El clorpirifós es uno de los insecticidas organofosforados más utilizados en frutas y verduras, y podría tener sus días contados en la Unión Europea. Según los primeros datos de la reevaluación científica que está llevando a cabo la EFSA (Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea), existen preocupaciones por sus posibles efectos genotóxicos y neurológicos en el desarrollo infantil. A esto hay que sumar que se apunta que no se puede establecer un nivel de exposición seguro o un valor de referencia toxicológico para la sustancia, lo que obligaría a la Comisión Europea a no renovar su permiso de uso, que expira en enero de 2020.
En su momento, la Comisión Europea solicitó a la EFSA que proporcionase una declaración sobre los resultados disponibles de la evaluación del insecticida clorpirifós y sus efectos para la salud humana, tras recibir los primeros resultados, la CE anuncia que propondrá a los estados miembros de la UE su prohibición. El estudio todavía no se ha completado, pero los datos disponibles hasta el momento son bastante reveladores, aunque, como siempre, la CE toma las decisiones con mucho retraso. Actualmente el insecticida está prohibido en ocho países europeos, estos países tomaron la decisión a raíz de varios estudios que se habían realizado y que concluían que se trataba de una sustancia peligrosa.
La decisión beneficia significativamente a la población española, la razón es que este insecticida es un disruptor endocrino (que altera el sistema hormonal de los seres humanos) y es uno de los detectados con más frecuencia en los alimentos producidos en España, en frutas como las naranjas, las manzanas o los plátanos, en el aceite de oliva virgen extra o en los huevos, entre otros alimentos. Otros países de fuera de la Unión Europea, como Estados Unidos, lo prohibieron el año pasado tras constatar que podía producir daños cerebrales en los niños, aunque hay que decir que se tardó varios años en tomar esta decisión. En su momento, algunas organizaciones ecologistas expresaron su esperanza de que, tras ser prohibido en Estados Unidos, también se prohibiera en la UE y parece que no se han equivocado.
Sobre estudios independientes que han mostrado la peligrosidad del clorpirifós, se puede citar este estudio publicado en BMJ el pasado mes de marzo, en el que se demostraba que los niños expuestos al insecticida antes y después del nacimiento, tenían mayor riesgo de sufrir autismo y daño cerebral. Estudios anteriores realizados en Estados Unidos ya relacionaron la exposición al insecticida con retraso en el desarrollo mental de los niños, reducción en la memoria de trabajo, déficits en el cociente intelectual, déficits de atención con o sin hiperactividad, etc. Muchas pruebas concluyentes que, sumadas a la evaluación de la EFSA, obligan a la CE a tomar la decisión de no renovar su permiso de uso.
Es el momento de recordar que la CE suele ampliar el permiso de varios pesticidas controvertidos sin haber realizado las evaluaciones de seguridad oportunas con la excusa de que no hay suficiente personal para llevarlas a cabo y asegurando que sería injusto para los fabricantes de pesticidas no ampliar el permiso por este problema que es de la CE, problema que tiene varios años y que no parece haber querido solucionar. En el caso del clorpirifós, se realiza la evaluación oportuna y las pruebas demuestran que es necesario prohibirlo, posiblemente ocurriría lo mismo con muchos otros insecticidas que se renuevan sin más, si se realizasen las evaluaciones de seguridad.
En este sentido, volvemos a denunciar el modo de trabajo de la Comisión Europea, no se puede proceder a la renovación del permiso de un insecticida ni de otras sustancias sin haber realizado antes las evaluaciones de seguridad, lo correcto sería aplicar el principio de precaución o la cláusula de salvaguardia en el contexto de la protección de los consumidores y la salud, y esperar a realizar las pruebas necesarias. Han tenido que aparecer varios estudios independientes, y que varios países prohíban el uso del insecticida, para que la CE decida pedir la reevaluación a la EFSA y proponga que el clorpirifós se prohíba en suelo comunitario, de lo contrario, seguro que con la excusa de la falta de personal se habría aprobado la renovación del permiso de uso.
El pasado mes de abril se acordó en una reunión celebrada por la Comisión Europea y expertos de una comisión permanente de los Estados miembros, aprobar la ampliación del permiso de uso a más de 30 pesticidas sin que se hubiera realizado ninguna evaluación o investigación bajo el pretexto antes comentado, dando la impresión de que se trata de una estrategia para seguir concediendo privilegios a las empresas que fabrican los pesticidas, pero ante evidencias tan claras como en el caso del clorpirifós, a la CE no le ha quedado otra que pedir la reevaluación.
Hace ya bastante tiempo que los activistas y grupos ecologistas pedían tolerancia cero ante el insecticida, varios estudios apuntaban que la exposición, incluso en pequeñas dosis, podía dañar el desarrollo cerebral y los sistemas hormonales de los niños. Sin embargo, se ha estado haciendo caso omiso hasta ahora, ya es hora de que los gobiernos de los países miembros de la UE se preocupen por la salud de la población poniéndola por delante de los beneficios del lobby de la industria de los plaguicidas, a ver si al fin se soluciona el problema de la falta de medios y se procede a la reevaluación de todas las sustancias que se utilizan en los alimentos.
Podéis conocer más detalles de la reevaluación realizada a través de la página oficial de la EFSA.
Foto 2 | Chafer Machinery