Berkeley se convirtió a finales del 2014 en la primera ciudad de Estados Unidos en aprobar el impuesto de los refrescos, un año después, expertos de la Universidad de California dieron a conocer este estudio en el que se demostraba que el impuesto estaba teniendo muy buenos resultados, especialmente en los barrios con menos recursos económicos. Según los resultados, el consumo de refrescos y bebidas azucaradas se redujo en un 21%, pero además, se incrementó el consumo de agua en nada menos que un 63%, demostrando que este tipo de medidas eran eficaces.
Ahora, un nuevo estudio desarrollado por investigadores del Instituto de Salud Pública y la Universidad de Carolina del Norte, concluye que a nivel general el consumo de bebidas azucaradas en Berkeley ha caído un 9’6%, cumpliendo con las expectativas previstas. Se destaca además una reducción del 9’2% en la venta de refrescos de dieta y bebidas energéticas, y un incremento del 15’6% de la venta de agua embotellada. Por otro lado, se constata que se ha incrementado la venta total de bebidas saludables en un 3’5%. Los expertos invitan a que se evalúen los resultados, posiblemente con la intención de invitar a que otras ciudades secunden la iniciativa para reducir el consumo de bebidas azucaradas.
Los investigadores consideran que el impacto positivo que ha tenido el impuesto de los refrescos en Berkeley podría ser mayor en otras ciudades ya que antes de la aplicación del gravamen, el consumo per cápita de bebidas azucaradas ya era relativamente bajo, algo que no ocurre en otras muchas ciudades estadounidenses. El estudio es la mayor evaluación que se ha realizado para conocer el impacto del impuesto en Estados Unidos, evaluando detalladamente las ventas que se han realizado en todos los supermercados y tiendas.
Resulta curioso saber que el incremento del precio de las bebidas afectadas por el gravamen no ha sido muy notable para el consumidor, ya que parte de esa subida de precio fue asumida por las compañías y distribuidores de refrescos. Recordemos que el gravamen se estableció en 12 centavos (unos 9 céntimos de euro) a las latas de refresco y 68 centavos (unos 55 céntimos de euro) a las botellas de refrescos y bebidas azucaradas de dos litros.
Pero los resultados son positivos y, en teoría, se deberían reducir a medio plazo algunos de los problemas de salud que se han asociado al abuso del consumo de los refrescos desde la infancia, sobrepeso, obesidad, caries dental, diabetes, enfermedades del corazón, etc. Aunque esto quizá es esperar demasiado, ya que existen muchos otros productos que se pueden relacionar con estas enfermedades, además de la falta de actividad física, los diferentes alimentos cargados de azúcares y grasas, alimentos muy calóricos y poco saludables.
Uno de los temores expresados por losestablecimientos y supermercados era la bajada de ventas y, por tanto, la reducción de los beneficios económicos, en este estudio se apunta que la medida no ha afectado negativamente a los negocios, lo que prueba que este tipo de medidas son tan efectivas para la salud como para los puntos de venta, ya que se compensó la pérdida con el incremento de las ventas de bebidas saludables. Se destaca que los ingresos generados del impuesto, 1’4 millones de dólares, se han destinado a mejorar la alimentación infantil y subvencionar programas de salud comunitarios, al menos no ocurre como en otros países, donde el destino del gravamen son las arcas del Estado.
Los expertos explican que en su estudio de carácter observacional, no se pueden establecer relaciones causales entre los impuestos de las bebidas azucaradas y los cambios apreciados, tampoco se puede evaluar el estado de salud, como ya hemos comentado, todavía es pronto para tener datos de este tipo. Los investigadores creen que la aplicación del impuesto es viable y los resultados obtenidos deben servir de ejemplo para otras ciudades.
En el vídeo que podéis ver a continuación, Lynn Silver, asesora para enfermedades crónicas del Instituto de Salud Pública, explica los detalles y resultados de este estudio que ha sido publicado en la revista científica PLoS Medicine.