Una investigación desarrollada por expertos de la NARO (Organización Nacional de Agricultura e Investigación Alimentaria (Japón)), concluye que el cambio climático modifica el sabor y la textura de las frutas, aunque los expertos explican que es algo que se está produciendo en muchas variedades frutales, la investigación se centró en los cambios que han sufrido dos variedades de manzanas durante las últimas cuatro décadas. Según los datos recabados, las manzanas procedentes de dos plantaciones japonesas productivas desde 1970, han sufrido cambios estructurales significativos, son manzanas con una concentración de ácido más reducida, tienen menos firmeza y su corazón es más acuoso, estos cambios se producen independientemente del grado de madurez a la hora de recolectar los frutos.
Los expertos explican que los cambios de sabor y textura de las frutas son consecuencia del cambio climático, se podría decir que las manzanas ya no saben igual que hace 40 años, quienes tienen el recuerdo de cómo era el sabor y la textura de los frutos, podrán apreciar mucho mejor estas variaciones. Claro, que al tratarse de un estudio, los datos no se basan en la percepción de un panel de cata o recuerdo de sabores, éstos se han obtenido de un registro de datos recopilados durante los últimos 40 años. La variación de las temperaturas, el momento de la floración y el periodo de maduración son condicionantes para que las manzanas presenten un sabor y textura específicos, los expertos explican que las cualidades de las manzanas experimentan cambios a largo plazo, podemos deducir que estas modificaciones siguen su camino y dentro de 20 años las manzanas tendrán un sabor diferente al que tienen las manzanas actualmente.
La investigación es interesante porque permite a los expertos predecir los cambios en el rendimiento y fenología de diferentes especies de árboles frutales. La fenología es una ciencia que investiga la relación entre factores climáticos y el cambio que sufren los ciclos de los seres vivos. En este caso, al hablar de frutas, se trabaja en fitofenología, una rama de la fenología que determina las variables morfológicas de las plantas, los frutos, la maduración y el comportamiento en general de cada variedad vegetal según las variables climáticas. Los investigadores explican que estas variables se han estudiado en otras investigaciones realizadas con diferentes cultivos frutales de otros países, determinando que casi todos los cambios que sufren las plantas y las frutas guardan relación con el aumento de las temperaturas y los cambios climatológicos, esto no afecta sólo a las frutas, también a cereales y otros alimentos, hay que tener en cuenta además que la variedad de alimentos está condicionada por el cambio climático.
En el caso de las manzanas, son un cultivo muy importante y popular con una producción de unos 60 millones de toneladas a nivel global, siendo la tercera fruta más producida de todo el mundo. Teniendo en cuenta estos datos, las cualidades organolépticas de las manzanas son cuestiones muy importantes. Los expertos explican que en estudios anteriores se ha demostrado que a largo plazo el cambio climático está afectando a la fenología de la manzana, como ejemplo nos hablan del cultivo de manzanas en Alemania, la fecha de floración se ha adelantado 2’2 día por década, esto es debido a los cambios de la temperatura sufridos en los meses de marzo y abril. En otros países afectan además los cambios de la pluviosidad y el pistoletazo de salida del inicio de la primavera, otros estudios determinan que las cualidades de las manzanas frescas se ven influenciadas por las temperaturas durante la temporada de producción, el ablandamiento de las manzanas parece tener relación con esta cuestión.
Para los investigadores es muy importante determinar si el calentamiento global que se experimenta actualmente altera la textura y el sabor de las manzanas frescas, explican que los efectos del cambio climático son difíciles de identificar en las estadísticas agrícolas globales, la razón de ello es la influencia de otros factores que no son climáticos, como por ejemplo el uso de nuevas tecnologías, fertilizantes y productos fitosanitarios, es decir, se han de tener en cuenta muchos parámetros para conocer exactamente el grado de evolución de las cualidades organolépticas de los frutos. Estas características son muy importantes para poder mantener la calidad de estos alimentos y a su vez el interés que puedan tener los consumidores por esta fruta. Al respecto, los investigadores sugieren que las cualidades de las manzanas experimentan cambios que se apreciarán a largo plazo y afectarán al mercado, quizá las manzanas dejen de ser una fruta deseada si se siguen sucediendo los cambios organolépticos.
Volviendo a la investigación realizada sobre las dos plantaciones de manzanas, se ha estudiado la evolución de la plantación de manzana Fuji y la manzana Tsugaru en dos prefecturas japonesas (Nagano y Aomori) durante 30 y 40 años, estas son dos de las principales regiones productoras de manzanas en Japón y se obtiene más del 70% de la producción total de manzanas en el país. Los investigadores explican que existe una correlación entre el tiempo y la temperatura media anual del aire, a mayores variaciones de temperatura por década, los cambios en textura y sabor son más significativos. En cambio, no se ha logrado determinar una correlación significativa entre la radiación solar o las precipitaciones, por lo que es deducible que el principal factor que afecta a la estructura de las manzanas es el aumento de las temperaturas.
Es un estudio interesante, y aunque se han centrado sobre todo en las manzanas, se pueden extrapolar los datos a otras variedades frutales. Los investigadores creen que los consumidores van a tener la última palabra en lo que respecta a sabor, textura y aspecto de las manzanas, estos cambios podrían hacer que la manzana dejara de ser una fruta deseada. Podéis conocer todos los detalles de la investigación a través del artículo publicado en la revista científica Nature.
Foto | Cygnus921