Un buen aceite de trufa se elabora con aceite de oliva virgen extra y trufa negra (Tuber melanosporum) o con trufa blanca de Alba (Tuber magnatum), un ingrediente que sabemos que es muy apreciado y tiene un elevado precio, más aún en el caso de la trufa blanca o tartufo bianco. En el mercado encontramos aceites que se comercializan como ‘aceite de trufa’, en la imagen de la etiqueta de los envases suelen aparecer trufas frescas, pero en realidad lo que contienen es un aroma químico que nada tiene que ver con el de las auténticas trufas.
El aceite de trufa con aromas químicos utiliza un etiquetado que induce a error a los consumidores, un ejemplo es el aceite que comercializa la marca francesa Codefa, en la etiqueta del envase aparecen unas láminas de trufa que transmiten la idea de que el producto contiene auténtica trufa, pero ni la contiene ni integra un aroma natural, se trata de un producto químico, un sabor artificial y por ello no debería denominarse ‘aceite de trufa’.
En su momento, Foodwatch, organización independiente de defensa del consumidor que opera en Francia, Alemania y Países Bajos, luchando para que el sector alimentario sea más transparente, pidió explicaciones a la marca al considerar que el producto era un burdo engaño al consumidor. Codefa no veía ningún problema en el formato del etiquetado, justificando que éste evocaba el sabor y el poder de la trufa, eso a pesar de su inexistencia.
Aunque se tratase únicamente del uso del aroma, existe una gran diferencia entre el natural y el artificial, si probamos el que contiene el aroma químico, al probar el que contenga aroma natural ni siquiera lo apreciaremos. Lamentablemente muchos consumidores no saben cómo es el aceite de trufa auténtico (no es fácil de obtener), por lo que ‘educan’ a su paladar con el aceite con aromas artificiales. La denuncia sobre el aceite de trufa de Codefa se realizó en Francia, según la Dirección General de Competencia, Asuntos del Consumidor y Control del Fraude de ese país, “aroma de trufa” significa que el sabor procede de trozos o extractos de trufas auténticas, en este caso sí se permite utilizar ilustraciones como las que utiliza Codefa.
Por tanto, lo que hace Codefa con su aceite de trufa es engañar a los consumidores sobre la naturaleza exacta del producto de acuerdo al código de consumo. Pero hay más, además de las imágenes, la empresa incumple las normas vigentes sobre preparaciones de trufa y la formulación de aromatizantes, ya que debe detallar que se trata de un aroma artificial y no sólo en la lista de ingredientes, también en la frontal del envase. Otro error es hacer alusión a la trufa en el nombre del producto, cuando ni siquiera la contiene.
Hay que decir que, aunque estamos hablando de una denuncia realizada en Francia, esto ocurre también en nuestro país, en Estados Unidos… encontramos muchas variedades de este supuesto aceite de trufa que incluye en el etiquetado la descriptiva ‘aroma de trufa’, lo que significa que el aceite contiene un producto químico, un sabor artificial, nada de trufa fresca para aportar su aroma al aceite, por lo que no se deberían utilizar imágenes de trufas y se debería informar correctamente al consumidor sobre el origen de ese sabor. Nosotros hemos probado muchos aceites de trufa con aromas naturales y con aromas artificiales. Uno de los primeros lo pudisteis ver en este post, en la foto podréis contemplar que la botella contiene las lascas de trufa negra, y tanto su sabor como su aroma son muy sutiles. Nada que ver con el ‘bombazo’ de aroma que sale de una botella, nada más abrirla, cuando contiene aromas químicos, un ejemplo lo podéis ver en la foto que encabeza este post, y fijaos, añaden un poco de trufa que no es más que postureo, ¿o intento de fraude?
En fin, el ‘falso’ aceite de trufa tiene un aroma que supera con creces la intensidad aromática de una auténtica trufa negra o blanca, es una mala imitación que la mayoría habréis probado en alguna ocasión, sea en casa por comprar una botella o sea en un restaurante, en algún plato con ‘aroma de trufa’. A todo esto, la legislación española sobre etiquetado de aromas e ingredientes aromatizantes en los alimentos indica que en la lista de ingredientes no deberán utilizarse descripciones que puedan llevar a engaño al consumidor. Por ejemplo, si se utiliza el término “aroma de limón” puede entenderse que el material base para la obtención del aroma ha sido el limón, aunque el aroma sea una sustancia aromatizante obtenida por síntesis química. Es por ello, que se recomiendan otras denominaciones como “aroma limón” o “aroma a limón”.
La utilización del término «natural» para describir un aroma se refiere al origen natural de las partes aromatizantes utilizadas, para el uso del término en el etiquetado, se establece que al menos un 95% de la parte aromatizante del aroma utilizado provenga exclusivamente del ingrediente en cuestión. Es decir, si se utiliza el término “aroma natural de vainilla”, este aroma debe haberse obtenido, al menos en un porcentaje del 95%, de las vainas de vainilla.
FoodWatch ha pedido a la empresa que cambie el etiquetado de este producto porque induce a error y no cumple con la normativa vigente, en particular, en las siguientes disposiciones, el reglamento de la UE 1334/2008, el reglamento UE 1169/2011, el artículo 6 del Decreto 2012-129 de 30 de enero de 2012 y el artículo L.441-1 del Código de consumo. Recuerda, además, que según lo definido en el Reglamento (CE) 1334/2008 sobre aromatizantes y determinados ingredientes con propiedades aromatizantes, es necesario realizar distinciones:
Utilizar la descriptiva «aroma de la trufa» cuando el sabor de la trufa proceda del propio hongo, sea por piezas o por extracto aromático, esto permite utilizar ilustraciones de trufas. El “aroma de trufa” corresponde a un aroma sintético o natural pero que no procede de la trufa, por lo que no se puede admitir una ilustración de la trufa, ya que induce a engaño al consumidor sobre la naturaleza exacta del producto, además, es necesario que se especifique su naturaleza en la lista de ingredientes.
En definitiva, no estaría mal que alguna de las organizaciones de consumidores de nuestro país analizara si todos los aceites de trufa que se comercializan (sean de fabricación nacional o importados) cumplen con la legislación, además de nombrar aquellos que inducen a error. A través de este artículo podréis conocer más detalles sobre la denuncia realizada por FoodWatch.