Según un informe elaborado por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), el futuro de la seguridad alimentaria está en peligro por varias razones, una excesiva presión sobre los recursos naturales, las consecuencias del cambio climático, el estancamiento del rendimiento de los cultivos, el actual sistema alimentario que no es lo suficientemente sostenible, etc.
En el informe se apunta que la expansión de la producción alimentaria de las últimas décadas, así como el crecimiento económico, han tenido un elevado coste medioambiental, casi el 50% de los bosques del planeta han desaparecido, las fuentes de agua subterráneas se están agotando a un ritmo acelerado, la biodiversidad se ha visto seriamente erosionada. Los expertos de la FAO explican que los problemas se agravarán como consecuencia del calentamiento del planeta, que provoca y provocará la aparición de nuevos problemas que afectarán a la seguridad alimentaria.
En este informe se trata de analizar si los sistemas agrícolas y alimentarios del planeta son capaces de satisfacer las necesidades de una población mundial creciente y de una forma sostenible. Según el análisis realizado, la respuesta es sí, pero para ello será necesario realizar grandes cambios, si no se realizan más esfuerzos en la inversión y rediseño de los actuales sistemas alimentarios, en el año 2030 un gran volumen poblacional pasará hambre, se cita esta fecha porque es cuando se cumple el calendario de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Según las conclusiones, la actual tasa de progreso no será suficiente para erradicar el hambre en el año 2050. Existen problemas para poder ampliar el uso de tierra y agua en la agricultura, por lo que para poder incrementar la producción alimentaria y satisfacer las necesidades de la población, será necesario mejorar la productividad y la eficiencia en el uso de los recursos disponibles. Esto es complicado, sobre todo sabiendo que el rendimiento de varios cultivos importantes se está estabilizando, es decir, apenas se incrementan, según el informe cultivos como el maíz, el arroz, o el trigo a nivel mundial, se han incrementado poco más del 1% en los últimos años.
Claro, que esto no es algo nuevo, recordemos que en el año 2013 el analista ambiental Lester Brown ya advertía de este problema, comentaba que la capacidad para producir alimentos se había estancado. No es posible aumentar la producción ya que muchos cultivos básicos se encuentran en sus límites fisiológicos de crecimiento. A esto hay que sumar que el cambio climático provocará que se reduzca el rendimiento de cultivos importantes en las próximas décadas, algo de lo que advertían investigadores de la Universidad de Stanford (Estados Unidos) y de lo que hablábamos aquí.
A todo esto hay que añadir el aumento de las enfermedades y la propagación de plagas por el aumento de las temperaturas, se han realizado estudios en los que se demuestra que existe una relación entre el aumento de la temperatura global durante los últimos 50 años, la ampliación del radio de acción de las plagas y el aumento de la variedad de insectos que participan. Hay que tener en cuenta que actualmente, las plagas y enfermedades son causantes de la pérdida del 16% de los cultivos a nivel mundial, cifra que año tras año se incrementa debido a que la diversidad de plagas crece de forma incesante y aparecen nuevas cepas que evolucionan y a las que resulta cada vez más complicado combatir.
En el informe de la FAO se apunta que es necesario abordar con urgencia una serie de transformaciones importantes en los sistemas agrícolas, se habla en especial de invertir en la agricultura y en las economías rurales, en el aumento sostenible de las oportunidades para producir alimentos y generar ingresos entre las comunidades más deprimidas económicamente. Es prioritario, según la FAO, adoptar modelos de producción alimentaria más sostenibles que permiten mejorar la eficiencia del uso del agua y la tierra, así como de otros recursos que pueden contribuir de forma significativa a reducir el uso de combustibles fósiles, lo que derivará en una reducción drástica de las emisiones de gases de efecto invernadero en el ámbito agrícola, una mayor conservación de la biodiversidad, y una reducción de los residuos.
En todas las soluciones planteadas se necesita la inversión en investigación y desarrollo, en agricultura y nuevos sistemas agroalimentarios, en la promoción de la innovación, en el apoyo de la producción sostenible, así como en la búsqueda de soluciones para hacer frente a la escasez de agua, aprovechar zonas de tierras áridas para incrementar el suministro alimentario, hacer frente al cambio climático, etc. De estas cuestiones se ha hablado en los últimos años y poco se ha avanzado, tanto en los compromisos climáticos adquiridos, como en el impulso de los cambios en los modelos de producción alimentaria, a medida que pase el tiempo y la situación se complique, es probable que muchas soluciones planteadas hace años empiecen a aplicarse.
Podéis conocer todos los detalles del informe publicado por la FAO, a través de este enlace (Pdf).
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