En el mes de octubre podíamos saber que la Asociación Europea de Snacks declaraba que indicar el origen de los ingredientes en el etiquetado de los alimentos procesados no era beneficioso para los consumidores. Por otro lado esta asociación argumentaba que este tipo de etiquetado sería un problema y una pesadilla logística para los fabricantes, siendo prácticamente imposible cumplir las exigencias del Reglamento FIC (información alimentaria facilitada al consumidor) que entra en vigor el próximo día 13 de diciembre. Recordemos que este reglamento tiene como objetivo ofrecer información ampliada sobre los productos a los consumidores para que puedan tomar decisiones informadas a la hora de elegir qué comprar y consumir.
Pues bien, la industria alimentaria considera que la legislación debe permitir a los fabricantes que decidan de forma voluntaria si deben incluir esta información en el etiquetado a fin de evitar costosos, complicados e innecesarios cambios, la razón principal que se argumenta es que se trata de una información que no sirve al consumidor. De momento no se ha decidido si se obligará a los fabricantes a detallar la información sobre el origen de las materias primas de un alimento preparado, la Comisión Europea está a la espera de que se entregue el día 13 un estudio independiente sobre este tema.
Los fabricantes no esperan a que se presente este estudio y dicen que el etiquetado alimentario detallando el origen de los ingredientes debe ser voluntario, aseguran estar preocupados por cómo les va a afectar esta medida en sus negocios. Se trata de un sistema muy complejo de trazabilidad que resulta inviable, un ejemplo a citar, en el caso de las empresas que se dedican a la comercialización de frutos secos y aperitivos que tienen como base las nueces, los procesadores dependen de los envíos que reciben de muchos países porque es imposible recibir el suministro de un único país, se puede llegar a cambiar entre 60 y 70 veces por año, y ocurre lo mismo con muchos otros ingredientes.
Para un alimento cuyos ingredientes tienen distintos orígenes no resultará nada práctico que se detalle en la etiqueta, argumentan que no serviría de nada para mejorar la seguridad alimentaria y encarecería el producto. En el caso de la industria de los snacks, el sector considera que es engañoso creer que existe mayor seguridad alimentaria dependiendo de dónde procedan las materias primas que utilizan, por ello en su momento ya solicitaron que este etiquetado tuviera carácter voluntario.
El presidente de Primary Food Processors, asociación de la industria europea del procesamiento y transformación de alimentos, explica que para poder abastecer a los mercados se requiere un continuo suministro de materias primas agrícolas, por lo que sus orígenes cambian constantemente según la disponibilidad. Es decir, todos los fabricantes de alimentos a los que les afecta la medida la rechazan, durante los últimos meses han presentado estudios, han argumentado las razones por las que resulta inviable la medida, han hablado del aumento del precio de los alimentos (algo habitual presionar con el coste para evitar algo que la industria considera que le perjudica), etc. A medida que se acerca el día la preocupación se hace más evidente.
La Directora General de FEDIOL, federación que representa al sector del aceite vegetal europeo, plantea una pregunta en relación al producto, ¿qué significa esta medida para los consumidores? Explica que la calidad del aceite viene determinada por su procesamiento y refinamiento, tengan las semillas el origen que tengan, no existe diferencia en el producto final. Considera que el etiquetado de origen no se debe confundir con los requisitos de trazabilidad que garantizan alimentos seguros para el mercado comunitario.
Pero es más, según leemos aquí, otras asociaciones como Starch Europe, asociación comercial que representa los intereses de la industria del almidón de la Unión Europea, a nivel europeo e internacional, aseguran que incluso el etiquetado voluntario es problemático, si un fabricante decide utilizarlo, causaría problemas a quienes no lo utilizasen. Lo mismo ocurriría si un cliente lo solicitase ya que provocaría un problema en toda la cadena de suministro. Explica que si tuvieran que etiquetar el origen de la materia prima en relación al almidón, habría que construir numerosos silos para almacenar el almidón según su origen. Esta es una de tantas razones argumentadas con las que se pretende convencer de la inviabilidad de la medida.
El próximo 13 de diciembre entrará en vigor el etiquetado con el origen de los productos cárnicos sin procesar, pero la industria espera que se le proporcionen las aclaraciones oportunas sobre el etiquetado de origen según el tipo de carne, sobre los ingredientes que conforman más del 50% de un producto alimentario terminado, sobre la leche como ingrediente de los productos lácteos, sobre cómo deben actuar ante un alimento no procesado o sobre aquellos que contienen un solo ingrediente. Sin duda, el etiquetado alimentario detallando el origen de las materias primas les está causando muchos dolores de cabeza, pronto conoceremos más detalles sobre este tema.
Foto | D Coetzee
1 comentarios
La trazabilidad del producto además de por seguridad alimentaria también tiene que ver con la sostenibilidad. Y una mayor información al consumidor siempre será bienvenida para optar a comprar de forma consciente y responsable de forma sencilla.
Quizá no se pueda hacer en todos los productos pero se puede seguir avanzando en esa dirección, no es necesario «todos o ningunos» (por ahora)
Como anécdota hace tres días compré un snack de yuca, y no miré los ingredientes hasta llegar a casa. Mi sorpresa fue mayúscula cuando leí: aceite vegetal y/o aceite de palma. ¿y/o? Información rigurosa no es, eh, como para hablar de la procedencia del aceite sin saber si quiera cuál lleva o en qué proporción.