El consumo frecuente de comida rápida aumenta el riesgo de ansiedad y depresión en los jóvenes

El pasado mes de junio hablábamos de una investigación de la Universidad de Colorado en Boulder, en la que se alertaba sobre cómo una dieta rica en grasas podía aumentar los niveles de ansiedad. Los resultados indicaban que este tipo de alimentación alteraba la microbiota intestinal y generaba neuroinflamación, afectando negativamente al equilibrio de las sustancias químicas cerebrales. A pesar de que este estudio se realizó con roedores de laboratorio, sugería una preocupante relación entre el consumo excesivo de alimentos ultraprocesados y los problemas de salud mental, como la ansiedad y la depresión.

Ahora conocemos un estudio que confirma esta relación en los seres humanos, el nuevo trabajo concluye que el consumo frecuente de comida rápida, aumenta el riesgo de ansiedad y depresión en los jóvenes. Los resultados cobran especial relevancia en un entorno urbano (en este caso Hong Kong) donde la rapidez y los precios económicos de la comida rápida, hacen que sea la opción preferida de muchos jóvenes.

La investigación realizada por expertos de la HKU School of Professional and Continuing Education y la Universidad de Hong Kong, trabajó con un grupo de 142 personas jóvenes de entre 18 y 27 años. Los expertos evaluaron a este grupo utilizando cuestionarios sobre la frecuencia alimentaria, y concretamente evaluando el consumo de 22 tipos de alimentos que se asocian comúnmente a la comida rápida en Hong Kong, como las hamburguesas, el pollo frito, las patatas fritas, los refrescos azucarados, postres y el popular bubble tea (té de burbujas o boba tea)

Efectos de la comida rápida en la salud mental de los jóvenes

Los resultados, según los investigadores fueron contundentes, los participantes con un consumo frecuente de los alimentos mencionados, tenían una mayor probabilidad de experimentar síntomas de depresión y ansiedad, en comparación con los participantes del estudio que consumían los alimentos de forma esporádica. Los expertos apuntan que los alimentos más problemáticos fueron las hamburguesas, el pollo frito, las patatas fritas, las bebidas azucaradas y especialmente el bubble tea.

El estudio tambien señaló que las bebidas sin azúcar como el té, se asociaron con un menor riesgo de síntomas depresivos, algo que coincide con otros estudios previos que relacionan el consumo de té con beneficios antiinflamatorios y antioxidantes que ayudan a proteger el cerebro.

En una ciudad como Hong Kong donde el ritmo de vida es frenético (como ocurre en otras grandes ciudades del mundo), el tiempo es limitado, los espacios de vivienda son reducidos, los sueldos son escasos, por lo que los jóvenes con frecuencia se enfrentan a una cierta inseguridad alimentaria. Esta situación se agrava por la pobreza y el estrés, llevándoles a priorizar las opciones económicas que les pueden saciar a pesar de que sean menos nutritivas. En este sentido, la comida rápida cumple con estos requisitos, es accesible, asequible y ofrece una solución inmediata para satisfacer el hambre. Sin embargo y como ya sabemos, su bajo valor nutricional y su alto contenido en grasas saturadas, azúcares y sodio, tienen consecuencias de peso en la salud a largo plazo.

A todo esto hay que añadir que tambien influyen otros hábitos perjudiciales que empeoran la salud mental, como el sedentarismo, el uso excesivo de las pantallas y la falta de sueño, factores que en otros estudios se han relacionado con la ansiedad y la depresión. Los efectos de la comida rápida en el cerebro y en el organismo son complejos y multifactoriales, por ello los responsables del estudio proponen varias hipótesis:

*Desequilibrio nutricional: Los alimentos ricos en grasas saturadas, azúcares añadidos y sodio suelen carecer de nutrientes esenciales como la fibra, los ácidos grasos omega-3 y vitaminas clave (A, C y D), que son elementos que protegen la salud mental. Los investigadores comentan que la carencia de estos nutrientes puede contribuir a un deficiente funcionamiento cerebral.

*Inflamación crónica: El consumo excesivo de alimentos ultraprocesados puede provocar neuroinflamación y estrés oxidativo en el cuerpo. Estos procesos dañan el equilibrio de neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, que son fundamentales para regular el ánimo y reducir la ansiedad.

*Alteración del microbioma intestinal: Existe una conexión directa entre el intestino y el cerebro a través del nervio vago, los expertos explican que una dieta rica en comida rápida altera la microbiota intestinal, lo que puede influir negativamente en la producción de neurotransmisores y en consecuencia la salud mental.

*Efectos emocionales: La comida rápida se asocia con el «consumo emocional» como una forma de aliviar el estrés o la tristeza, recordemos que desde hace años se apunta que las decisiones de compra son emocionales. Sin embargo, esta elección suele ser contraproducente porque proporciona un alivio temporal, pero a largo plazo agrava los síntomas depresivos y de ansiedad.

Como decíamos anteriormente, los investigadores apuntan que uno de los resultados más interesantes del estudio fue el efecto positivo del consumo de té sin azúcar, una bebida ampliamente disfrutada en la cultura de Hong Kong. Este beneficio podría estar relacionado con los polifenoles y los antioxidantes que están presentes en el té y que ayudan a reducir la inflamación y proteger al cerebro del daño oxidativo. Sin embargo, es necesario llevar a cabo nuevas investigaciones para confirmar dicho beneficio.

Esta nueva investigación proporciona pruebas sólidas de que el consumo frecuente de comida rápida, y especialmente alimentos ricos en grasas y azúcares como las hamburguesas, las patatas fritas y las bebidas azucaradas, incrementa significativamente el riesgo de ansiedad y depresión en los jóvenes adultos. Estos resultados tienen implicaciones globales dado el crecimiento constante del consumo de comida rápida, y por ello los expertos reiteran la necesidad de adoptar una dieta más saludable, rica en frutas, verduras, proteínas magras y alimentos naturales, como clave para una buena salud física y evitar los problemas de salud mental.

Podéis conocer con detalle el estudio a través de este artículo publicado en la revista científica Nutrients de Multidisciplinary Digital Publishing Institute (MDPI).

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