Cuántas veces habremos escuchado aquello de ‘el desayuno es la comida más importante del día’, y cuántas veces lo habremos replicado también. Cuánto mito hay en torno a la alimentación… parece mentira que algo tan antiguo y tan básico para la vida, sea a la vez tan desconocido para la mayoría. La población, en general, no sabemos comer bien, en ningún momento de nuestra formación o educación se ha hecho alusión a la necesidad de aprender qué alimentos son buenos para la salud y cuáles no. Además, somos muy susceptibles a los mensajes que transmite la publicidad en cualquiera de sus formatos, demasiado crédulos con lo que deberíamos ser desconfiados, pero, es que a muchas personas les resulta difícil creer que haya otras con tan baja calidad humana y que, además, estén en puestos laborales en los que pueden manipular a la población.
En fin, no nos vamos a ir por otros derroteros cuando lo que queremos contaros es algo relacionado con el desayuno y con el mito de que es la comida más importante del día y de que favorece el control del peso y la pérdida de peso, ¿quién no conoce el refrán ‘Desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un mendigo’? Y es que recientemente se publicó un nuevo estudio que concluía que no era así, y mucho menos con el concepto de desayuno que tiene la mayoría gracias al trabajo bien hecho (porque lo han hecho muy bien, aunque sea para perjudicarnos) de la industria alimentaria y su publicidad, pues suele estar compuesto por ultraprocesados cargados de azúcar y grasas insanas, véase cereales, galletas, magdalenas y todo tipo de bollería, bebidas chocolateadas, cremas untables…
Quizá en estos días habéis visto titulares del tipo ‘Desayunar no ayuda a adelgazar’, ya sabéis que mucho se ha dicho que no desayunar hace llegar a la comida con demasiada hambre y se come más de lo necesario, o que antes de llegar a la comida se come cualquier cosa porque se tiene un ‘agujero’ en el estómago. Pues bien, estas noticias son fruto de la reciente publicación de una revisión sistemática y metaanálisis de ensayos controlados aleatorios, en la revista científica British Medical Journal (BMJ). El objetivo era examinar el efecto del consumo regular del desayuno sobre el cambio de peso y sobe el consumo energético en personas adultas residentes en países industrializados y con altos ingresos.
Podéis leer la publicación del 30 de enero en el BMJ titulada ‘Effect of breakfast on weight and energy intake: systematic review and meta-analysis of randomised controlled trials’ (Efecto del desayuno en el peso y la ingesta de energía: revisión sistemática y metanálisis de ensayos controlados aleatorios) a través de este enlace, donde explican que los datos han sido obtenidos de PubMed, Ovid Medline y CINAHL, y de estudios publicados entre enero de 1990 y enero de 2018, y que, además, se consultaron los registros de ensayos clínicos internacionales en una plataforma especializada, por si hubieran ensayos registrados, pero sin publicar en octubre de 2018.
La conclusión del estudio sugiere que los profesionales de la salud, médicos, dietistas, nutricionistas… tengan precaución a la hora de recomendar a los adultos que no se salten el desayuno si quieren bajar de peso, pues podría suceder todo lo contrario independientemente del hábito establecido en esa primera comida del día. Esto no quiere decir que para adelgazar haya que saltarse el desayuno, la estrategia para la pérdida de peso debe ser personalizada, pues hay personas que tienen que comer cada poco tiempo para llevarlo bien y otras que prefieren concentrar en dos comidas todo lo que van a ingerir durante el día.
Lo que las conclusiones de este estudio vienen a decir es que quien desayuna, realiza una ingesta de comida más que quien no desayuna, y, por ende, tiene más posibilidades de consumir más kilocalorías a lo largo del día. La suma de la ingesta calórica de todo el día es lo que determina si hay un déficit o no, y si no lo hay, no se baja de peso. Es decir, si un adulto ingiere 2.500 kcal con todas las comidas del día (sean dos, tres, cuatro o cinco), pero su gasto energético no supera las 2.000 kcal, sube de peso. Si su ingesta calórica es de 2.500 kcal y su gasto es de 2.500 kcal, se mantiene en el mismo peso, y si su ingesta es de 2.500 kcal y su gasto de 2.700 kcal, poco a poco bajará de peso.
¿Por qué el desayuno no es realmente la comida más importante del día? Pues podríamos decir que principalmente por la mala calidad de los alimentos que se incluyen en esta primera comida del día, y según los dietistas-nutricionistas actualizados, es preferible no desayunar que desayunar mal, pues lo que comemos repercute en nuestra salud. Así que quien quiera desayunar, que lo haga, pero aprovechando para tomar buenos alimentos, ya sabéis que hay muchos desayunos saludables entre los que elegir para cuidarse y, además, disfrutar. Y por supuesto, este concepto debe mantenerse en el resto de comidas del día, que también habrá quien piense que como ya ha desayunado sano, la comida puede ser menos nutritiva. Cada comida cuenta, en beneficio o en contra de la salud.