En el mes de marzo, el Ministro de Hacienda del Reino Unido anunciaba la entrada en vigor del impuesto de las bebidas azucaradas para el año 2018, medida que tiene el objetivo de luchar contra el elevado índice de sobrepeso y obesidad infantil del país. Muchas organizaciones, como Sustain, que trabaja en favor de las prácticas que mejoren la salud y bienestar de los ciudadanos, defienden la agricultura sostenible, el respeto medioambiental, las condiciones laborales, etc., recibieron con satisfacción la medida. Por el contrario, la Federación de Alimentos y Bebidas (FDF) manifestó su desacuerdo argumentando la falta de estudios y pruebas que demuestren la efectividad de este impuesto.
Pues bien, es probable que el impuesto de las bebidas azucaradas en el Reino Unido no se aplique por el Brexit (salida del Reino Unido de la Unión Europea), así lo considera Action on Sugar (AoS) tras el largo retraso que se está sufriendo en la estrategia de acción contra la obesidad infantil y por la aparición de un informe filtrado al periódico digital The Times, en el que se habla de introducir de nuevo el sistema voluntario para que la industria reformule sus productos para que se reduzca el contenido de azúcar en un 20%. En este informe no se hace ninguna mención a la reformulación en los refrescos azucarados, considerada la principal fuente de azúcar de niños y adolescentes.
Por esta razón Sustain solicita a la nueva Primera Ministra, Theresa May, que revise con carácter urgente lo que se considera uno de los programas de salud pública más importantes del Reino Unido. Se considera que la FDF y otras organizaciones del sector de las bebidas y los refrescos han presionado para retrasar el plan de acción contra la obesidad infantil del Gobierno del país, algo que evidentemente se ha negado. De nuevo la FDF ha lanzado el discurso mantenido desde hace años, que esta organización ha estado trabajando en colaboración con el Gobierno con el propósito de luchar contra la obesidad. No se ha presentado el plan o estrategia definitiva anunciada hace meses, pero el Departamento de Salud del país asegura que esas sugerencias de que se ha relajado el interés de poner en marcha la estrategia son equivocadas.
De momento se anuncia que la nueva Primera Ministra y su gabinete van a trabajar en los próximos días para establecer sus prioridades, así como las estrategias para cumplir con esos compromisos que se habían adquirido. Lo que parece evidente es que la lucha contra la obesidad infantil se ha dejado en manos de las compañías alimentarias, lo que supone una clara relajación de las promesas que realizaron los Ministros de Salud o Hacienda en su momento, tras haber recibido continuas presiones por parte de la industria de las bebidas.
Los fabricantes no tendrán, de momento, la obligación de reformular sus productos para que sean más saludables, no se han dado a conocer las medidas concretas para frenar la comercialización de esos productos no saludables y parece que el tema se intenta dejar aparcado con el argumento del Brexit. Sustain denuncia que la industria alimentaria gasta miles de millones de libras en publicidad dirigida a los niños de productos que se consideran poco saludables, cuestión que se había tratado en la estrategia de lucha contra la obesidad y que también parece haber sido aparcada a un lado.
Desde el Brexit, la industria de los alimentos y las bebidas en el Reino Unido ha estado instando al Gobierno a retrasar la introducción del impuesto, argumentando que se trata de una carga económica que afecta seriamente a un sector que ya ha sido golpeado por la debilitación de la confianza de los consumidores. La industria ha considerado que el Gobierno tiene la obligación de actuar para apoyar la competitividad del sector y devolver su confianza y estabilidad. Si la industria trabajara para reformular sus productos en vez de intentar dar largas, ¿no sería mejor para recuperar la mencionada confianza? Los argumentos que proporcionan no tienen sentido.
Existen muchas posibilidades de que el impuesto del azúcar no se aplique en el Reino Unido y en su lugar se mantengan las medidas voluntarias de antaño y otras que se han barajado, pero como sabemos, el sistema voluntario no suele ser efectivo, por lo que se duda que pueda tener algún efecto. En favor de la economía, mantener los puestos de trabajo y no sobrecargar el gasto a los consumidores, la industria pide retrasar el impuesto, no tardaremos mucho en conocer la decisión que adoptará el Gobierno del país sobre esta cuestión. Podéis conocer más detalles de la noticia a través de este artículo publicado en The Times y a través de la página oficial de Action on Sugar.
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