Asociar cambio climático y enfermedades transmitidas por los alimentos es sencillo, el aumento de las temperaturas globales y las variaciones de la humedad favorecen la proliferación de esos microorganismos patógenos que causan toxiinfecciones alimentarias. Por ello, no es de extrañar que el cambio climático complique cada vez más la seguridad alimentaria.
Existen tres factores principales que favorecen la propagación de enfermedades transmitidas por los alimentos, el primero es la conjugación de abundancia, crecimiento, alcance y supervivencia de estos microorganismos en los cultivos, el ganado y el medio ambiente. El segundo es la transmisión de los microorganismos a los alimentos, y el tercero es la exposición de los seres humanos a estos patógenos.
Para evitar los posibles problemas existen medidas de seguridad como, por ejemplo, las etiquetas de fecha de caducidad y la retirada de los productos alimentarios, algo que contribuye a frenar la propagación de bacterias, hongos y otros microrganismos, pero la realidad es que este tipo de medidas no siempre evolucionan lo suficientemente rápido como para seguir el ritmo de los riesgos que provoca el cambio climático en relación a la seguridad alimentaria.
El aumento de las olas de calor, las sequías, el mayor número de incendios forestales, las tormentas torrenciales, etc., provocan cada vez más cortes de energía y agua, algo que irremediablemente afecta al almacenamiento y manipulación de alimentos en los lugares de producción, en las tiendas y en los hogares, pero este es sólo un problema de varios, que año tras año se agravan y favorecen las condiciones para la proliferación de bacterias, hongos y otros parásitos peligrosos.
Merece la pena retomar la lectura de este post en el que hablábamos de un análisis de la EFSA (Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea) sobre la relación entre el cambio climático y la seguridad alimentaria mundial. Los expertos de la agencia explicaban que el cambio climático plantea desafíos muy importantes para la seguridad alimentaria global, ya que las prácticas agrícolas sufren la acción de la humedad, las variaciones de temperatura, las plagas, las enfermedades causadas por microorganismos productores de micotoxinas como las aflatoxinas, etc.
Hablando del calor, como sabemos, es en los meses cálidos de verano cuando las infecciones transmitidas por los alimentos están en pleno apogeo, se pueden citar como ejemplo la Cyclospora, un parásito microscópico que puede afectar al sistema digestivo provocando diarrea. La infección por Cyclospora cayetanensis aumenta año tras año, apareciendo de forma creciente en muchos países del mundo y la razón, según los expertos, son los cambios en la temperatura y la humedad.
La Campylobacter jejuni se ha convertido actualmente en una de las principales causas de intoxicación alimentaria en un gran número de países desarrollados, a pesar de las exigencias sanitarias a la industria alimentaria para frenar su proliferación, y sin existir una explicación de porqué, siguen aumentando los casos año tras año barajándose como uno de los precursores el cambio climático. Y así, otros microorganismos como el Vibrio, la Salmonella, la E. Coli, etc., alcanzan sus valores máximos de presencia en los meses más calurosos del año y con mayor presencia el resto del año.
En estos meses de verano es necesario aumentar las precauciones, especialmente con los alimentos perecederos, huevos, lácteos, carne o pescado, además de los que necesitan refrigeración, cumplir las normas de higiene alimentaria y seguir las indicaciones del etiquetado es fundamental, ya que en muchos casos, la presencia de microorganismos patógenos puede ser indetectable porque no se ven, no se huelen y no se perciben en el sabor. A pesar de que existe una mayor conciencia para evitar el desperdicio alimentario, los expertos explican que la regla de oro es que, ante la duda de las condiciones de un alimento, lo mejor es desecharlo.
El cambio climático pasa factura a la seguridad alimentaria y es que existen muchos factores que lo favorecen, en este artículo de la Universidad de Tufts enumeran algunos, pero son muchos más, por ello son muchos los expertos que comentan que cada vez es más complicado garantizar la seguridad alimentaria en el mundo, siendo necesario actualizar y poner en marcha nuevas medidas de control y prevención.
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