Un grupo de investigadores de la Universidad Johns Hopkins (Estados Unidos) ha realizado una revisión de diferentes investigaciones científicas relacionadas con el ayuno intermitente y sus tipos, clasificándolos en dos categorías principales, el ayuno de días alternos, donde se realiza una restricción calórica significativa en un día o más cada semana, y la alimentación con restricción de tiempo, es decir, ayunar durante un período dentro del ciclo de 24 horas del día. Según los resultados obtenidos, el ayuno intermitente podría ser beneficioso para la salud, de hecho, la revisión describe los diferentes beneficios para la salud según las estrategias alimentarias que se siguen.
Los expertos comentan que el ayuno intermitente es una tendencia dietética de la que se habla con frecuencia últimamente, pero ya se estaba investigando sobre los efectos de la ingesta calórica irregular (periodos de ayuno) en animales en las últimas décadas, por lo que no es algo nuevo. Los expertos comentan que el ayuno intermitente desencadena un cambio metabólico, cuando el organismo carece de alimentos cambia el modo en el que produce energía, sustituyendo la glucosa que se obtiene fácilmente de los alimentos consumidos, por un proceso metabólico denominado cetogénesis que se produce por la conversión de las reservas de grasas, y produce los llamados cuerpos cetónicos, compuestos químicos como el ácido acetoacético (acetoacetato) y el ácido betahidroxibutírico (β-hidroxibutirato) entre otros. Según el metaanálisis realizado, los cambios frecuentes en los estados metabólicos pueden dar lugar a una serie de beneficios para la salud.
Los investigadores explican que el cambio periódico metabólico proporciona acetonas (formadas cuando el organismo utiliza grasa en vez de glucosa como fuente de energía) que son necesarias para alimentar las células durante el período de ayuno. Pero también provoca respuestas sistémicas y celulares que contribuyen en el refuerzo del modo en el que se obtiene la energía, para mejorar el rendimiento mental y físico, y en el refuerzo de la resistencia a las enfermedades.
En la revisión se ha dividido el ayuno intermitente en dos categorías principales como antes hemos comentado, sin embargo, tras realizar los análisis oportunos, no está muy claro cuál de los dos tipos se puede considerar mejor. La investigación ha determinado que el volumen de cuerpos cetónicos empieza a elevarse en los seres humanos entre las 8 y 12 horas posteriores al ayuno, esto sugiere que los métodos de alimentación con restricción de tiempo podrían ser efectivos para aprovechar los beneficios para la salud del cambio metabólico que se produce, es por ello que se considera que 16 horas diarias de ayuno podría ser una forma sencilla de implementar el ayuno intermitente.
Según los resultados obtenidos, el ayuno intermitente reduce la presión arterial, los niveles de lípidos en la sangre y la frecuencia cardíaca en reposo, mejora la regulación del azúcar en sangre, aumenta la resistencia al estrés y suprime la inflamación durante varios períodos de tiempo, puede modificar los factores de riesgo asociados con la obesidad y la diabetes, y puede beneficiar la salud del cerebro.
Un estudio reciente realizado por el Instituto Salk de Estudios Biológicos (Estados Unidos), sugería que restringir la ingesta de alimentos a un intervalo de 10 horas cada día podría ser un modo simple y beneficiosa para tratar los síndromes metabólicos como la diabetes o las enfermedades cardíacas. Así se determinaba en el estudio de 12 semanas de duración en el que se constató una mejora de la salud de los pacientes que participaron en él, aquí podéis conocer todos los detalles.
Los investigadores de este nuevo trabajo comentan que los médicos podrían utilizar estas estrategias dietéticas de ayuno intermitente en los regímenes de tratamiento para pacientes con distintos problemas de salud. No se entienden completamente los mecanismos específicos del cambio metabólico, así como el por qué algunas personas no pueden o no quieren seguir los regímenes de ayuno, comentan que al principio quizá cueste un poco que los pacientes mantengan este tipo de restricciones, pero una vez asimiladas, se lleva a cabo un aumento gradual del periodo de ayuno para mantenerlo durante varios meses, siendo el modo más efectivo de implementar los cambios en la dieta para obtener sus beneficios. Claro, que hay que advertir a los pacientes que la sensación de hambre e irritabilidad es algo común al principio, pero tras pasar un periodo de entre 15 y 30 días, el cerebro y el cuerpo se acostumbran.
Los expertos comentan que queda mucho por investigar sobre los efectos a largo plazo del ayuno intermitente, así como para comprender los mecanismos biológicos implicados, y también apuntan que cada vez parece estar más claro que contar con una completa disponibilidad de alimentos y comer de forma casi constante, no es la mejor forma de alimentarse. A pesar de que hay que investigar más para poder obtener conclusiones precisas y así ofrecer recomendaciones concretas, los expertos creen que se está cerca de incluir los regímenes de ayuno intermitente en el marco de los consejos para gozar de una buena salud.
Seguramente conoceremos nuevas investigaciones en esta línea que arrojen un poco más de luz sobre los mecanismos y beneficios del ayuno intermitente. De momento, podéis conocer todos los detalles de la investigación a través de este artículo publicado en la página web de la Universidad Johns Hopkins, y en este otro artículo publicado en la revista científica The New England Journal of Medicine.
Foto | Tella Chen