Según una investigación realizada por expertos del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas), el gusto amargo en el hombre de Neandertal era percibido del mismo modo que ahora lo percibimos los humanos, recordemos que el hombre de Neandertal es una especie extinta del género homo que evolucionó paralelamente al Homo sapiens a partir de antepasados comunes lejanos, sin embargo, los estudios genómicos muestran que el ADN de ambos es muy similar, coincidiendo en un 99’9%.
Según las conclusiones del estudio, la percepción del gusto amargo en el hombre de Neandertal se mostraba en tres tipos, percepción total, percepción reducida y en algunos casos percepción nula, hecho que sorprende a los científicos, ya que la percepción de este sabor es un mecanismo que advierte sobre la toxicidad de los alimentos, pudiendo ser peligrosos si se ingieren en grandes cantidades.
Para los investigadores es un misterio evolutivo difícil de explicar, la explicación teórica es que al no detectar el sabor amargo algunos individuos, los neandertales podrían detectar algún otro compuesto que les resultara beneficioso, pero es sólo una hipótesis.
El sabor amargo es uno de los sabores básicos que detectamos a través del gusto, salado, dulce, ácido, umami y amargo. Percibimos los sabores gracias a las sensaciones químicas que el gusto detecta a través de los diferentes sensores específicos (papilas gustativas) que se encuentran en distintas partes de la lengua. Hasta ahora, los investigadores de biología evolutiva habían sugerido que la detección de este sabor desagradable era un mecanismo de defensa ante posibles envenenamientos, algo lógico teniendo en cuenta que los compuestos venenosos son mayoritariamente amargos.
Los investigadores han logrado determinar que el gusto amargo no era percibido por el hombre de Neandertal gracias al análisis realizado sobre un fragmento del gen TAS2R38, gen que codifica una proteína localizada en las membranas de las células gustativas y que permite la detección de sustancias amargas. De dicho gen existen tres variantes, una que provoca la detección del sabor amargo, otra que detecta poco y otra que no permite realizar la detección, todo depende de la presencia en el gen TAS2R38 de un aminoácido en las dos, una o ninguna de las copias del gen en cuestión.
En este caso, el análisis del fragmento del gen determinó que el aminoácido sólo estaba presente en una copia del gen, lo que indica que también puedan darse las otras dos posibilidades mencionadas, individuos capaces de detectar perfectamente el sabor amargo, individuos que lo detectan en menor grado e individuos que no pueden detectarlo aunque se trate de grandes cantidades.
Algunos de los compuestos amargos presentes en los alimentos pueden ser tóxicos cuando se ingieren en grandes cantidades, el mecanismo de defensa inexistente podría haber provocado el envenenamiento de aquellos individuos que hubieran abusado de un alimento amargo debido a su alto contenido en glucosinatos.
El hombre de Neandertal (Homo neanderthalensis) se extinguió hace unos 28.000 años y las causas (que son muchas) todavía se encuentran sometidas a estudio. Queda mucho por descubrir sobre esta especie, su vida, sus costumbres, sus hábitos alimenticios… pero poco a poco la ciencia nos desvela nuevos detalles, recordemos el estudio realizado por el CSIC en el que se concluía que los neandertales también comían pescado, mostrando la gran variedad de alimentos que en realidad disfrutaban.
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