Como introducción, merece la pena recordar esta investigación del año 2018 realizada por la organización Orb Media y la Universidad Estatal de Nueva York en Fredonia, en la que se concluía que un 93% del agua embotellada de todo el mundo está contaminada con microplásticos. Posteriormente, en el año 2022 la organización de consumidores Agir pour l’Environment daba a conocer este estudio en el que se concluía que hasta el 78% de las aguas embotelladas en Francia están contaminadas con microplásticos.
Una investigación de la Universidad de Victoria (Canadá) daba una idea de la gran cantidad de microplásticos que consumen los seres humanos sin saberlo, los expertos proporcionaron estimaciones sobre la ingesta a través de los alimentos y las bebidas, y a través de la respiración. Según las conclusiones obtenidas, los investigadores determinaron que consumimos decenas de miles de partículas de microplásticos al año, pero advirtiendo que probablemente se quedaban cortos con esta estimación.
Pues bien, hoy conocemos los resultados de una nueva investigación realizada por expertos de la Universidad de Columbia (Estados Unidos) que concluye que el agua embotellada tiene entre 10 y 100 veces más microplásticos de lo que se creía. En el estudio se ha utilizado una innovadora técnica para analizar, denominada microscopía de dispersión Raman estimulada, con la que se obtienen imágenes de enlaces químicos con alta sensibilidad, resolución, velocidad y especificidad.
Con esta técnica se sondean las muestras de agua con dos láseres de forma simultánea y que están sintonizados para hacer resonar moléculas concretas, en este caso las de siete tipos de plásticos comunes, posteriormente se creó un algoritmo basado en los datos para poder interpretar los resultados. Con la técnica se buscaban microplásticos y nanoplásticos de un tamaño de entre 50 y 100 nanómetros, los resultados mostraron que un litro de agua contenía casi 250.000 partículas plásticas, lo que supera las estimaciones de estudios anteriores incrementando la cantidad entre 10 y 100 veces más de lo establecido.
Los investigadores comentan que estas partículas se forman a partir de la fragmentación de los plásticos, que cada vez se descomponen en partículas más pequeñas y que acaban en el organismo de animales y seres humanos a través de diferentes canales, con posibles efectos desconocidos para la salud de la población y del ecosistema. En este sentido, hay que recordar que se han realizado investigaciones y los resultados obtenidos muestran algunos efectos contraproducentes, se puede citar esta investigación del Centro Médico de la Universidad de Utrecht en la que se ponía de manifiesto que las células inmunes que fagocitan microplásticos de un tamaño de 10 micras, mueren poco después, algo que no ocurre en su actividad habitual, o esta otra investigación llevada a cabo por expertos de la Universidad Estatal de Florida (Estados Unidos), en la que se concluía que los microplásticos y nanoplásticos afectaban a las células pulmonares humanas, alterando su forma y desacelerando su metabolismo. Son sólo dos ejemplos, pero hay algunos más y queda mucho por investigar.
Los expertos explican que hasta la fecha no existía una forma rápida y eficiente para identificar los nanoplásticos, problema que obstaculizaba la investigación sobre el impacto que los microplásticos podían tener en la salud y en el medio ambiente. Los investigadores explican que por primera vez se han identificado y contado las partículas plásticas, descubriendo que un litro de agua contenía unas 240.000 partículas detectables, lo que supone entre 10 y 100 veces más que las estimaciones anteriores, que se basaban principalmente en tamaños más grandes.
Estas partículas son tan pequeñas que pueden pasar a través de los intestinos y los pulmones directamente al torrente sanguíneo y desde allí viajar a tejidos y órganos como el corazón y el cerebro, o pueden invadir células o atravesar la placenta y acceder al organismo de los fetos. Los expertos comentan que han podido diferenciar entre tipos de nanoplásticos, y es que, contrariamente a lo que se esperaba, la mayoría de las partículas no eran de tereftalato de polietileno (PET), material habitual de las botellas de agua. Por el contrario, se encontraron más partículas de poliamida (nailon) y poliestireno, lo que sugiere que estos contaminantes llegan al agua embotellada a través del proceso de purificación y llenado. También se identificaron partículas de poliestireno, cloruro de polivinilo y metacrilato de polimetilo, todos utilizados en diversos procesos industriales.
En la investigación se analizaron tres marcas populares de agua embotellada que se comercializan en Estados Unidos, aunque no han dado el nombre de las marcas. Los expertos analizaron las partículas de plástico de hasta sólo 100 nanómetros de tamaño y descubrieron que cada litro de agua contenía entre 110.000 y 370.000 microplásticos, de este volumen, el 90% eran nanoplásticos (partículas de menos de 1 micrómetro).
Se considera inquietante el hecho de que los siete tipos de plástico que buscaron e identificaron los expertos, representan sólo el 10% del volumen de nanopartículas detectadas, del resto se desconoce de qué se trata, y si todo el conjunto son nanoplásticos, eso significa que podrían sumar decenas de millones por litro. Es evidente que esta investigación abre las puertas a nuevas investigaciones que ayudarán a desvelar el verdadero impacto que tiene la contaminación por microplásticos en la salud humana y medioambiental.
Podéis conocer todos los detalles de esta interesante investigación a través de este artículo publicado en la página de la Universidad de Columbia, y en este otro publicado en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences.
Foto 2 | Todd Morris