de las propiedades del plástico tras varios ciclos de reciclaje, la dificultad de reciclar plásticos mezclados o contaminados o como ya hemos comentado, producir un material resultante (RPET) no es del agrado de los fabricantes, no se utiliza y por tanto no se favorece una economía circular.

Hay que destacar que si bien las botellas de plástico recicladas reducen las emisiones de CO2 en comparación con las fabricadas con el plástico virgen, aún implican un elevado consumo de energía, emisiones y contaminación en general. Se realizan muchos esfuerzos para reciclar las botellas de plástico, pero rara vez vuelven a su forma original. Cuando leemos que una botella es “100% reciclada”, en realidad se está ocultando que los fabricantes no reciclan todos los componentes de esa botella. La legislación de la UE determina que las tapas y tapones de las botellas deben estar fabricadas con plástico nuevo (virgen) y las etiquetas rara vez incorporan materiales reciclados.

Las empresas que se dedican al negocio del agua embotellada suelen añadir “restos de preconsumo” a esas botellas totalmente recicladas, es decir plástico virgen. Se trata de materiales que no se utilizan durante el proceso de fabricación de otros plásticos, por lo que una botella 100% reciclada, en realidad integra algún plástico nuevo o procedente de ineficiencias de la producción. BEUC nos explica que estas afirmaciones difuminan aún más la línea entre el verdadero reciclaje y el lavado de imagen ecológico.

La Organización Europea de Consumidores comenta en este artículo que esta práctica engañosa no ha pasado desapercibida, y por ello se ha alertado a las autoridades competentes sobre la discrepancia entre las afirmaciones de que un producto es “100% reciclado” y las prácticas reales que llevan a cabo estas empresas, algo que muestra la necesidad de que se implemente una mayor transparencia en la industria del envasado.

Teniendo en cuenta que el PET tarda unos 400 años en descomponerse de forma natural en el medio ambiente, es prioritario trabajar en el reciclado para evitar que estos restos plásticos acaben en vertederos y océanos, y el hecho de que se recicle y se destine el material reciclado a la fabricación de otros productos, facilita que se perpetúen los desechos plásticos. Por cierto, sobre el problema que genera el RPET, recordemos que algunas empresas han dado con una solución que favorece la economía circular, y que la spin-off Ioniqa junto a Unilever e Indorama Ventures, presentaron una nueva tecnología de reciclaje de plásticos PET para el envasado de alimentos que permite reciclar los plásticos PET, incluidos los que integran colorantes, para convertirlos en un nuevo material transparente de grado virgen, de ello hablábamos en este post.

El año pasado hablábamos sobre la denuncia de BEUC por afirmaciones comerciales engañosas sobre el reciclaje de los fabricantes de bebidas, y es que todas las declaraciones sobre el carácter reciclable en botellas de agua que se comercializan en toda Europa, parecen estar sujetas al “lavado verde” o “ecopostureo”, y la denuncia realizada por la organización de consumidores sigue evaluándose por la red CPC (red europea de autoridades nacionales de protección del consumidor) y la Comisión Europea, y parece que la respuesta aún tardará en llegar.

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