Una investigación desarrollada por expertos de la Universidad de Wageningen RIKILT (Países Bajos) concluye que el cambio climático provocará un aumento de las micotoxinas en el maíz, concretamente de la aflatoxina B1. Las aflatoxinas son un tipo de toxinas generadas por distintas especies de hongos que aparecen en diferentes tipos de cultivos que sufren sequías severas y persistentes, o están expuestos a un elevado grado de humedad durante un periodo prolongado de tiempo. Estas condiciones extremas son favorables para la actividad de los hongos y cuanto más propicias son, mayor es el nivel de aflatoxinas.
Existen 13 tipos de aflatoxinas distintos, la más peligrosa es la aflatoxina B1, producida por los hongos Aspergillus flavus y Aspergillus parasiticus, que afectan sobre todo a las plantaciones de cacahuetes o maíz. La exposición humana a un nivel elevado de esta toxina puede provocar diferentes tipos de cáncer, cirrosis, alteraciones del sistema digestivo y de la metabolización de los nutrientes, etc., de hecho, es una toxina tan peligrosa que se llegó a producir para ser utilizada como arma biológica.
Hasta la fecha, el mayor nivel de este tipo de sustancias tóxicas se generaba en aquellos países donde se dan las condiciones climáticas antes comentadas, países cuyo clima es húmedo y cálido, pero el aumento de las temperaturas a consecuencia del cambio climático, favorecerá en Europa un clima más propicio para la actividad de los hongos, y por tanto, se incrementará el nivel de la micotoxina en el maíz. Los expertos comentan que el crecimiento de este hongo en las plantas y la producción de aflatoxina se determinan principalmente por las condiciones meteorológicas y dados los posibles escenarios climáticos analizados, se ha podido predecir cuál será la contaminación por aflatoxinas en el maíz en los próximos 100 años.
En los modelos predictivos de los posibles escenarios climáticos, se ha tenido en cuenta el aumento de las temperaturas en un rango de entre 2 y 5º C. Europa se dividió en 2.000 cuadrículas a una escala de 50×50 kilómetros, posteriormente se situaron en cada cuadrícula los datos climáticos y se acoplaron a un modelo predictivo sobre el incremento de los niveles de aflatoxinas. Según las predicciones, un aumento de 2º C de la temperatura, aumentará considerablemente el riesgo por contaminación por aflatoxinas B1 en el maíz, por lo que la seguridad alimentaria en Europa se verá afectada.
Según la información proporcionada por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), es muy probable que se produzca ese incremento de 2º C en la temperatura global, hay que tener en cuenta que también se predice, como consecuencia del cambio climático, un descenso del rendimiento de los cultivos que puede llegar a ser del 25% para el año 2050. Las aflatoxinas son un problema de los muchos que se avecinan con el aumento de las temperaturas globales, y que irremediablemente provocarán un aumento del riesgo de las enfermedades transmitidas por los alimentos.
Merece la pena recordar que el pasado mes de marzo, el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer elaboró un informe en el que se apuntaba la necesidad de tomar medidas contra la contaminación por micotoxinas en los alimentos de los países de medios y bajos ingresos. Los países desarrollados cuentan con una legislación sobre la presencia de micotoxinas en los alimentos, pero los habitantes de los países en vías de desarrollo están desprotegidos, por lo que se consideraba necesario tomar medidas.
La investigación fue encargada por la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad de los Alimentos), estos resultados ayudarán a determinar cuál debe ser la política de regulación del contenido de aflatoxinas a fin de evitar un aumento de su consumo en animales y seres humanos. Curiosamente, en el año 2009, a la EFSA no le importó avalar un aumento de los niveles de aflatoxinas en algunos alimentos, como consecuencia del cambio climático y con el fin de facilitar el comercio internacional. Se habló de aumentar el valor en 6 microgramos por kilo, pasando de los 4 establecidos a los 10 microgramos, cantidad que estaba estipulada en el Codex Alimentarius.
Sin embargo, el panel científico de la EFSA sobre contaminantes de la cadena alimentaria (CONTAM), comentó que, aunque era viable el aumento en el nivel de seguridad, era muy importante intentar reducir lo máximo posible la cantidad de alimentos contaminados con estas toxinas que llegan al mercado. Hay que decir que desde hace algunos años la Comisión Europea y los Estados miembros están discutiendo la disposición de nuevos niveles máximos sobre el contenido de aflatoxinas, por lo que este estudio ayudará a definir mejor el rango de seguridad que posiblemente variará.
Podéis conocer todos los detalles de la investigación a través de este artículo publicado en la página web de la Universidad de Wageningen.