El año pasado entró en vigor el impuesto de los refrescos en Cataluña, impuesto implantado con el argumento de intentar reducir el riesgo de que los consumidores sufrarn diferentes enfermedades y problemas de salud. El gravamen afecta a los refrescos, a las bebidas energéticas y a las bebidas con base de leche, entre otras, estableciéndose una tasa de 8 céntimos por litro en las bebidas cuyo contenido en azúcar añadido se sitúe entre los cinco y ocho gramos por cada 100 mililitros de producto, para las que superan los ocho gramos de azúcar por cada 100 mililitros de bebida, la tasa se establece en 0,12 euros por litro.
Pues bien, hoy conocemos un estudio titulado ‘Impacto del impuesto del azúcar en la tasa de consumo’, desarrollado por investigadores del Instituto de Economía de la Universidad de Barcelona (IEB) y del Centro de Investigación en Economía y Salud de la Universidad Pompeu Fabra (CRES), también de Barcelona, en el que se concluye que el consumo de bebidas azucaradas en Cataluña cae un 22% gracias al impuesto del azúcar. Lo cierto es que es demasiado pronto para realizar valoraciones y asegurar que el impuesto funciona, sobre todo sabiendo que se han producido problemas que han podido alterar los patrones de consumo, especialmente en los últimos meses del año.
En el estudio se concluye que existe una relación entre el incremento de los precios y la reducción de la ingesta de las bebidas azucaradas, además, se afirma que no hay duda sobre la efectividad de la medida, obteniendo los resultados que se esperaban a corto plazo. Claro, es un estudio a corto plazo, pero veremos si a largo plazo tiene el mismo efecto, y decimos esto porque existen precedentes. En México, por ejemplo, el impuesto se introdujo hace cuatro años e inicialmente se produjo un descenso del consumo de refrescos, siendo el año de mayor impacto el 2014, pero en la actualidad el consumo se está incrementando y poco a poco se acerca a los valores anteriores a la entrada en vigor de la tasa.
Claro, cada país, región o ciudad es un caso diferente por varios motivos, el nivel de vida, la educación, la accesibilidad a los alimentos y bebidas saludables, etc., por lo que evitaremos realizar comparativas. Pero una cosa parece evidente, como ya hemos comentado en otras ocasiones, un impuesto cuyo incremento en los precios sea poco significativo, difícilmente reducirá el consumo a largo plazo, lo que lleva a pensar que se trata de medidas que tienen un carácter puramente recaudatorio que, con la excusa de mejorar la salud de la población, persiguen aumentar los ingresos para las arcas de la Comunidad.
A diferencia de lo que ha ocurrido en otros países, en la legislación catalana se estableció que las empresas aplicaran el impuesto al consumidor final, evitando que éstas asumieran todo o parte del incremento del precio, a fin de poder maximizar el efecto del impuesto y lograr la reducción del consumo de refrescos. El caso es que el gravamen no es tan significativo como para asociarlo a una caída del consumo de nada menos que un 22%, lo que forzosamente nos lleva a pensar que existen otros motivos para la reducción, hay que tener en cuenta cuándo se aplicó el impuesto, el efecto novedad del gravamen, cómo ha podido afectar la crisis catalana al consumo, etc.
Según los datos del estudio, desde que entró en vigor el impuesto los consumidores de bebidas azucaradas ingieren 107 calorías menos por semana, es decir, se elimina algo menos de una lata de Coca Cola por semana. Otro dato que se desprende de este trabajo es que la mayor reducción del consumo de bebidas azucaradas se produce en las zonas de Cataluña donde existe una mayor tasa de obesidad, lo que hace deducir a los investigadores que el gravamen tendrá un efecto positivo a medio y largo plazo en la salud de los consumidores, esto se verá en los próximos estudios que se realicen.
Donde sí parece que este tipo de gravámenes pueda funcionar a largo plazo es en aquellos países donde la tasa aplicada ha sido del 50% en los refrescos azucarados y el 100% en las bebidas energéticas, el aumento del precio es muy significativo e irremediablemente desalienta el consumo de estas bebidas, los Emiratos Árabes es un ejemplo a citar, el impuesto se introdujo el pasado mes de octubre y se espera que pronto se den a conocer los resultados que está teniendo.
Según los investigadores, para elaborar el informe se han tenido en cuenta datos de una gran cadena de supermercados que opera en todo el territorio catalán y que tiene una cuota de mercado de un 10% en Cataluña, datos semanales sobre el número total de ventas y tipo de bebida azucarada de cada uno de los establecimientos de esta cadena de supermercados (unos 160 establecimientos), se ha contado con información facilitada por la Oficina de Estadística para recabar información sobre los datos de ingresos brutos familiares, se ha analizado el impacto del impuesto en regiones potencialmente turísticas de Cataluña, pero no se habla de la menor afluencia de turistas debido a la situación política, algo que también incide en la reducción del consumo, tampoco se habla de que un porcentaje de cambio de tendencia en el consumo guarde relación con el incremento de consumidores que buscan alternativas más saludables.
El estudio que podéis consultar en este Pdf es detallado y se han tenido en cuenta varios factores, pero creemos que es precipitado y que será necesario un estudio de un año completo y contando con los datos de un mayor número de supermercados y otros establecimientos. Como ha ocurrido en otros países, es posible que el impuesto haya tenido consecuencias en el consumo, pero según los datos aportados por otros países sobre la aplicación del gravamen, parece que Cataluña encabeza los resultados positivos. Sobre los datos económicos, en los últimos ocho meses de 2017, la Generalitat recaudó con el gravamen 22’7 millones de euros, recordemos que se anunció que en años completos se esperaba ingresar 41,3 millones de euros anuales, pero según lo recaudado, en un año completo se ingresarán unos 34 millones, siete menos de lo esperado.
Cierto es que en la mayoría de los países donde se ha introducido el impuesto, no se ha establecido la obligación de trasladar todo el gravamen al consumidor como ha ocurrido en Cataluña y en muchos casos, parte de este impuesto ha sido asumido por las empresas de refrescos, lo que provoca que los resultados sean menos satisfactorios, esto, evidentemente, afecta para que los resultados sean más positivos. Os invitamos a leer el estudio y sacar vuestras conclusiones, mientras, esperaremos a que se presente un nuevo estudio con datos de todo un año y sin que existan contratiempos que puedan alterar los resultados.
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1 comentarios
Siempre han sido muy inteligentes. Saludos.