Según uno de los responsables de la Royal Society of Public Health del Reino Unido, sociedad científica que se dedica a la promoción y protección de la salud y el bienestar de la población, el etiquetado calórico en las bebidas alcohólicas es necesario para frenar el sobrepeso y la obesidad, y debe ser introducido con carácter urgente en la Unión Europea. Hablando del Reino unido, el año pasado se llevó a cabo una campaña (de la que ya hablamos) para concienciar sobre la relación entre el consumo de alcohol y la obesidad, en ella se destacaba que entre los adultos que beben, un 10% de la ingesta diaria de calorías procede del alcohol.
Según los resultados de la campaña, la mayoría de los consumidores no tenían conocimiento de cuántas calorías tenía el vino, un cóctel, una cerveza, etc., lo que provocaba que se incrementara el consumo de estas bebidas. Abusar de las bebidas alcohólicas es un factor de riesgo para sufrir diferentes enfermedades, pero también lo es para sufrir sobrepeso y obesidad. Shirley Cramer, Presidenta ejecutiva de la Royal Society of Public Health, explica que la mencionada campaña sirvió para la creación de un diálogo para que las personas tomaran conciencia del problema de las calorías ocultas de las bebidas alcohólicas.
Shirley Cramer explica que un vaso de 250 mililitros de vino blanco contiene 180 calorías, lo que equivale a una porción de pizza, sería necesario andar tres kilómetros para poder quemar estas calorías. La Piña colada contiene unas 450 calorías, lo que equivale a comerse una hamburguesa con queso. Teniendo en cuenta que la ingesta de calorías diarias recomendada para los hombres es de aproximadamente 2.500 kcal y para las mujeres de unas 2.000 kcal, tomar dos o tres copas representa un aporte energético importante que se suma al obtenido con las comidas.
La Royal Society of Public Health explica que está demostrado que proporcionar la información de las calorías en las etiquetas de los alimentos contribuye a que las personas tomen decisiones más saludables a la hora de comer, sin embargo, ha habido poca investigación sobre el efecto que tendría la inclusión de esta información en las bebidas alcohólicas, por ello, a finales del año pasado realizaron un llamamiento para que se realizara una investigación exhaustiva sobre la relación entre las bebidas alcohólicas y el sobrepeso o la obesidad. Merece la pena recordar que esta sociedad llevó a cabo un pequeño experimento en un bar para saber si la información del contenido calórico en las bebidas haría cambiar la conducta de los clientes a la hora de beber.
Los resultados llamaron la atención, las bebidas que incluían la información calórica provocaron una reducción de consumo cifrada en 400 calorías, lo que prueba que tendría un notable efecto si se realizase a gran escala, la población consumiría menos bebidas alcohólicas, pero claro, no le interesaría a la industria del sector.
Recordemos que en el año 2013 se puso en marcha una iniciativa en Estados Unidos para informar sobre las calorías de las bebidas alcohólicas, era una medida voluntaria promovida por la Oficina de Comercio e Impuestos del Tabaco y el Alcohol, que podía dar paso a una reglamentación. Lo que quiere la Royal Society of Public Health es que la Unión Europea secunde la medida y la ponga en marcha, pero además, hablando del volumen alcohólico, quiere que se realicen modificaciones en el etiquetado para que los consumidores no se confundan. Básicamente vuelven a realizar las mismas peticiones, que se introduzca cuanto antes el etiquetado con el aporte nutricional en las bebidas alcohólicas, ya que considera que existe una falta generalizada de concienciación sobre la composición de las bebidas.
Shirley Cramer explica que actualmente las bebidas alcohólicas no se consideran un alimento en la UE, por lo que están exentas de la obligación de contemplar la información nutricional y la lista de ingredientes cuando superan el 1,2% en volumen de alcohol. Por tanto, existe un desequilibrio entre la información que acompaña a los alimentos y la que acompaña a las bebidas, considera que la información debe ser equitativa y que la población debe saber qué contienen las bebidas.
La industria cervecera del Reino Unido apoya la petición de la Royal Society of Public Health, pero apuntan que el espacio en las botellas es limitado, por lo que habría que estudiar la fórmula del etiquetado utilizando el envase y las consultas a través de internet. Comentan que muchos cerveceros ya han proporcionado voluntariamente la información nutricional, mostrando la predisposición que tiene este sector a facilitar dicha información. Se augura que para el año 2017 el 80% de la cerveza que se comercialice en el Reino Unido contendrá la información de los ingredientes en la etiqueta alimentaria, la información nutricional estará disponible a través de la red.
Según leemos aquí, parece ser que se esperaba para finales de 2014 un informe de la Comisión Europea sobre el etiquetado de las bebidas alcohólicas, pero al parecer se ha retrasado y es probable que no se dé a conocer hasta el próximo año. Como decíamos anteriormente es posible que a la industria de las bebidas alcohólicas no le interese dar a conocer esta información, pero el consumidor tiene derecho a saber de los alimentos y bebidas que consume, por lo que el etiquetado nutricional debería ser incluido obligatoriamente.
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