Los resultados de una investigación realizada por expertos de la Dirección General de Competencia, Consumo y Represión de Fraudes (DGCCRF) a lo largo de tres años, muestra que el fraude de la vainilla se intensifica, se trata de un problema que afecta a los productos de vainilla, a los alimentos aromatizados con vainilla e incluso a las propias vainas obtenidas de la orquídea Vanilla planifolia.
Parece ser que la intensificación del fraude guarda relación con las dificultades climáticas y socioeconómicas que tiene Madagascar (principal productor) para producir las orquídeas, cuyas vainas son muy apreciadas y consumidas como especia, empleándose principalmente en elaboraciones dulces. La producción natural de vainilla es un proceso lento que requiere mucha mano de obra, la cosecha y polinización se realiza en climas tropicales y en gran medida a mano.
El caso es que, a raíz de los problemas para producir vainilla los precios han aumentado de forma considerable, lo que convierte a este producto en objetivo para el fraude y el engaño. En la investigación los expertos han investigado a productores de vainas, extractos, sabores naturales de vainilla y vainilla natural en estado puro. Por otro lado, las autoridades del país también centraron la atención en importadores, distribuidores, minoristas y empresas alimentarias, a fin de conocer la magnitud del frade.
De las 22 muestras de vainas de vainilla analizadas, se encontró que una de cada cuatro no cumplía con las regulaciones establecidas, los investigadores explican que varias muestras eran vainas de vainilla gastadas o ya utilizadas en el proceso para la extracción de vainilla, por lo que en realidad carecían de aroma y sabor, y lo que hacían los defraudadores era sumergir las vainas en una fórmula química que les confería olor y sabor. El análisis de las muestras de polvo blanco de vainilla, reveló que algunas habían sido adulteradas con azúcar con sabor a vainilla sintética.
Sólo uno de los dos extractos de vainilla verificados cumplía la normativa, la muestra fraudulenta estaba etiquetada como «concentrado de vainilla», sin embargo, se trataba de un saborizante mezclado con agua que tenía sabor a vainilla. Otro problema es el etiquetado, los extractos se presentaron como «extractos naturales de vainilla», pero el término «extracto» se usa para las preparaciones naturales, por lo que la muestra no podía denominarse ‘extracto natural’.
Sobre los sabores naturales de vainilla, los expertos comentan que los aromas contenían una cantidad insuficiente de vainilla, el 90% del producto era químico, por lo que no procede definirlos como naturales. De un total de 38 productos alimenticios, 13 no cumplían con la normativa, tres muestras de azúcar de vainilla contenían poca o ninguna vainilla, el resto de muestras contenía compuestos sintéticos.
Los investigadores de la Dirección General de Competencia, Consumo y Represión de Fraudes apuntan que las prácticas fraudulentas más habituales realizadas con la vainilla son: sustituir productos de vainilla por productos de categoría inferior como, por ejemplo, esencias formadas por agua y aromas artificiales; intensificar aroma, sabor y apariencia mediante el método de la inmersión de las vainas en una solución de aroma con sabor vainilla; replicar el sabor añadiendo vainillina que ha sido producida por procesos biotecnológicos, y estandarizar el color de los aromas de vainilla utilizando el sabor caramelo con función de colorante.
A este paso, no será extraño que pronto la vainilla sea incluida en la lista de alimentos con mayor riesgo de fraude en el mundo. Sería interesante que se realizara una investigación similar con los productos de vainilla que se pueden encontrar en el mercado español, es muy probable que ocurra lo mismo que ocurre en Francia y que una parte estén cometiendo fraude.
Podéis conocer todos los detalles de la investigación a través de la página web de la DGCCRF.
Foto 1 | R’lyeh Imaging