Dos noticias contradictorias en el día de hoy, el aguacate está en crisis pero puede ser la fruta del futuro. La primera parte del título que encabeza este post la leíamos hace unos días, Trops, sociedad malagueña que comercializa más de la cuarta parte del aguacate en España, es consciente de que los consumidores nos hemos ajustado en la cesta de la compra, y si antes comíamos Guacamole (por poner un ejemplo) una vez a la semana, ahora lo disfrutamos cada 15 días.
En alguna otra noticia hemos visto cómo pretenden comparar productos de distintos grupos de alimentos (porque ambos aportaban proteínas) y sus precios, es evidente que no cuesta lo mismo al productor obtener un kilo de carne que un kilo de aguacates (alimento que muchos vegetarianos utilizan en sustitución a la proteína animal), por lo que no pueden pensar en convencer al consumidor con dichas comparaciones, se paga más por lo que cuesta más.
¿A cuánto compráis el kilo de aguacates? Ronda los 3 euros el kilo, aunque en muchos establecimientos te ponen el precio por pieza para confundir al consumidor. El presidente de Trops explicaba que los precios del aguacate aún podrían ser más elevados porque “no hay mucha producción”, otra práctica viciada, pero que dada la situación económica actual, la lista de la compra obvia fácilmente este producto. La consecuencia es nefasta para el productor y para el intermediario, nosotros hemos visto aguacates pasados de maduros en las fruterías y grandes comercios, eso ni que lo regalen se lo va a llevar un consumidor, el aguacate es una fruta muy perecedera.
Pero por otro lado, el responsable técnico de COAG-Canarias afirma en una entrevista que gracias a la población inmigrante y a la cultura gastronómica que les acompaña, el aguacate es una fruta con futuro. En Canarias se ha sustituido parte del cultivo de tomate y plátano por el del aguacate, aunque todavía producen más cantidad Granada y Málaga. También explica que aunque hay temporadas de poca producción, dado que el aguacate tiene su recolección en la época estival, hay meses en los que el precio baja sustancialmente (cosa que tampoco hemos percibido, aunque asegura que esta bajada de precio la sufre tanto el agricultor como el consumidor).
Aunque no viene al caso, ahora tememos por los plátanos, por los apreciados plátanos de Canarias, si dicen que ha descendido su cultivo y en los supermercados sólo vemos bananas que tienen sabor a gominola, ¿qué será de esta fruta de calidad nacional?.
Ahora se presenta otro problema con el aguacate y nos lo desvela la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (ASAJA) de Málaga. No hay suficiente con que el tomate marroquí invada nuestros supermercados y se comercialice por debajo de los precios acordados por la UE, “el aguacate también entra en escena”. Por el momento Málaga produce el 70% del aguacate en Europa, es sin duda uno de los cultivos más rentables, pero estas cifras se tambalean si no se protegen, es decir, si el MARM (Ministerio de Medio Ambiente, Rural y Marino) no pone arancel a los aguacates de Marruecos.
El técnico de ASAJA Málaga expone así la injusticia: “Actualmente los exportadores marroquíes pueden enviar sus producciones hacia Europa a arancel cero, es decir, no pagan nada. En cambio, las producciones europeas que se quieran exportar hacia Marruecos tienen que pagar en la aduana un arancel que oscila entre un 25% y un 49% el valor, más un IVA del 20%, más las tasas adicionales, ‘tasa de inspección sanitaria’ y ‘tasa de fumigación’. En definitiva, hablamos de un arancel que oscila entre el 50% y el 80% del valor”. ¿Dónde está la reciprocidad en el tratado de libre comercio?
No es extraño que conociendo el panorama los productores de aguacate españoles estén temblando, si los aguacates marroquíes se venden por debajo de los costos de producción, el sector nacional se hunde. Se suma a este temor el conocimiento de que Marruecos tiene planeado este año aumentar unas 600 hectáreas más de cultivo de aguacates.
En fin, el aguacate, esa deliciosa y nutritiva fruta de la que poco se habla y de la que mucho disfrutamos (por el momento), tiene dos vidas, la de la crisis (y no sólo la económica como hemos visto) y la de un futuro prometedor. Nosotros no las podemos conducir, pero no tardaremos en saber cómo nos veremos afectados, tanto productores como consumidores.
Foto | Simon999