Según un informe elaborado por el Subcomité de Energía y Medioambiente de la Cámara de los Lores del Parlamento del Reino Unido, el Brexit provocará un aumento del precio de los alimentos, menor disponibilidad para los consumidores y precios más elevados. En el informe parlamentario se apunta que un 30% de los alimentos consumidos en el Reino Unido proceden de la Unión Europea, además, un 11% procede de países no comunitarios (56 en total) que están enmarcados en 40 acuerdos comerciales que se han realizado con la UE, por lo que se habla de un volumen total del 41% de los productos alimentarios.
El informe advierte que los aranceles de importación que se apliquen después del Brexit (salida del Reino Unido de la Unión Europea) provocarán irremediablemente que se produzca un aumento del precio de los alimentos, afectando especialmente a los consumidores del Reino Unido, por lo que se ha instado al Gobierno del país a que inicie las negociaciones con sus socios comerciales a fin de minimizar el impacto y las interrupciones del suministro de alimentos. Esto nos recuerda el plan propuesto por el DEFRA (Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales) para intentar reducir la dependencia alimentaria en el Reino Unido, parece evidente que el plan ha servido de poco y que no puede abordar la dependencia de las importaciones de otros países.
Ahora se empiezan a desmontar los razonamientos que han realizado algunas personas, como lo que comentaba en su momento el Ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación del país, quien minimizaba el impacto que tendría el Brexit en los acuerdos comerciales sobre los productos de alimentación que importa el Reino Unido. En el informe realizado, se destaca el contraste que existe entre la confianza del gobierno en superar la situación y las preocupaciones de la industria alimentaria.
Desde un principio, el Ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación no se ha mostrado preocupado por la posibilidad de que el Brexit afectara al precio y la disponibilidad de alimentos, en cambio, los representantes de la industria agroalimentaria, las asociaciones de consumidores, los importadores, las autoridades portuarias, etc., no han dejado de expresar su preocupación. El informe no hace más que ratificar que la preocupación tiene fundamento y que el desenlace del Brexit traerá malas consecuencias, en especial a los consumidores.
Se comenta que el gobierno tiene que tomar algunas decisiones importantes, a pesar de que tiene el objetivo de mantener un estándar elevado de calidad alimentaria, va a tener que reducir los controles en las aduanas y buscar nuevos acuerdos para poder importar alimentos a precios más reducidos. Según el informe, las importaciones de alimentos de la Unión Europea no se van a poder reemplazar con facilidad por un aumento de la producción local o por la importación de productos de terceros países. Se concluye que la autosuficiencia alimentaria del Reino Unido ha estado reduciéndose a lo largo de las últimas tres décadas y no se va a poder revertir la situación fácilmente.
Merece la pena recordar que un profesor de seguridad alimentaria del Reino Unido advertía a principios del año pasado que el país se enfrentaba a un aumento de los problemas de fraude y seguridad alimentaria, algo que no se refleja en el informe. El profesor explicaba que un posible acuerdo comercial con Estados Unidos facilitaría la introducción de alimentos modificados genéticamente, carne tratada con hormonas, etc., además, se incrementaría la amenaza de fraude alimentario por la gran cantidad de ingredientes y alimentos procedentes de la importación.
El Gobierno espera poder negociar un acuerdo comercial para permitir que continúen las importaciones de alimentos libres de aranceles y sin restricciones, pero esto es una esperanza y no ofrece resultados garantizados. Otro dato que se apunta en el informe es la carga de trabajo adicional que va a tener el departamento de aduanas tras el Brexit, algo que podría congestionar los puertos e interrumpir las entregas de los productos alimentarios. Incluso en el mejor de los casos, la normativa internacional obliga al Reino Unido a realizar controles aduaneros y de fronteras mucho más estrictos que en la actualidad.
Una de las consecuencias del Brexit, según el informe, es que la situación afectará especialmente a las familias con economías más deprimidas, una de cada cinco familias del país va a experimentar inseguridad alimentaria, el coste de los alimentos frescos se incrementará significativamente, ya que precisamente el 40% de las verduras y el 37% de las frutas que se comercializan en el Reino Unido proceden de la Unión Europea.
Por todo lo comentado, se hace un llamamiento al Gobierno del país para que establezca qué controles tienen la intención de llevar a cabo en las importaciones de alimentos a fin de que la industria alimentaria y los servicios de aduanas tengan tiempo para prepararse y asegurar a los consumidores que se mantendrán los estándares de calidad y precios adecuados. Se invita al Gobierno a que considere el impacto del Brexit en la desigualdad alimentaria, ¿se producirá una situación en la que la producción local de alta calidad esté disponible para quienes puedan pagarla?, ¿se podrá garantizar importar alimentos económicos para satisfacer las necesidades de las familias con economías más deprimidas?
Podéis conocer el informe “Brexit: precios de los alimentos y disponibilidad” a través de este enlace (Pdf), la situación alimentaria no pinta bien para el Reino Unido, veremos cómo se resuelve la situación. A través de este enlace a la web del Parlamento del Reino Unido podréis conocer más detalles de la noticia.